Una francesa en la Rusia revolucionaria, Inessa Armand (1874-1920)

Por Sandra @sandraferrerv
Inessa Armand pasó injustamente a la historia por ser poco más que la amante de Lenin. Más allá de su relación personal con el líder comunista, Inessa Armand tuvo un papel destacado en el seno del partido bolchevique y en la Revolución de Octubre. Nacida en una familia de artistas franceses, el destino la llevó a una Rusia a punto de romper los lazos de la estricta servidumbre de un poder autocrático largamente asentado en el poder. Inessa Armand defendió la emancipación de las mujeres y se unió a las ideas comunistas que abogaban por una liberación total de las tareas domésticas. Sus ideas se plasmaron en varias publicaciones feministas y trabajó para convertirlas en realidad al frente de la Secretaría de Mujeres impulsada por el Partido Comunista, la Jenotdel. Se convirtió en la primera mujer en ser enterrada en la Plaza Roja de Moscú.

Elisabeth-Inès Stéphane d'Herbenville nació el 8 de mayo de 1874 en París. Su padre, Théodore Pécheux d'Herbenville, era un conocido cantante de ópera y su madre, Nathalie Wild, era actriz. Con tan sólo cinco años, tras la muerte de su padre, la pequeña Elisabeth fue enviada a Moscú donde se instaló con su abuela y una tía. Las dos eras maestras y le dieron una buena educación. 

Cuando Inessa tenía diecinueve años contrajo matrimonio con Alexander Armand, hijo de un próspero fabricante textil con el que mantuvo una relación abierta y al que dio cuatro hijos. En 1902 se separó de Alexander y mantuvo una relación con su cuñado, Vladimir, con quien tuvo a su quinto hijo. Su relación con Vladimir le acercó a las ideas revolucionarias que ya hervían en la Rusia revolucionaria. 



En 1903 Inessa ingresó en el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso. Sus actividades ilegales la llevaron cuatro años más tarde a ser condenada al destierro por haber distribuido propaganda ilegal. Inessa debía pasar dos años en Mezen, en el norte de Rusia, pero antes de cumplir con toda la condena consiguió huir y escapar a París. En su ciudad natal Inessa entró en contacto con los principales líderes revolucionarios Rusos que habían tenido que exiliarse a Francia, entre ellos, Vladimir Lenin. 

Inessa hablaba cinco idiomas y se había implicado de tal modo en el grupo de comunistas exiliados que Lenin la escogió como secretaria del Comité de Relaciones Exteriores del partido con el fin de coordinar a todos los grupos bolcheviques que iban surgiendo en distintos puntos de Europa. 



En el verano de 1912 volvía de nuevo a Rusia y otra vez, en marzo de 1913 era detenida. Fue su marido, Alexander quien pagó la fianza que la pondría en libertad. Inessa abandonaba por segunda vez Rusia. En esta ocasión fue acompañada de Lenin y su esposa, Nadezhda Krúpskaya, a la región rusa de Galizia. Lenin e Inessa habría sido amantes en aquella época, entre 1911 y 1917, con la connivencia de la propia Nadezhda. 

El Día Internacional de la Mujer de 1914, Inessa Armand y otra dirigente del partido bolchevique, Konkordia Nikolaevna, daban vida al periódico Rabotnitsa (La obrera). Aquel mismo año, Lenin enviaba a Inessa como representante del partido bolchevique a la Conferencia Socialista celebrada en Bruselas. Un año después, organizaba en Suiza la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas contra la guerra. 

Tras la abdicación del zar Nicolás II y la Revolución de Octubre, Inessa Armand se convirtió en un miembro activo del Partido Comunista. En noviembre de 1918, junto a Alexandra Kollontai, organizó el primer Congreso Panruso de Trabajadoras y Campesinas al que acudieron un millar de mujeres a escuchar las propuestas de creación de guarderías, lavanderías y cocinas públicas que facilitarían la emancipación femenina. En el Congreso, el propio Lenin insistió en el carácter opresivo de las tareas domésticas y maternales asignadas a las mujeres y afirmó orgulloso que sus reformas iban a conseguir barrer “por primera vez en la historia, todo lo que hacía inferiores a las mujeres”. Inessa Armand recordaba también que “mientras no se abolan las viejas formas de la familia, la vida doméstica y la crianza de los niños, será imposible destruir la explotación y la esclavización, será imposible construir el socialismo”. 

Un año después, el Comité Central del Partido Comunista permitía la creación de la Jenotdel, una Secretaría de Mujeres dirigida por Inessa Armand y que tendría que encargarse de hacer realidad esos centros comunitarios. 

Aquel mismo año de 1920 participó en la Primera Conferencia Internacional de Mujeres Comunistas y sacó una nueva publicación feminista, Kommunistka. Fue el número cinco de su periódico el que anunció la muerte de Inessa Armand, el 24 de septiembre de 1920. Con tan sólo cuarenta y seis años, el cólera acabó con su vida. 

De manera excepcional, Inessa Armand recibió un funeral de estado y se convirtió en la primera mujer en ser enterrada en la Plaza Roja.