Toda una familia desquebrajada intentando encontrarse a sí misma y perdida, muy perdida. Cada miembro por una causa particular y todos ellos por una situación común. Y... sobre todo... una madre, la MADRE. Esa personita de la familia que tira de todos y recoge los trocitos descompuestos de cada uno para, con mucho cariño y esmero, volver a reconstruir a cada uno de sus pequeños. Con una pequeña salvedad, esta madre es especial... muy especial. Si dijera que tiene un carácter inocente me quedaría muy corta, puesto que la inocencia en este personaje se funde con la personalidad hasta llegar a llenarla casi por completo.
He de decir que me pareció una novela un tanto lenta para leer (suerte que en tamaño no es muy grande) y me costó tiempo terminarla. Aún así, el fondo es bueno y la historia (a pesar de tomárselo con excesiva parsimonia para mi gusto) está muy lograda. Más que una novela para mí es una historieta que narra una noche de familia donde te desgrana cada uno de los personajes de la la mesa y donde sobre todo, aprendes a querer a esa madre y a vivir un sinfín de sentimientos encontrados. Porque si hay algo que esta novela sabe hacer bien, es hacerte pasar por una multitud de estados de ánimo.
Como ya digo, para mí, sin duda lo mejor, el personaje de la madre. Muy muy diferente a cualquier personaje que hubiera visto en ninguna otra novela. Me ha encantado. Lo peor, la lentitud de la novela.
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