Una medida para acabar con parte del enchufismo

Publicado el 14 septiembre 2013 por Catalega @Catalega
España es un ejemplo de País descentralizado, “disfrutamos” incluso de más descentralización que muchos países federales. En España cada administración pública “va a lo suyo”, cada administración hace y deshace a su antojo y solo se acuerda de las administraciones superiores a la hora de pedir (o exigir) subvenciones y financiación; pero para lo demás que el Estado no los controle porque ellos son autosuficientes. Y eso también se aprecia en los procesos de selección de personal. Aunque existen unas leyes que regulan esta cuestión, como puede ser el Estatuto Básico del Empleado Público, a la hora de gestionar las diferentes ofertas de empleo público cada administración es soberana. Y yo me pregunto, ¿por qué es esto así?, ¿por qué cada administración gestiona estas cuestiones? En mi opinión este tema se debería modificar y se puede hacer de una manera muy simple. Esta debería ser una cuestión regulada por el Estado, de forma que cada administración (incluidas las universidades) informara al Ministerio de Administraciones Públicas de sus necesidades de personal para cada año, con esos datos Administraciones Públicas convocaría oposiciones conforme al número de plazas requeridas de cada uno de los grupos (A, B, C, D o E, así como a los cuerpos especiales); los exámenes serían únicos para toda España y la persona que aprobara los mismos obtendría una habilitación para ejercer en todo el territorio Nacional; pasando a un listado de habilitados único para todo el País. Así cuando cada administración (o sus entes instrumentales) precisaran de cubrir plazas, ya sea de forma definitiva o interina, acudirían a esta lista. Asimismo, las personas habilitadas para ejercer del grupo que correspondiera podrían elegir la zona territorial que les interesara y, en el caso de tratarse de comunidades autónomas con lenguas cooficiales, deberían acreditar su conocimiento o tener derecho a un plazo de adaptación para su aprendizaje. Con esta medida se acabaría con muchas cosas, entre otras con el enchufismo que se produce en muchas administraciones, sobre todo en los ayuntamientos, donde más veces de lo deseado da la sensación de que las plazas se dan a dedo, coincidiendo, casualmente, con personas muy cercanas al gobernante de turno.