A menudo necesitamos, un faro, una guía, algo o alguien que nos recuerde dónde y como fue, cómo fue nuestro primer sueño de emprender este camino, cual fue el motor que nos origino a este gran cambio total.
A veces nos vemos así. Caminando inseguros. En esos días en que parece nos perdemos del suelo firme, y nos quedamos un poco a la intemperie. Cuando muerde un poco más la soledad, o la inseguridad, o parece que las heridas que uno lleva escuecen más de la cuenta. Cuando nuestros días parecen estériles. En esas ocasiones la duda lo tiñe todo, y no conseguimos vencer a los fantasmas. Entonces nos pesa el trabajo, o los estudios, o las relaciones; los proyectos en los que se baten nuestras jornadas nos parecen más grises; y gritamos “¿Que pasa conmigo?”Y sin embargo, en lo profundo de nuestro corazón sabemos que no estamos solos, alguien esta ahí con nosotros. Esta ahí mirándonos con cariño. Hablándonos con paciencia. Abrazándonos con ternura, aunque a veces ni nos demos cuenta. Esta ahí invitándonos, una vez más, a sonreír por dentro y por fuera, porque la vida puede ser hermosa, y hay que hacerla hermosa para todos.
La vida esta ahí nuevamente ofreciendonos una oportunidad mas para crecer, y creer, para continuar, esta ahí y lo podemos ver en los rostros de cada etapa de nuestra vida; en el cansancio de quien nos pide ayuda; en la cercanía de un amigo; en la tristeza de quien necesita de nuestra alegría; en la canción que libera un vendaval de pasión en nuestro interior; en la oración tranquila; en la tormenta que sólo se vence con coraje. Esta en nuestra Alma, conversando en la melodia del silencio, abriendo y mostrandonos nuevos caminos...