Se trata de una película más bien episódica con varios momentos perfectamente olvidables que no dejan de ser entretenidos porque el humor hace acto de presencia. No obstante, parece que no queda claro por dónde quiere llevarnos la cineasta. La excepción la encontramos en la memorable primera escena en la que el actor J K Simmons aparece, donde se crea una situación “mágica” con Susan Sarandon en la que la química entre ambos es muy especial porque la conversación que mantienen destaca por su naturalidad y realismo. El juego de gestos y miradas sin excesos hacen el resto. Tampoco hay que perderse la conversación que mantiene la protagonista con la familia del marido, que refleja los valores de la familia tradicional italiana.
La película nos cuenta la historia de una optimista viuda que está dispuesta a ayudar a cualquiera que quiera aceptar sus consejos, ya sea a una señora enferma; ya sea a organizar la boda de una mujer que se casa en un claro guiño a la ideología de género; ya sea apoyando a su hija que necesita superar una mala racha. En definitiva, la cinta intenta mostrarnos los aciertos y errores de una madre mediterránea, preocupada por el bienestar de la familia, que da muestras de su generosidad y sinceridad, ya que busca lo mejor para sus hijos, recordándonos que uno es padre y madre para el resto de su vida (publicado en Páginas digital).