Una Joyita: Pedro Ruy-Blas y su "Luna Llena".

Publicado el 11 enero 2012 por Victorhugo
No creo que lo que vaya a decir ahora sea algo que os pille de nuevas, pero España tiene muchos males... Uno de ellos, la envidia. Y no, no me refiero a los chismorreos de las vecinas en el patio de luces (eso son simples juegos de niños), sino a la verdadera y enfermiza envidia que ha corroído y corroe todavía a nuestra sociedad. Otro mal de este país creo que es la escasa memoria o consideración que tenemos a nuestro pasado, a nuestros mayores (que son ejemplo vivo) y a nuestros valores… El hecho de infravalorar lo que tenemos dentro y creer que lo mejor siempresiempresiempre está fuera es un problema que me da mucho coraje.
Pues resulta que en el apartado de la Música también nos ocurre algo parecido. Por poner un ejemplo, está claro que Clapton o Jimi están en la NBA de los guitarristas, pero por ello tenemos por qué postrarnos de hinojos y tirarnos del pelo... Aquí la gente no es manca. Contamos con representantes más que dignos a los que conocer, reconocer su mérito y admirar: genios de las seis cuerdas como Eduardo Bort, pirotécnicos como Ángel Ruiz de The Storm o incluso Rosendo, que cuando se centra en la guitarra me parece tremendo ¿porqué no?
En cuanto a los cantantes, aquí sí que han triunfado y llegado a ser profetas en su tierra. Parece ser que tradicionalmente la zona levantina ha sido un semillero de potentes e increíbles cantantes. Como referencia se suelen nombrar siempre a Camilo Sesto (si hacemos el esfuerzo de olvidarnos y abstraernos del personaje televisivo actual, reconoceremos que este tío era tremendo) y cómo no, al mítico y añorado por todo el mundo Nino Bravo (dueño de una voz clara y potente que entusiasmó a todo quisqui). Podríamos añadir que la avalancha de vocalistas que surgieron siguiendo la exitosa estela de estos tres (porque aunque de Linares, contamos también al único e inimitable más imitado Raphael) fue considerable: Julio Iglesias, Pablo Abraira, Bruno Lomas… Unos cantantes que en muchos casos seguían un camino ya guiado y predeterminado: el de la fórmula de fichar por una compañía y acabar compartiendo yugo junto a un productor-compositor-letrista creaéxitos.
A veces los resultados eran muy buenos, pero a la larga la variedad u originalidad acabó siendo prácticamente nula, ya que todas las miradas iban encaminadas hacia la canción ligera y las baladas románticas que eran creadas en serie, en una cadena de montaje, por lo que al final acababan faltas de creatividad, de personalidad, imposibles de diferenciar unas de otras… A todo esto, además se dejaba muy poco margen de maniobra o participación al propio cantante, convertido así en un mero intérprete. Una difícil encrucijada se mostraba a todo aquél que quisiera ser artista: el éxito a cambio de la libertad…
Pues resulta que en esta misma situación y contexto se encontró el cantante del que voy a hablar hoy, un señor que se merece el máximo respeto y consideración: Pedro Ruy-Blas.

A todo el mundo le suena la canción “A Los Que Hirió El Amor” ¿verdad? En cualquier recopilatorio de Pop Español de los 60 suele aparecer… Pues bien, la voz que ponía los pelos como escarpias en esa tremenda canción es precisamente la de Pedro Ruy-Blas. Madrileño de la generación del 49, desde muy chico descubrió los placeres de la música negra (algo inusual por entonces), y con esa inquietud propia de la juventud formó Pedro sus primeras bandas. Con una de ellas, Los Grimm, llegó su primer contrato “profesional” y la cosa parecía marchar realmente bien, a pasos agigantados, porque poco después le llegó la oferta ni más ni menos de formar parte como voz solista de Los Canarios para sustituir temporalmente a Teddy Bautista, que como cualquier hijo de vecino, tenía que prestar servicio militar.
La progresión hacia el triunfo parecía segura dentro de Los Canarios, pero como estaba previsto, Pedro tuvo que salir de la banda con la vuelta de Teddy y como ya hemos dicho, el futuro que aguardaba a los solistas era siempre el mismo: baladas, baladas y más baladas. Tras abandonar el grupo, Pedro entró dentro de una discográfica llamada Poplandia. Allá, junto al célebre productor francés Alain Milhaud, empezó a publicar singles de corte romanticón a toda máquina y sin piedad: “Mi Voz Es Amor”, “Amor, Amor”… ¿Se ve por donde iban los tiros?
Sí, es cierto que llegó al número uno en la lista de ventas, pero lo que diferenciaba a Pedro Ruy-Blas del resto de cantantes de la época era su formación y su fuerte personalidad. Chocaba con esa visión fría e industrial de la música que estaban empezando a desarrollar y consolidar las casas discográficas y con la insistencia de Alain de convertirle en una figura popular y comercial, así que hastiado de todo, acordó la ruptura del contrato que le vinculaba al productor y se propuso retomar el hilo que había dejado en su anhelado pasado: su verdadero amor por el Soul y el Jazz.

En 1975 acabó fichando por Polydor, una compañía en la que encontraría más espacio en el que poder desarrollar libremente, sin ataduras e interferencias ajenas todo lo que llevaba dentro. Una buena muestra de esta nueva situación profesional es que para su primer álbum con esa casa, titulado ‘Luna Llena’, Pedro controlaría las facetas de compositor y productor. Así sí que se podían hacer las cosas.

En cuanto al apartado lírico en general, ‘Luna Llena’ era un LP cargado de toneladas de brillantes y optimistas mensajes (algo que debería agradecerse en aquellos tiempos todavía tan grises y amenazantes) transmitidos con esa potencia, rotundidad y energía tan característica en la voz de Pedro.
A estas alturas de la película en la que estamos, ya se habrán dado cuenta que la palabra “Libertad” se ha visto tan maltratada e ignorada que ya está casi extinta, por ello me parece que es un muy buen momento para rescatarla, retomarla de nuevo y ver que en el micrófono de Pedro Ruy-Blas sigue teniendo significado:

Luego, trasladándonos a lo que es la música, ‘Luna Llena’ era algo así como el ejemplo perfecto de lo que la España de entonces quería: apertura. Y es que de entre las canciones del disco se asomaban trazas de los elementos más variopintos que en unión resultaba una mezcla explosiva, suponiendo un soplo de aire fresco para los oídos de un español de entonces: el Soul y Jazz que tanto engatusaron a Pedro desde joven; el Funk que explotó con virulencia en los setenta; la música caribeña, latina y brasileña que más tarde le calaría tan hondo al bueno de Pedro…

Casi inmediatamente de seguido y sin tiempo para acomodarse con los elogios que estaba recibiendo por ‘Luna Llena’, Pedro Ruy-Blas decidió realizar otro álbum que al final acabaría convirtiéndose en la semilla de una banda muy querida por el público ansioso de novedades y cosas distintas… Dolores.
Con este proyecto, Pedro siguió creciendo en el plano individual (se empleó además como baterista y se mostró como un maestro de la improvisación llamada scat). En el aspecto colectivo, con Dolores se decidió dar otro paso adelante, arriesgar aún un poco más en cuanto a planteamiento y centrarse en los sonidos más experimentales y avanzados del Jazz-Fusión, aunque siempre con ese toque latino tan característicos en sus discos… Pero esa es una historia para otro momento.

Ahora llega el momento de despedirnos y de recordar a ese gran artista que en su momento tuvo la convicción y la fuerza para salirse de la jaula de oro, de lo fácil y lo convencional para surcar otros caminos tal vez más difíciles e inhóspitos, pero a la larga más fructíferos y satisfactorios. Ahí tenemos sus reconocidos papeles en Óperas Rock/Musicales como ‘Jesucristo Superstar’ o ‘Los Miserables’, su posterior dedicación y entrega total al Jazz (música a la que sigue ligado) y su dirección del programa de radio 'Corriente Ecléctica', que he conocido recientemente y que es bastante interesante ya que se aprende muchas cosas con él... ¡Un hombre en constante movimiento!

En fin, un hombre ejemplar que siempre ha tenido muy claro lo que quería ser: él mismo.