Pero esas novelas acababan cuando el sibilino mayordomo era descubierto y los grilletes se cerraban en sus muñecas.
En el Vaticano, no. En el Vaticano la novela comienza cuando acaba la otra. Cuando al mayordomo lo encarcelan. En el Vaticano, al mayordomo, presunto culpable, lo arrojan a la mazmorra medieval en los sótanos de la basílica de San Pedro. Unos investigadores con solideo y fajín morados han descubierto que Paolo Gabriele es un traidor que ha robado correspondencia privada al papa B16. Abuso de confianza, sacrilegio.
Me pregunto qué dirá el Código Penal Vaticano sobre la pederastia. Lo ignoro pero por lo que tenemos visto y comprobado se debe castigar con un cambio de parroquia.