Estos días dicho asunto es frecuente, a propósito del duelo Rubalcaba-Chacón.
Convendréis conmigo (lo expuso maravillosamente Javier Marías en un reciente artículo) en que ha cesado el insoportable ruido de los otros, entregados por completo al "hago saber" (ese es el tono; valga decir, ordeno y mando), más el colofón "y así se hará".
Fuera de esto, los telediarios nos sirven imágenes que parecen datar de antes del 20-N, dejándonos aún más perplejos (mudos).
La sensación de acronía absurda es total; el sinsentido, absoluto.
De modo que me instalo en la (incomprensible, para los de mi casa) actitud de sansfoutisme visual. De vez en cuando, naturalmente, estallo.
Y otra vez resuena el remoquete...
A mí, naturalmente, nada (personal) me va en esta lid.
(Si acaso el prestigio de mi instinto/olfato, aunque algo sabía, dada la proximidad
Pero detesto la impostura. ¡Y la hay!
Detesto la amnesia (¿cómo se puede pretender ajena a ...?)
Además, siempre he creído que Rubalcaba se tomaba el asunto de un modo "altruista": la factura a pagar (al igual que en la campaña electoral) para sacar a flote un proyecto. Creo que Rubalcaba aspira a "liderar" la travesía del desierto y clarificarlo todo.Y fui crítica con él cuando el affaire Gómez-Trini, de igual modo que ahora me repatea la sonrisita expectante de don Tomás.
Pero lo cierto es que Carme Chacón tiene otras (más) pretensiones (léaseambición): quiere ser. Ella. Y piensa lograrlo a base de componendas, cuotas y sonrisas. Y de intoxicr al personal a base de: mujer, joven, y bla, bla, bla... Independiente, se dice, cuando mamó lo enlatado cuando convenía tragar.
Bien, tod esto flotaba en el aire, a modo de "impresiones".
Pero hete aquí que alguien vino en mi apoyo:
LUIS GÓMEZ, en su extraordinario artículo Chacón & Compañía · ELPAÍS.com (El País Domingo, 29.01.2012), donde se desvelan datos muy interesantes sobre Miguel Barroso, marido de la doña, ex secretario de Estado y....