Una introducción a la filosofía de hume

Por Josep Pradas

Tal como reza su subtítulo, el Tratado de la naturaleza humana (1739) de Hume es un ensayo para introducir el método del razonamiento experimental en los asuntos morales, en los asuntos humanos por extensión.

Este ensayo es la consecuencia, como Hume explica en la introducción a su obra, del fracaso de otros métodos aplicados al conocimiento de la naturaleza humana, como sería el caso del dogmatismo metafísico, lleno de conjeturas.

De esta manera justifica Hume la aplicación del método experimental a los asuntos más genéricamente filosóficos, considerando que cada vez hay más distancia entre la filosofía y lo que, desde Newton, es la física y la ciencia natural. Por un lado, la relación de todos los conocimientos con lo humano nos invita a pensar en la posibilidad de avanzar en un mayor y progresivo conocimiento de la naturaleza humana, a partir de este método experimental que tanto éxito ha reportado en la ciencia natural; por otro, en virtud de que se trata de avanzar en aquellas ciencias que más interesan al hombre como tal: lógica, moral, estética y política.

Hume quiere ensayar sí la aplicación del método empírico es válida el campo filosófico, en decir, en la ciencia del hombre, llevando a cabo una investigación sobre “la extensión y la fuerza del entendimiento humano” con el fin de explicar “la naturaleza de las ideas que empleamos y de las operaciones que realizamos al razonar” (Tratado…, I, Introd.).

Esa ciencia del hombre, que desvelará las claves de la naturaleza humana, esto es, si la razón especulativa que tan bien se aplica al conocimiento natural puede servir para el conocimiento de la moralidad, debe estar basada en la experiencia y en la observación. Esto significa que Hume no trata de averiguar la esencia última de la naturaleza humana, sino acaso formarse una noción de sus fuerzas y cualidades, reconociendo que la investigación sobre la conducta humana tiene desventajas respecto a la investigación de los hechos naturales, pero también que el método experimental llega más lejos que el razonamiento abstracto propio de la filosofía dogmática.

En definitiva, el interés de Hume se centra en buscar unas bases ciertas para fundar un sistema del saber que englobe a todas las ciencias. Y tales bases se hallan en la naturaleza humana, en el funcionamiento, fuerzas y cualidades del entendimiento (la facultad de conocer) y de la razón. De modo que la ciencia del hombre ha de procurar primeramente investigar sobre el entendimiento siguiendo el método que tan buenos frutos ha dado a la ciencia natural.

El enfoque de Hume es un tanto psicologista, porque fija su atención sobre el funcionamiento de la naturaleza humana en actividades tales como llevar a cabo juicios morales. Por ello, la primera parte del Tratado es un análisis psicológico del funcionamiento del entendimiento en vistas a apreciar sus posibilidades morales. La investigación iniciada por Hume quiere encontrar una explicación mecanicista (newtoniana) de los fenómenos psicológicos, del conocimiento y de la moral. Esta explicación mecanicista, basada en fuerzas y cualidades, sería el principio de la ciencia del hombre. Al llegar, sin embargo, a la constatación de errores y defectos en el entendimiento humano, Hume concluye que no es posible esa ciencia de la naturaleza humana (ni en la moral, ni en la política), que en la naturaleza humana no hay esas bases ciertas para elaborar un sistema del saber, sino sólo unos postulados para una mera psicología del hombre, de sus creencias, sin fundamento racional. Esta ciencia del hombre ya no puede convertirse en fundamento de las otras ciencias, sobre todo porque desvela que no hay fundamentos para cualquier forma de saber, salvo que se confíe en la costumbre y la creencia.

El desarrollo del primer libro del Tratado es, pues, una investigación epistemológica (en la forma de una psicología del conocimiento) que desvela los errores y defectos del entendimiento humano, en tanto que excede sus propios límites y cae en las creencias.

Hume deduce que el fundamento del conocimiento humano no puede ser racional sino psicológico, y de aquí parte para iniciar una investigación similar sobre las pasiones (libro II) y sobre la moral (libro III), todas ellas bajo ese mismo cariz psicologista que se da en el libro I. Por esta razón podemos decir que Hume no es un moralista normativo, sino un psicólogo de la moral.