<< Hay que explorar lo inexplorable >>
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Carl Fredicksen es un niño que tiene muy claro qué quiere ser de mayor: un explorador. Una noche aparece en su cuarto la emocionada Ellie, una niña que comparte la pasión de Carl. El sueño de Ellie es viajar como lo hizo su ídolo, Charles Muntz: ir a Sudamérica.
¡¡Mi libro de aventuras!! Cuando sea más grande, quiero viajar donde él ha ido: Sudamérica; es una América, pero en el sur.¿Sabes dónde voy a vivir? Cataratas del Paraíso, lugar perdido en el tiempo. Voy a mudar mi casa allí, la pondré junto a las cataratas. Y cuando llegue allí, estoy guardando las páginas para las aventuras que voy a tener.
Tú nos conducirás hasta allí en dirigible, jura que lo harás, con el corazón, ¡con el corazón!Lo prometiste, no puedes negarte.
Pasan los años, su amistad crece y se convierten en un joven matrimonio.
Juntos crean la casa que siempre quisieron tener.
Carl es vendedor de globos y Ellie trabaja en el zoológico municipal.
Son felices juntos y quieren formar una familia.
Pero las cosas se tuercen y Ellie está triste. Carl sabe que sólo su libro de aventuras la animará, así que empiezan a ahorrar para poder realizar su sueño pronto: viajar a Cataratas del Paraíso.
Pero varios contratiempos impiden que puedan viajar. Su vida de matrimonio feliz sigue su cauce y pasa el tiempo...
Hasta que llega a su fin. Ellie enferma repentinamente y Carl se hunde en la más profunda soledad, apenado de por vida al ver que no ha cumplido su promesa, esa que hizo cuando conoció al amor de su vida.
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Carl se convierte en un viudo cascarrabias que lo único que quiere es estar solo, no ha olvidado a Ellie ni lo hará jamás.Hasta que, un día, llama a su puerta Russell, un aventurero del grupo "Exploradores intrépidos" que quiere ayudar a Carl y así, ganar la única medalla que le queda, la de Asistencia a gente adulta.
Las circunstancias que rodean a Carl, entre ellas una es la de desalojar la casa donde vive, hace que junte todos los globos posibles para elevar por el cielo su hogar, con destino a Cataratas del Paraíso.
Allí conocerán a Dug y Kevin, un perro parlante y un pájaro de vivos colores.
Y lucharán para vencer a un malvado Muntz, que se ha vuelto loco en la selva y prende fuego al dirigible.
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Al final de la aventura, Carl ve realizado el sueño de su amada Ellie: la casa desciende y se instala en Cataratas del Paraíso. De esa forma comprueba que, en realidad, Carl no perdió la aventura verdadera en la vida, al no poder ir a esos lugares exóticos y ver esos fantásticos escenarios; se percata que tuvo la mejor aventura de todas: la relación que tuvo con su Ellie.
<< Gracias por esta preciosa aventura. Es tu hora de vivir una nueva. Con amor, Ellie>>
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