Vetusta Blues. –“Una historia de mi vida”El 28 de enero de 1964 el Ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, inauguraba la emisora de Radio Nacional de España en Asturias, tras varios meses de montaje y emisión en pruebas. Un hecho, del que se cumplen cincuenta años, que marca mi vida, puesto que en aquel edificio del número 7 de la calle Melquíades Álvarez, se conocerían mis padres. Ambos son dos de los fundadores de RNE en Asturias: mi padre, técnico de sonido, ya desde finales de 1962 había comenzado a trabajar en el montaje necesario para poder emitir, tanto en el Naranco como en el propio local de la céntrica calle ovetense. Mi madre, locutora, vino desde Madrid, tras ganar una oposición. Mi vida, pues, ha estado ligada a ese ambiente y a esas gentes de la radio. Ahora, con esa perspectiva que da el tiempo transcurrido comprendo mi vocación periodística. Todo eso estaba en casa y lo viví de cerca, muy de cerca, desde muy pequeñín. El privilegio de aquel niño de poder compartir una cabina con José Luis López del Valle en el Molinón o el Carlos Tartiere porque se sabía todos los jugadores y sus datos con sólo siete años. Conocer a Fernando Poblet, el creador de aquella magnífica emisión radiofónica –“Los jueves milagro”- que tanto nos hacía reír a mi hermana y a mí. Saber que al bueno y creativo de Ferpo sólo le despidieron ocho compañeros en la cena de su adiós (entre ellos, por supuesto, mis padres). Comenzar a revolver en la discoteca de la emisora, que tan bien dirigía Rita Mary Álvarez, y escuchar discos de los Kinks, donde a veces se deslizaba un papel con ciertas recomendaciones para su emisión. Conocer los rostros de las voces radiofónicas, los de Primitivo Luengo o Fernando Losada, ese misterio que siempre encubre la radio. Y, años después, hablar desde dentro de aquellos estudios donde había podido contemplar, con los ojos como platos, a otros profesionales en acción, gracias a que David Serna me había fichado para intervenir semanalmente en su programa “El Ventolín”, poco después de la fusión con Radio Cadena Española, en 1989.Se cumplen cincuenta años de RNE en Oviedo y en todas esas imágenes grabadas en la memoria discurre, paralelamente, la vida de mis padres: sus ilusiones, sus desengaños, los buenos y los malos momentos. Una profesión que es vocacional porque sólo sintiéndola muy dentro es posible abordarla, entregarse a ella. Requiere talento y pasión. No concebí nunca otro desempeño para mi vida que fuera lejos de los medios de comunicación, en cualquiera de las facetas en que he tenido la suerte de trabajar (televisión, radio o prensa escrita) y ahora, cuando veo que se acerca la fecha de esas bodas de oro no dejo de sentir la extrañeza de ese vínculo tan particular y que ha marcado toda mi vida.
MANOLO D. ABADPublicado en la edición papel del diario "El Comercio" el sábado 25 de enero de 2014