«Uno no viaja para proveerse de exotismo y anécdotas con que adornarse como un árbol de Navidad, sino para que el camino lo desplume, lo enjuague, lo escurra, lo deje como esas toallas, raídas por los lavados con lejía, que te entregan junto con un pedazo de jabón en los burdeles… Sin este desapego y esta transparencia, ¿cómo puede uno esperar hacer ver lo que ha visto?»
Elogio del nomadismo-Abdourahman A.Waberi
La segunda persona en la literatura funciona como un narrador autodiegético en donde el propio autor cuenta la historia. Su fin es buscar la complicidad del lector, es por ello por lo que su uso directo de «tú» «te», etc., nos permiten crear un juego de rol en donde el lector es también autor y protagonista de lo que lee.
Aunque la lectura suele ser un acto en solitario, el uso de la segunda persona aparece para encontrarnos al propio narrador hablando consigo mismo. Este narrador en segunda persona funciona como un verse a sí mismo como otro o en el otro. El reconocimiento de uno mismo nos lleva al tema de la intimidad. ¿Hasta qué punto somos ajenos a nosotros?
«Te hacía regalos y cuando tú protestabas por el precio, él decía que su abuelo de Boston había sido rico, pero se apresuraba a añadir que había repartido su fortuna entre muchos (…) sus regalos te dejaban confundida. Una bola de cristal del tamaño de un puño dentro de la cual había una pequeña muñeca bien proporcionada y vestida de rosa que daba vueltas (…) en el mundo del que venías los regalos siempre eran útiles»[1]
El uso de la segunda persona se emplea en panfletos, anuncios, avisos, etc., y en el texto de Chimamanda «Algo alrededor de tu cuello» podría funcionar como un llamado de atención que no nos deja indiferentes ante las emociones y las situaciones brutales de vivencia menos esperadas pero que aparecen como cercanas y podría funcionar como un manifiesto en donde dudar sobre la propia identidad donde la historia es en sí misma la identidad de un pueblo, no permitirnos que lo que nos rodea el cuello, que es esa identidad cultural, nos ahogue y nos limite.
Chimamanda se ve a sí misma y reclama su propia identidad:
«Os reconciliasteis e hicisteis el amor, y os acariciasteis el pelo, el suyo suave y rubio como las oscilantes espigas del maíz al crecer, el tuyo oscuro y saltarín como el relleno de una almohada. A él le había dado demasiado sol y tenía la piel del color de una sandía madura y tú le besaste la espalda antes de extenderle la loción (…) sabías que no eran normales por la reacción de la gente (…) Los hombres y mujeres blancos de edad avanzada murmuraban y lo fulminaban a él con la mirada, los hombres negros que sacudían la cabeza al verte, las mujeres negras cuyos ojos compasivos lamentaban tu falta de autoestima»[2]
Por otro lado, Junot Díaz hace uso de la segunda persona por medio de la existencia de dos lenguas y dos territorios que conviven en un mismo texto, donde obedecen a códigos sociológicos y tratan de romper con las fronteras del lenguaje utilizándolo como un vehículo que permite expresar aquella identidad por la que navegan sus protagonistas, aquella identidad propia del autor.
«Casi inmediatamente empiezan a pasar un pilar de vainas racistas. Quizás siempre fue así, o quizá lo ves más claro después de todo el tiempo que estuviste en Nueva York. Gente blanca frena al llegar al semáforo y te grita con una furia horrorosa, como si le hubieras atropellado a la madre. Te da tremendo fokin miedo»[3]
Díaz, a través de sus personajes, describe la colectividad que lo rodea y el mundo que desea mostrar. Es interesante observar cómo va progresando, de manera precipitada, un contagio intercultural que crece naturalmente, en donde interviene el progreso migratorio, no solamente en sus relatos sino en su novela La maravillosa vida breve de Oscar Wao, donde en este proceso el idioma del migrante con el idioma del lugar en donde reside va creando una mezcla de palabras que nacen con el fin de comunicarse en esta nueva sociedad de la que formarán parte.
Cornejo Polar en su texto Escribir en el aire dice:
«Ciertamente, la condición del migrante no desplaza a las categorías étnicas de indio o mestizo, pero de alguna manera puede englobarlas en términos de un proceso tanto individual como colectivo (…) después de todo, migrar es algo así como nostalgiar desde un presente que es o debería ser pleno, las muchas instancias y estancias que se dejaron allá y entonces, un allá y un entonces que de pronto se descubre que son el acá de la memoria insomne fragmentada y el ahora que tanto corre como se ahonda»[4]
Esto me hace pensar en el proceso de escritura de aquellos migrantes que de una u otra manera, en medio de su individualidad, logran que la colectividad se identifique, y así, por medio del uso de la segunda persona, nos acercamos al autor, nos acercamos a los migrantes, en especial a aquellos que han corrido la misma suerte y saben que lo que está sucediendo sí funciona como una guía porque lo han vivido, porque lo recuerdan en fragmentos o en su totalidad.
En una entrevista[5] realizada a Junot Díaz, le preguntan acerca de la oralidad; esta pregunta clave me lleva a pensar en aquellos elementos en los que la cultura ha tenido mayor impacto entre los procesos sociopolíticos, uno de ellos es la lengua. La sociolingüística sirve para mostrar situaciones de relación lingüística que se encuentran agraviadas por incontables relaciones de poder y, por lo tanto, ha mostrado cómo en esos contextos sociales, se establece un grado valorativo en el pensamiento de los hablantes de unas y otras lenguas que se presentan en diversas ideologías lingüísticas e invariables prácticas de discriminación social.
El cambio de código, o la mezcla de dos lenguas que forman parte del mismo individuo, provienen del ingenio creativo. En el caso de Junot Díaz, el lenguaje resulta ser un proceso cultural que se marca desde la inmigración, dándole paso a un proceso lingüístico que antes era entendido por separado, pero ahora combina dos lenguas para formar nuevas estructuras.
Junot Díaz al igual que Chimamanda utilizan el lenguaje como un resultado del proceso migratorio. El tema del lenguaje es importante ya que los textos de los autores son escritos en inglés y se puede observar claramente esta mezcla de idiomas que surge de la creatividad de ellos. En cambio, en español es muy difícil distinguir el juego lingüístico, el tema de la traducción de un texto que proviene de una lengua mayor, en este caso el inglés, a una lengua menor como el español, muchas veces el modelo de lenguaje por más típico que sea, al ser traducido cambia su estructura sintáctica.
En el libro Medio sol amarillo de Chimamanda, el lenguaje cobra más importancia porque los personajes, aunque ‘hablen inglés’ tienen que estar en contacto constante con su lengua materna. Ambos autores, Chimamanda y Díaz al incorporar en la literatura los aspectos sociales, históricos y culturales, se beneficia la comunicación entre nacionalidades. Lo que se trata es de favorecer el interés por conocer nuevas culturas. De esta manera se desvía el foco de atención del estudio del lenguaje en sí mismo, para pasar a centrarnos en unos aspectos socioculturales que están íntimamente ligados con él, ya que son textos que nos invitan a pensar en las estructuras lingüísticas marcadas por la violencia, el machismo, la inmigración y el idioma.
Es por ello por lo que el uso de la segunda persona aparece para encontrarse a sí mismos, para aprovechar no estar en silencio. El libro Kafka: por una Literatura Menor de Deleuze y Guattari especifica que una de las características más importantes de una literatura menor es que se da al interior de una lengua mayor. Pone el ejemplo de la literatura de Kafka que debe escribir en la misma lengua (alemán) que lo domina y quiere desaparecerlo como lo que es, un judío:
«Lograr hacer sentido desde la lengua que lo silencia, y no sólo eso, torcerla, agrietarla, abrirla y hacerla decir lo que no puede ser dicho desde su lugar hegemónico, ese es el arte y el sentido de la literatura menor” del mismo modo manifiesta que: “la literatura es cosa del pueblo»[6]
La literatura es la encargada de la comunicación colectiva, en el caso de Junot Díaz, escribir en inglés y utilizar palabras en español logra una enunciación colectiva que representa una invasión y revolución del español por el inglés. Aunque considero que en el plano político la mezcla de estos dos idiomas denominado como spanglish constituye un acto de marginalización, no de independencia.
Bajtin caracteriza la relación entre literatura y cultura, vincula el dialogismo con el plurilingüismo en función de los variados espacios socioculturales en los que el hablante interactúa en el desarrollo de su actividad humana. Para este autor, una novela es en mayor o menor medida «un sistema de diálogos, en donde comprende diferentes representaciones del habla, de estilos y concepciones que son usadas como representación social»[7] La literatura no sólo se trata de lenguaje sino también de esas representaciones simbólicas que conforman la historia de una comunidad o pueblo.
Junot Díaz y Chimamanda no se limitan a contextos estéticos en su obra, sino que nos muestra estructuras que funcionan como expresión de una cultura que se vuelve comunicativa y clara. Uno través de la comunidad dominicana, mostrando una realidad cultural; el cambio de código lingüístico entre inglés y español, expresando matices de los dominicanos y la visión de su mundo en el mundo añadiéndole una carga emocional que hace contraste con lo sociopolítico. Y otro, por medio de las emociones de una narradora que actúa entre el país africano y Estados Unidos, mostrando una literatura migrante que transciende fronteras porque el lector se identifica con ellos porque nos muestran personajes humanos que, entre convivencias, problemas, tránsito, culturas desiguales y, aunado a esto la migración, que impregna la escritura de estos autores, nos muestran una realidad universal.
A través de la narración en segunda persona logran que la acción, junto al discurso, sean una nueva creación de identidad lingüística sujeta a espacios geográficos opuestos entre sí, donde es el lenguaje quien los mantiene unidos.
Bibliografía
Belausteguigoitia Rius, Marisa. Límites y fronteras: la pedagogía del cruce y la transdisciplina en la obra de Gloria Anzaldúa.
Bradatan, Costica. El lenguaje de resistencia de Herta Müller. Último acceso: http://revistacritica.com/contenidos-impresos/vigilia/el-lenguaje-de-resistencia-de-herta-muller-por-costica-bradatan
Chimamanda, Ngozie. Algo alrededor de tu cuello. Mondadori, 2010.
Deleuze, Gilles. Kafka: por una literatura menor (México: Ediciones Era, 1978)
Díaz, Junot. La maravillosa vida breve de Óscar Wao. (Colombia: Debolsillo, 2009).
Huerta, Calvo Javier. La teoría literaria de Mijail Bajtín (Apuntes y textos para su introducción en España) Universidad complutense de Madrid. https://revistas.ucm.es/index.php/DICE/article/viewFile/DICE8282110143A/13522
Polar, Cornejo. Escribir en el aire. Habana: Casa de las Américas, 2010.
Ventura, Marcel. Entrevista a Junto Díaz. 05 de julio de 2013. Último acceso el 28 de enero de 2018. En: http://www.letraslibres.com/mexico-espana/entrevista-junot-diaz
Verónica Moreira, Cristina Sosa. Memoria, narración e identidad. La lengua que me narra: Sylvia Molloy, una lectura en clave autorreferencial. http://www.celarg.org/int/arch_coloquios/moreyrasosa_edy2014.pdf
[1] Chimamanda, Ngozie. Algo alrededor de tu cuello. Mondadori, 2010. 361
[2] Chimamanda, Ngozie. Algo alrededor de tu cuello. Mondadori, 2010. 364-367
[3] Díaz, Junot. Guía de amor para infieles, 76
[4] Polar, Cornejo. Escribir en el aire. Habana: Casa de las Américas, 2010, 398
[5] Ventura, Marcel. Entrevista a Junto Díaz. 05 de julio de 2013. Último acceso el 28 de enero de 2018, en: http://www.letraslibres.com/mexico-espana/entrevista-junot-diaz
[6] Deleuze, Gilles. Kafka: por una literatura menor (México: Ediciones Era, 1978), pág. 32
[7] Huerta, Calvo Javier. La teoría literaria de Mijail Bajtín (Apuntes y textos para su introducción en España) Universidad complutense de Madrid.
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