¿Una izquierda insignificante?

Publicado el 07 noviembre 2016 por Jcromero

Como no resulta fácil calcular la dosis de aventura personal existente en cada trayectoria política, resulta más sensato atender a los proyectos que a los personalismos; prestar más atención a las ideas que a los rostros, anteponer los programas a los candidatos. El votante de la derecha no tiene este problema, parece importarle lo mismo el carisma de su líder que el contenido de su programa; él siempre vota a los suyos. En la izquierda la cosa es bien diferente; a falta de un proyecto ideológico, nos dispersamos en cien mil pequeñas batallas, recurrimos a excusas conspiranoicas o nos refugiamos en la abstención como salida profiláctica ante tanto despropósito.

Que los grandes medios de comunicación tienen un interés económico y una línea editorial ideológica y partidista es algo sabido, que en innumerables ocasione se han publicado ficciones con apariencia de verdad no corresponden a la verdad de los hechos, no supone una novedad de estos tiempos. ¿Acaso no son conocidas las estrategias de manipulación ? ¿Nunca hemos visto un informativo en TVE? Que desinforman más sobre unos casos de corrupción que sobre otros, es una evidencia fácilmente contrastable buscando en las hemerotecas, pero caer en la justificación de la conspiración mediática para no dar las explicaciones necesarias, no deja de ser la misma reacción de siempre. Los medios sólo comenzarán a cambiar cuando los partidos denuncien las falsedades que se publican sobre otros partidos.

Manipulaciones, corrupciones y corruptelas a parte, parece que los ciudadanos que nos consideramos de izquierda tenemos dos problemas políticos:

La derecha. Ya están gobernando otra vez. Ya está garantizada la "gobernabilidad", el "orden social" y la "estabilidad presupuestaria". Ahora, más pronto que tarde, nos decretarán, con anestesia inyectada en vena y el sedante de los canales informativos, que están obligados a hacer cosas que no quieren hacer pero que la realidad les obliga. Nos dirán que tienen que cumplir los objetivos del déficit, que será doloroso pero necesario aplicar más recortes e implantar más reformas en línea con las ya conocidas. Quienes han fomentado la desigualdad nos argumentarán que para el Gobierno todos somos iguales. Gente de altos ingresos y quienes no tienen para vivir, corruptos y honestos, todos iguales. Por ello, de subirse los impuestos, serán los indirectos y los aplicados sobre las rentas del trabajo porque lo mismo es el que trabaja con salarios de miseria que quien ingresa demasiados miles de euros. Es lo que hay, el PP ganó las elecciones con el voto de los electores, y el gobierno con el apoyo del PSOE y Ciudadanos. De qué nos quejamos, si cuando se pudo la izquierda no hizo todo lo necesario para posibilitar un gobierno alternativo.

La izquierda. "Cambiar el mundo, amigo Sancho, que no es locura ni utopía, sino justicia". Sin entrar en la autenticidad de la cita que corre como auténtica por las redes sociales, lo cierto es que a este principio apostaron muchos ciudadanos. Podemos entendió la necesidad concentrada en las plazas y las protestas sociales encontraron en Podemos el aliado necesario. Los resultados electorales respondieron a las expectativas, aunque con el paso de los días aumenta cierta sensación de desencanto. Lo importante ahora es conocer si este partido se transforma en instrumento útil para los ciudadanos o se queda en un simple sorpasso, algo que sólo tendría interés para sus protagonistas, sus incondicionales y la prensa que agita y vive de la contienda partidaria. Observando el panorama y sabiendo que el futuro siempre nos puede desmentir, parece que la izquierda cada día tiene más complicado acceder al poder una vez que el susanato se ha hecho con los restos del naufragio socialista. La realidad es que la izquierda, principalmente por culpa de la propia izquierda, nunca ha estado tan lejos de conseguir sus objetivos ni tan cerca de resultar insignificante.

Es lunes, escucho a Abe Rábade Trio:

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