Una historia de piratas (Especial saga Martín Ojo de Plata .- Matilde Asensi)

Publicado el 29 junio 2012 por Jdmora
Javier Allué (@javiallulli)
Afilen sus espadas, canten al viento que hincha las velas, desaten los cabos, icen la mayor, carguen los cañones, y preparen los garfios, cuerdas y arcabuces. Al grito de abordaje y fuego, Matilde Asensi cierra una historia que comenzó con ‘Tierra Firme’ y continuó con ‘Venganza en Sevilla’, con el tercer (y último) volumen de la saga Martín Ojo de Plata: ‘La Conjura de Cortés’, un libro agradable sobre piratas, rufianes, aventuras, amoríos y venganza en la España del Siglo de Oro.
Parece ser afirmación probada que el ser humano siempre reacciona ante el infortunio de manera visceral. El hambre, la enfermedad, la muerte y el miedo han sido, son y serán los mejores acicates de la genialidad del Homo Sapiens. Es en época de miseria cuando la mente del hombre se alía con las Musas, dando rienda suelta a la pasión y a la capacidad más extraordinaria que se nos conoce: crear.

'La conjura de Cortés'
Autor: Matilde Asensi
Editorial: Planeta

Cuando la razón produce monstruos, cuando la mente ha de traspasar el umbral del dolor, del sueño y del olvido para poder soportar las desgracias que percibe, el alma necesita un poso nuevo donde asentarse y huir de una realidad que desgarra sus frágiles sueños. He aquí la justificación más primitiva del arte: proporcionar disfrute, goce, evasión. Dicen, con tiento, que quien no lee sólo vive una vez, y que quien sí lo hace vive miles de vidas. Y si es así, cierto tuvo que ser aquello del Siglo de Oro, quizá la época más mísera para el pueblo de ese gigante con pies de barro al que dimos por llamar España. Época mísera, sí, pero (o tal vez precisamente por eso) también esplendorosa. La conquista de un Nuevo Mundo se abría paso. Los españoles dominaban un imperio en el que no se ponía el sol, pero en el que castellanos, criollos, mestizos, zambos, mulatos y colonos se morían de pura pobreza. Mientras tanto, Velázquez y Cervantes, Góngora y Lope, Calderón y Nebrija, Quevedo y el Greco, inscribían sus áureos nombres en la historia.
Éste es el marco en el que Matilde Asensi nos sitúa, en una saga de venganza, de piratas, de traiciones, de la intrahistoria de esa España y, cómo no, de amor. Martín Ojo de Plata no es una gran novela, porque no pretende serlo. Es la historia de una pirata que no lleva garfio ni pata de palo pero que lo compensa con un peculiar parche, labrado en plata robada de manos de los mismísimos Curvo, villanos de esta grande aventura.
La historia, como todo cuento de piratas, comienza con un naufragio. Catalina Solís, joven española que viajaba hacia su condena, sobrevive yendo a parar a una isla desierta, tesoro incluido, de donde la rescata una nueva familia, que le otorga su otra identidad. Catalina alternará, a partir de entonces, entre ella misma y Martín Nevares, atento hijo, grumete, navegante, aventurero, contrabandista y pirata.
La muerte de su segundo padre a manos de los Curvo transforma su vida en un cuento de venganza, la verdadera protagonista en este embrollo, en el que Martín hará tratos con esclavos africanos, asaltará barcos en las aguas del Atlántico, visitará la jubilosa metrópoli sevillana y terminará luchando en templos aztecas contra los descendientes del mismísimo Hernán Cortés para salvar el futuro del Imperio, vengar la suerte de sus padres y lavar su nombre.
Asensi nos regala un estudio pormenorizado de la Nueva España y de Tierra Firme, del lenguaje de la época, de las costumbres corsarias. Afortunadamente, no muere aquí la novela. Como es cierto que en época de crisis el arte consiste en la evasión, aunque sea por pocas horas, Martín Ojo de Plata nos trasladará a otro mundo, donde los sueños y las promesas se cumplen a golpe de espada y timón, con ingenio, nobleza, valor y esfuerzo.
Una saga para volar desde el sillón hasta Santa Marta, para meternos en la piel de Martín, para vibrar o temer por él, para cruzar la espada contra los Curvo, para maldecir la Mar Océana al mando de La Gallarda, para maquillarnos con mercurio, intrigar en la Sevilla imperial y taparnos el ojo siniestro con un parche de plata. Porque esta historia es sólo eso. Es todo eso. Es una historia de bellacos, cañonazos, traición, venganza y amor. Es una historia de piratas.