Llevo observando en mi entorno más cercano, mis coetáneos, la generación del mañana, una característica que me ha llamado especialmente la atención: somos una generación que casi no se cuestiona nada. ¡Qué dices, Álvaro! No, no me he vuelto loco, estamos viviendo un presente en el que cada vez nos hace menos falta plantearnos dudas. Nuestra curiosidad inmediata la saciamos directamente en Google o en las redes sociales, donde se vierte todo tipo de información, buena y mala, verdadera y falsa, y con ella nos conformamos; no vamos más allá. En otros muchos casos recurrimos al discurso del mediocre: "Ya lo hará otro" o "Esto es así porque sí, y punto". Una vez alguien me dijo que el cuerpo es el mejor reflejo de la realidad, y le doy la razón. Por poner un ejemplo, hay determinados órganos que, debido a una desmesurada ingesta de medicamentos, se vuelven "vagos", y la función que realizaban la rechazan porque se acostumbran a que esa sustancia que ingerimos les soluciona el trabajo, aunque este medicamento sea de una calidad pésima. Otro ejemplo está en las aulas: un profesor afirma algo y los alumnos lo escriben en sus apuntes sin más, no se plantean si se ha podido equivocar o por qué es así lo que ha afirmado. Pues así somos actualmente -no todos-: nos dan el trabajo regular o mal hecho y nos conformamos, lo damos por concluido. ¿Por qué vamos a dudar? Para mí, el tema en cuestión es que antiguamente las personas se planteaban dudas continuamente e intentaban inventar algo -si no existía- para poder subsanar alguna carencia o avanzar en comodidades y conocimientos. Ahora mismo disponemos de todas las comodidades del mundo, por no lo que no necesitamos exprimirnos el cerebro en intentar no pasar frío, calor o quién va a bajar la persiana o poner la lavadora si todo está domotizado; además, podemos hablar con cualquier persona que se nos ocurra en cualquier parte del mundo, viajar en tiempo récord, obtener información de cualquier cosa en unos segundos, etc. Nos hemos acomodado, somos vagos, no queremos adaptarnos a otro cambio, nos incomoda razonar ¿para qué habríamos de hacerlo? ¡HASTA LA PRÓXIMA! También me podéis seguir en mis columnas de okdiario, lavozdeltajocom , teleprensacomy en La Razón. Además podéis enteraros de todas mis entrevistas y reportajes en Facebook,Twitter,Instagram y Youtube
Llevo observando en mi entorno más cercano, mis coetáneos, la generación del mañana, una característica que me ha llamado especialmente la atención: somos una generación que casi no se cuestiona nada. ¡Qué dices, Álvaro! No, no me he vuelto loco, estamos viviendo un presente en el que cada vez nos hace menos falta plantearnos dudas. Nuestra curiosidad inmediata la saciamos directamente en Google o en las redes sociales, donde se vierte todo tipo de información, buena y mala, verdadera y falsa, y con ella nos conformamos; no vamos más allá. En otros muchos casos recurrimos al discurso del mediocre: "Ya lo hará otro" o "Esto es así porque sí, y punto". Una vez alguien me dijo que el cuerpo es el mejor reflejo de la realidad, y le doy la razón. Por poner un ejemplo, hay determinados órganos que, debido a una desmesurada ingesta de medicamentos, se vuelven "vagos", y la función que realizaban la rechazan porque se acostumbran a que esa sustancia que ingerimos les soluciona el trabajo, aunque este medicamento sea de una calidad pésima. Otro ejemplo está en las aulas: un profesor afirma algo y los alumnos lo escriben en sus apuntes sin más, no se plantean si se ha podido equivocar o por qué es así lo que ha afirmado. Pues así somos actualmente -no todos-: nos dan el trabajo regular o mal hecho y nos conformamos, lo damos por concluido. ¿Por qué vamos a dudar? Para mí, el tema en cuestión es que antiguamente las personas se planteaban dudas continuamente e intentaban inventar algo -si no existía- para poder subsanar alguna carencia o avanzar en comodidades y conocimientos. Ahora mismo disponemos de todas las comodidades del mundo, por no lo que no necesitamos exprimirnos el cerebro en intentar no pasar frío, calor o quién va a bajar la persiana o poner la lavadora si todo está domotizado; además, podemos hablar con cualquier persona que se nos ocurra en cualquier parte del mundo, viajar en tiempo récord, obtener información de cualquier cosa en unos segundos, etc. Nos hemos acomodado, somos vagos, no queremos adaptarnos a otro cambio, nos incomoda razonar ¿para qué habríamos de hacerlo? ¡HASTA LA PRÓXIMA! También me podéis seguir en mis columnas de okdiario, lavozdeltajocom , teleprensacomy en La Razón. Además podéis enteraros de todas mis entrevistas y reportajes en Facebook,Twitter,Instagram y Youtube