Y ahora vendrá quien me diga eso de “No estás sola, tienes a tu hijo, a tu familia…”.
Pues sí, gracias a Dios, tengo todo eso, y tengo trabajo y amigas (aunque ahora estén lejos), pero estoy sola.
Y también vendrá quien me diga “tú te sientes sola, pero no lo estás”.
¡Claro que me siento sola! Si no no estaría escribiendo este post…
Tengo un niño de dieciséis meses, vivo con mis padres desde hace tres meses (esto es provisional, ya me falta poco para tener listo mi piso), me he mudado de la ciudad en la que he vivido los últimos siete años y en la que nació mi hijo porque me he separado de su padre, he dejado amistades y un barrio y un entorno que me encantan… Así que estoy pasando un duelo. Duelo por el fin de una relación. Duelo por dejar mi casa. Duelo por dejar una ciudad maravillosa con gente “mu perita” y con un clima privilegiado. Duelo por dejar a mis vecinos/as. Duelo por dejar mi coro. Porque sí, también tenemos que pasar el duelo por el apego a las cosas físicas o a las personas que dejamos a tantos kilómetros de distancia. Y seguramente también estaré pasando el duelo por mi anterior vida, la de antes de ser madre, que no era mejor ni peor, era diferente.
Pero aún así, tengo mis momentos de bajón y tristeza. Porque estoy sola. Y a veces, triste. Y a veces culpable pot sentirme triste. Un rollo. Y es que quien pretenda creer que un hijo te llena todo en la vida, se equivoca. Un hijo llena mucho, muchísimo, pero hay huecos en la vida de una persona que es imposible que los llene un bebé. Y pretender que así sea, pretender que un hijo llene y complete todos los aspectos de la vida de una mujer adulta me parece que es echarle a un niño una carga emocional y una responsabilidad brutales y que no le corresponden.
Adoro a mi niño, estoy encantada de ser madre y lo vivo intensamente (sobre todo teniendo en cuenta que es algo que me costó conseguir y que he deseado toda mi vida). Esa parte la tengo cubierta. Pero otros aspectos de mi vida están vacíos, hay huecos, que seguramente se irán llenando, porque tengo buen ánimo y buena predisposición. Será cuestión de tiempo. Pero ahora, es así como me siento.
¿Habéis vivido una separación o cambio de ciudad después de ser madres/padres? ¿Cómo lo habéis llevado? Es normal sentir pena, ¿verdad?
Un saludo.