El pasado lunes 2 de junio Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I anunciaba su decisión de abdicar de la Corona Española en favor del Príncipe de Asturias, Don Felipe de Borbón. Con ello se cierra una etapa decisiva en la historia reciente de nuestro país, en la que su figura fue esencial para lograr la transición a la democracia. Desde aquí, nuestra Hermandad quiere agradecer y reconocer la gran labor ejercida durante treinta y nueve años de reinado, a quien ha sido su Hermano Mayor Honorario. Sirva como homenaje el siguiente artículo, que publicamos en la revista "Cantillana y su Pastora" en 1998, y en el que se muestra la vinculación de la Casa Real Española con la Hermandad de la Divina Pastora de Cantillana.
Desde que en 1807, los primeros estatutos de la Hermandad de la Divina Pastora de Cantilllana obtuvieran la aprobación Real, la vinculación de ésta con la Monarquía Española se pone de manifiesto en numerosos aspectos de la vida de la misma. Esto ilustra, por tanto, el espíritu monárquico de la advocación pastoreña y la relación que entre ésta y la realeza española existe.
El carácter de Institución Real, le viene dado a la Ilustre Hermandad del Santo Rosario de la Divina Pastora, por el hecho de haber sido sus primeras Reglas revisadas y aprobadas por Carlos IV, Rey de las Españas en 1807, y por su Real y Supremo Consejo -llamado de Castilla- con lo cual, la congregación pastoreña quedaba "sujeta en todo lo temporal a la Real jurisdicción ordinaria", que celaría para que se cumpliese sus ordenanzas. De ahí que la Hermandad venga usando desde tiempo inmemorial, junto a otros insignes títulos como el de Pontificia e Ilustre, el de REAL, que Juan Carlos I, felizmente reinante, ratificó con todas las prerrogativas, en atención al carácter de Hermanos Honorarios de la Institución, que tanto él como su augusta esposa poseen, y al antiguo sometimiento y admiración de la Hermandad a la Corona Española.
Conocida es la estrecha relación de la Monarquía de nuestro país con la advocación de la Virgen como Divina Pastora de las Almas durante los siglos XVIII y XIX. Los monarcas españoles de esta época se convirtieron en grandes devotos y benefactores de esta advocación mariana nacida de la orden capuchina con la subida al trono de la dinastía borbónica en España. Existen numerosas constancias históricas de que los Reyes y sus reales familias acudieron en varias ocasiones personalmente a la ciudad de sevilla para venerar a la Virgen, que bajo el título de Divina Pastora, recibe culto en la iglesia de Santa Marina, implorando su auxilio y maternal patrocinio. Llegaron incluso a inscribirse entre el número de susu hermanos o cofrades, beneficiando así a esta incipiente y fructífera advocación de la Virgen. A este respecto el P. Ardales tiene escrito: "Fue memorable el día 23 de Octubre de 1823, en que el monarca Fernando VII, acompañado de su Real Familia, vino a visitar esta sagrada imagen de la Divina Pastora y, como Hermano Mayor Perpetuo que era de su Hermandad, personalmente tomó posesión del cargo, recibiendo la insignia de su empleo de manos del Reverendísimo Padre Vicario General de la Orden de San Francisco, fray Manuel Malcampo, el cual dirigió la palabra a SS.MM. Con una devota exhortación, y los condujo al Altar Mayor de la Iglesia, donde estaba colocado en gracioso risco la Divina Pastora, como se acostumbra para su Novena y fiestas anuales, y desde entonces, la virtuosa reina Doña María Josefa Amalia y todos los infantes quedaron agregados a la Hermandad, del propio modo que en el pasado siglo lo fueron Felipe V y toda su familia con los grandes de la Corte".
En septiembre de 1951, el día 8, fiesta principal de la Hermandad y del pueblo de Cantillana en honor de su Divina Pastora, presidió la solemne función religiosa y la primera renovación del Voto de la Realeza Universal de la Virgen, S.A.R. Don Carlos de Zamoyski y Borbón, Infante de España. Con esta visita se estrechaban, de forma más directa, los lazos entre la hermandad pastoreña y la Familia Real. Grato es el recuerdo que guardan los pastoreños de Cantillana de la estancia de Don carlos para sus fiestas mayores.
La visita de SS.MM. Los Reyes de España al municipio cantillanero supuso un motivo de enorme júbilo para todos sus habitantes, tanto más si se tiene en cuenta la condición de ilustres pastoreños de nuestros monarcas desde que aceptaran, seis años antes, la presidencia honorífica de esta muy querida institución de la villa. En la organización del recibimiento y estancia de los reyes en Cantillana adquirió relevante protagonismo -no podía ser de otra forma- la Hermandad de la Divina Pastora, que se puso enteramente a disposición de las autoridades, cediendo parte de su patrimonio y no escatimando esfuerzos para que la visita Real a la antigua villa de Cantillana, revistiera el éxito deseado.
Del mismo modo, cuando en 1995 la congregación se disponía a celebrar por todo lo alto su CCLXXV aniversario fundacional, la Junta de Oficiales, en la preparación de los actos conmemorativos, acordó cursar invitación a los Reyes por su condición de Hermano Mayor Honorario y Camarera Mayor Honoraria, aceptando éstos la presidencia honorífica de tal efemérides según carta remitida desde el Palacio de Marivent y fechada el 7 de agosto de 1995.
Desde esas fechas y hasta el presente - Dios quiera que por muchos años- la Hermandad de la Pastora de Cantillana ha seguido manteniendo relación con la Casa Real, mediante telegramas periódicos de felicitación y condolencia en los momentos más importantes para esta querida familia (onomásticas, bodas, fallecimientos ...), reforzando así las vinculaciones existentes entre ambas instituciones. [...]
José María de la Hera Sánchez (Cantillana y su Pastora, 1998)