Una historia inesperada (Reseña de 'El hobbit'.- J.R.R Tolkien)

Publicado el 13 diciembre 2012 por Jdmora
Javier Allué (@Javiallulli)
“En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad”. 

'El hobbit'
J.R.R Tolkien
Editorial: Minotauro

Ten cuidado, incauto lector. Si has volteado la desconchada tapa de un viejo libro y descubierto estas palabras en el inicio del amarillento y gastado pergamino, estás a punto de embarcarte en una de las mayores historias jamás contadas. 
Si te encuentras fumando una pipa, cómodamente, tras un bien nutrido desayuno, admirando el tranquilo sosiego de tu apacible vida, pongo por testigo a los Valar que no debieras mantener en ningún caso tertulias inesperadas. Un Istar, un mago de larga toga, barba gris y mirada profunda podría emplear su labia y su tesón para transformar tu “buenos días” en un acto de auténtica magia, para trasladarte a un mundo que, en realidad, llevaba mucho tiempo esperándote. 
Si escuchas tu redonda y verde puerta tañer su acostumbrada canción al compás de unos nudillos, ten cuidado, tranquilo amigo, pues podría tratarse de una compañía de fieros enanos, trece, liderados por el gran Thorin Escudo de Roble. Si tu morada vieses entonces invadida, compañero, no oses atravesar su umbral para abandonarla en lo más oscuro de la traicionera noche. Podrías llegar más allá de lo que ningún Tuk, Brandigamo ni Bolsón llegó jamás. Podrías convertirte en un experto saqueador. Podrías retornar a tu morada con una posesión inesperada. Podrías cambiar el curso de la historia. 
O en cambio, podrías abrazar la gloria y la aventura. Encaminarte hacia el reino enano de Erebor, la Montaña Solitaria. Hacerte merecedor de las canciones de la Alta Gente. Pelear frente a orcos, hambrientos trolls y trasgos. Medita bien, o mejor no lo hagas ni un instante, antes de convertirte en un avieso aventurero. Aunque no lo sepas, muy lejos, allá en el horizonte, te aguardan los cuervos de la guerra, el ensordecedor ruido de miles de trasgos corriendo a la batalla, la sangre, el fuego y el terror de la Batalla de los Cinco Ejércitos. 
Hoy he venido a hablaros de dragones. De enanos. De elfos. De hombres, montaraces y ciudades blancas. De torres y bosques, murallas y montañas solitarias. De maravillosos tesoros por descubrir y de una extraña criatura escondida en una cueva. De magos y trasgos en un mundo imposible pintado desde la imaginación de una mente maravillosa. De un anillo que vuelve invisible a quien le toca. De una historia escrita en 1937 que ya es hoy uno de los grandes clásicos de la literatura, trascendido ese fugaz momento en el que osaron llamarla una obra infantil. Hoy he venido a hablaros de una historia épica de canciones imposibles. Y, sobre todo, hoy he venido a hablaros de una gran persona, en última instancia, de un simple individuo en un mundo enorme. 
Si finalmente decides acompañarme en esta empresa, si tu afán de aventuras es superior a la atracción de tu tranquila existencia, si elijes la gloria, juntos nos embarcaremos en una historia de amor, de poder, de codicia, de guerra y de muerte, como no podría ser de otra forma. Un relato que traspasará generaciones y se oirá a lo largo y ancho de la Tierra Media. Tabernas, moradas, palacios, bosques y minas la escucharán. Ganarás el derecho a abandonar esta tierra y visitar aquella que se encuentra allende del mar. Compartirás un lugar en la memoria junto a los Hijos de Húrin, a Beren y Lúthien y a los herederos de Isildur
 Ahora bien, mi ya pertrechado compañero, antes he de hacerte una advertencia. 
No oses, ni por un instante, robar la Piedra del Arca. Tampoco engañar a extrañas criaturas en las cuevas con acertijos y maldades. No oses nunca reírte de dragones vivos y no interrumpas la conferencia de los trolls hasta el amanecer. Si quieres pasar la segunda página de esta historia inesperada y perderte en un mundo tan real como inabarcable, en un sinfín de aventuras y cuentos de elfos, recuerda todo esto, pues bien pronto aprenderás, joven, que es muy peligroso cruzar tu puerta. Vas hacia el Camino, y si no cuidas bien tus pasos, nunca sabes hacia dónde te pueden llevar.