Hace poco más de un año tuve el inmenso placer de colaborar en la revista "Westernworld", la primera publicación española especializada en cine western, creada por Juan Pablo Campelo y que cuenta con una impresión a todo color, con numerosos carteles, fotocromos e imágenes en general de las películas reseñadas y un sin fin de colaboradores especiales.
En aquella ocasión, "Westernworld" quiso adentrarse en el Spaghetti Western para realizar un extenso y profundo análisis sobre uno de los géneros insignia del cine italiano. Más de 300 páginas a todo color, en el que Juan Pablo Campelo contó con un equipo de colaboraciones de auténtico lujo: Javier G. Romero, Dani Morell, Dario Lavia, José Abad, James Wallestein, Lucía Pérez, Carlos Díaz Maroto, Miguel Ángel Plana y un servidor, Oscar Vela 'Mastí'... y como no podía ser de otra manera, ya que trataba sobre el "Spaghetti Western" tenía que escribir sobre aquella trilogía que sentó las bases del subgénero: La Trilogía del Dólar. Sin duda, Tres Balazos para Sergio Leone (y el Clint Eastwood más duro) con sus obras maestras: "Por un puñado de dólares", "La muerte tenía un precio" y "El bueno, el feo y el malo". Así que, si os gusta el buen cine, os invito a que leáis este reportaje... si os apasiona, no os lo perdáis... Empezamos!!!
TRES BALAS PARA LEONE: LA TRILOGÍA DEL DÓLAR.
El cineasta italiano Sergio Leone dando instrucciones a Clint Eastwood.
A mediados de la década de los sesenta, Hollywood se había cansado del western, estando cada vez más considerado como una reliquia de otra época. Bien es cierto que las películas seguían constituyendo elementos esenciales de la historia del cine; sin embargo, los tiempos estaban cambiando y con ello las tendencias, debido principalmente al final de las restricciones del "Código Hays" (1) acerca de la censura en la producción cinematográfica, propiciando que con estas nuevas libertades artísticas, una generación de realizadores del llamado "Nuevo Hollywood" empezaran a trabajar en diferentes géneros para hablar de temas antes prohibidos. Parecía que los westerns comenzaran a perder ese lugar sólido que habían tenido dentro de la cultura popular estadounidense.Sergio Leone no opinaba lo mismo. El director italiano intuía que el género moribundo estaba maduro para ser reinventado, y la permanente influencia del western europeo y los primeros spaghetti westerns (bautizados así por el lugar donde se rodaban y por la abundante sangre) demuestra que estaba en lo cierto. El propio Leone comentaba en una entrevista concedida por Christopher Frayling en febrero de 1982 que «Los alemanes habían lanzado la idea del western europeo, con una serie de films que eran muy parecidos a la televisión muy, muy mala: la serie 'Winnetou', basada en las novelas de Karl May.» —cabe puntualizar que la serie 'Winnetou' eran unos modestos e infantiles juegos de indios y vaqueros cuyos escenarios parecían más una fantasía juvenil que el Oeste real—. «Pero al menos esos films mostraban que al Oeste todavía le quedaba algo de magia, y que el hombre de la frontera era un héroe que aún vivía en los corazones del público cinematográfico europeo». (2)
La industria cinematográfica italiana no pasaba por su mejor momento, tras los fracasos de las superproducciones estadounidenses: "Sodoma y Gomorra" (Sodom and Gomorrah, Robert Aldrich, 1962) y "Cleopatra" (Id., Joseph L. Mankiewicz, 1963); que hicieron que los norteamericanos se retiraran de los estudios italianos. Leone había trabajado como asistente de dirección en algunos péplum, entre ellos "Quo Vadis?" (Id., 1951) de Mervyn Le Roy, "Helena de Troya" (Helen of Troy, 1955) de Robert Wise, "Ben-Hur" (Id., 1959) de William Wyler o "El coloso de Rodas" (Il colosso di Rodi, 1961), siendo este último su debut en la dirección. La falta de inversores y la poca creatividad reinante obligaron a buscar alternativas económicas y diferentes a la hora de abordar un nuevo proyecto. Todo ello, junto con la fascinación que le produjo disfrutar del film japonés "Yojimbo (El mercenario)" (Yôjinbô, Akira Kurosawa, 1961) —recomendado por su amigo Enzo Barboni—, hizo que le empezaran a bullirle las ideas para convertir el largometraje japonés en un western. Así que invitó a Italia al relativamente desconocido actor norteamericano Clint Eastwood para rodar el remake, que huelga decir que estaba basado en la novela estadounidense "Cosecha Roja" de Dashiel Hammett, al que tituló "Por un puñado de dólares" (Per un pugno di dollari, 1964), siendo el primero de sus westerns icónicos protagonizados por 'el hombre sin nombre', que junto con "La muerte tenía un precio" (Per qualche dollaro in più, 1965) y "El bueno, el feo y el malo" (Il buono, il brutto, il cattivo, 1966) conformarían la célebre "Trilogía del dólar".
A pesar de que ya se habían realizado en Italia unas 25 cintas menores cuando Sergio Leone hizo su irrupción derrochando nuevas e interesantes ideas, fue la "Trilogía del dólar" la que definió el género definitivamente, causando un verdadero furor entre 1964 y 1965, realizándose la friolera de 130 spaghetti westerns (algunos en coproducción con otros países, la mayoría de ellos en España). Sin duda, el estilo de Leone creó escuela: las lacónicas intervenciones de sus protagonistas, la estilización y celebración de los rituales típicos del género, la prolongación del clímax, la omnipresente música del maestro Ennio Morricone, entre otras cosas; aunque paradójicamente al mismo Leone no le hacía mucha gracia que otros cineastas se inspiraran en sus historias. Así lo manifiesta Antonio José Navarro: "Sin duda, el talento de Sergio Leone era tan grande como su petulancia, dato muy a tener en cuenta si consideramos la sonrojante mediocridad de '¡Agáchate, maldito!' (Giù la testa, 1971), que fracasó en un terreno donde otros triunfaron abiertamente. A las pruebas me remito: «De los westerns italianos llamados 'políticos' o también 'inteligentes' creo haber visto sólo 'El halcón y la presa' (La resa dei conti, Sergio Sollima, 1966) que debe su título a mí, que a su vez lo había tomado prestado de un tema musical de Morricone (...) únicamente puedo decir que cuando me dicen que soy 'el padre del western all'italiana' pienso en cuántos hijos de puta (sic) he puesto en circulación». (3) A decir verdad, es una opinión bastante curiosa teniendo en cuenta que para idear "Por un puñado de dólares" (Per un pugno di dollari, 1964) el propio Leone plagió descaradamente el clásico de Kurosawa; de hecho, el cineasta japonés llevó a los tribunales a la productora italiana, ganando el litigio, claro está, y además escribió una misiva al señor Leone pidiéndole explicaciones, que en resumidas cuentas decía: "Signor Leone, acabo de tener la oportunidad de ver su film. Es un film espléndido, pero es mi film. Puesto que Japón es firmante de la convención de Berna sobre el copyright internacional, debe usted pagarme". (4) No obstante, dejando de lado el genio, la figura, la insolencia de Leone y los problemas legales con el film de Kurosawa, vamos a analizar a continuación los valores cinematográficos, así como la incontestable maestría, que atesoran las tres películas que conforman "La trilogía del dólar".
Fotograma de "Yojimbo (El Mercenario)" del maestro japonés Akira Kurosawa.
Aunque antes de enumerar sus virtudes, es necesario matizar que los tres largometrajes que componen la trilogía son independientes y autoconclusivos, teniendo como nexo el personaje conocido como el "hombre sin nombre", al que encarna Clint Eastwood en todas ellas, y además comparten numerosos matices y rasgos tanto estéticos como argumentales. De ahí que se agruparan las tres películas dentro de una trilogía llamada del 'Dólar', denominada así por su productora United Artist por ese amor incondicional que profesaban sus personajes por el dinero; aunque también se la conoce como la "trilogía del hombre sin nombre", una denominación con mucho más sentido, derivada evidentemente por la falta de apelativo de su emblemático protagonista.INFLUENCIAS MULTICULTURALES: EL CINE JAPONÉS COMBINADO CON EL CARÁCTER MEDITERRANEO:
La esencia del cine de Leone reside en su enorme capacidad para conjugar con maestría diferentes fuentes de inspiración, aunque estas fueran estrambóticas y anacrónicas, las cuales configuró un discurso propio rebosante de originalidad. La historia de "Yojimbo (El mercenario)" acerca de un samurai errante (encarnado por Toshiro Mifune) que ofrece sus servicios como guardaespaldas a dos facciones rivales, enfrentándolas finalmente mientras observa el caos resultante desde la torre contra incendios de madera que domina la calle principal del poblado, tenía exactamente la combinación de "aventura, ritual y concepción narrativa del tiempo" que tanto le gustaba a Leone. De igual modo, la literatura y la tradición teatral española e italiana, con referentes como "Lazarillo de Tormes" y la "Commedia dell'Arte" se mostraba a través de los punzantes diálogos, repletos de dobles lecturas e ironía. Cabe decir que esos cuantiosos personajes picarescos no tenían cabida en el clásico western norteamericano, pero en el Spaghetti se tornan inolvidables protagonistas; al igual que esos antagonistas con el característico sentir latino de sangre caliente. Toda esta mixtura multicultural confiere a su cine un aire gamberro, irónico y socarrón nunca antes visto en una película del Oeste, que redefinieron las claves del género.
LA GENIALIDAD DE ENNIO MORRICONE:
El cine de Leone y generalmente el western europeo encontraron gran parte de su personalidad en la música de Ennio Morricone, que con su fuerza y originalidad ilustraban unas imágenes que ya forman parte del imaginario colectivo de generaciones de cinéfilos en todo el mundo. La inmensidad del paisaje desértico, abrupto, dramático, desgarrado y auténtico..., se relaciona psicológicamente con unos personajes que habitan en un mundo hostil, donde la vida se confía a la habilidad de cada pistolero de desenfundar su revólver y disparar primero.
La excelencia del maestro italiano en la composición de la música para un western, se estableció en la inclusión de sonidos e instrumentos completamente ajenos a este universo, como esas lisérgicas guitarras eléctricas, trompetas tocando a degüello, los originales silbidos, las voces corales y un amplio 'collage' de efectos de percusión como la resonancia del látigo al golpear el suelo, la serpiente de cascabel, el coyote, y rudos de disparos entremezclados con la música 'in-crescendo'.
La seminal partitura de "Por un puñado de dólares" y sus siguientes depuraciones estilísticas en "La muerte tenía un precio" y "El bueno, el feo y el malo", predisponieron una revolución estética y conceptual sin precedentes en la historia del celuloide. Aunque, en contraste con lo anterior, la crítica (especialmente la más purista) nunca comprendió y valoró su aportación, y además lo tildó como un compositor menor sin mayor consideración. No obstante, en la actualidad esta tendencia ha cambiado gracias a la reivindicación que blanden cineastas como Quentin Tarantino, que ha utilizado numerosas partituras de westerns europeos para la música de algunas de sus películas; e incluso, ha trabajado directamente con él. La prueba irrefutable de ello la encontramos en el hecho de que la academia de Hollywood jamás ha nominado a los premios Oscar una composición de western europeo y que, tras cinco nominaciones a la Mejor Música para Morricone por películas de otros géneros, los académicos enmendaron su error con la concesión en 2007 del Oscar Honorífico como reconocimiento a toda su carrera y sobre todo, el Oscar a la Mejor Banda Sonora Original que obtuvo el pasado año 2015 por la magnífica partitura de "Los odiosos ocho" (The Hateful Eight, Quentin Tarantino).
MEMORABLE CALIDAD INTERPRETATIVA:
Uno de los grandes aciertos que presentan los films de Sergio Leone (en especial los de 'La trilogía del dólar') se erige en la mímesis que logran los intérpretes con sus personajes y en el estimulante juego que establece entre los diferentes estilos interpretativos de sus actores: Clint Eastwood en su recreación misteriosa del 'hombre sin nombre', Gian María Volonté como irracional villano, Lee Van Cleef entre la pincelada paternal y entrañable del coronel Mortimer y la frialdad insondable del Sargento Sentencia, el inolvidable Tuco 'El Feo' de Eli Wallach, el hieratismo de Charles Bronson, el romanticismo de la revolución personificado en James Coburn, el aire crepuscular del bandido encarnado por Henry Fonda o el liderazgo de Claudia Cardinale, la dama del western, siendo el único personaje femenino relevante en el cine de Leone y del western europeo en general, ya que los creadores de estas películas optaban por eliminar o dosificar la presencia femenina en sus historias, porque afirmaban que sus subtramas melodramáticas rompían el ritmo del argumento principal y frenaban la acción.
VIOLENCIA EXPLÍCITA:
Sin duda, es uno de los principales elementos que diferencian la visión mediterránea del western (impulsada por Leone) del referente clásico estadounidense. En el caso de Leone, cabe reseñar que mostraba la violencia de una forma muy cruda, siendo una opción muy polémica en la época. No tanto por lo evidente de las imágenes (hoy resultan hasta bisoñas) sino por la injustificación moral de dichos actos violentos. En el caso de los westerns clásicos estadounidenses, por regla general, la violencia siempre estaba justificada debido a que se empleaba como el último recurso tras agotar la vía del diálogo, la razón y la justicia, o se llegaba a ella porque los personajes se veían inmersos en una situación límite cuya única salida posible la encontraban en el uso de las armas. En contraste con lo anterior, en el cine de Leone y el Spaghetti la violencia constituye un modo de vida, entendida como una filosofía o como un principio moral incrustado en la personalidad de sus personajes.
Fue tan incomprendido el uso de la violencia en el cine de Leone, que para poder emitir "Por un puñado de dólares" en la televisión estadounidense, se decidió filmar un prólogo en el que se justificase moralmente las acciones violentas del personaje de Clint Eastwood. Se rodó en el año 1977 y funciona como una pieza independiente con el objetivo de insertarse antes de los títulos de crédito. El cineasta encargado de este singular trabajo fue Monte Hellman, conocido por la película de culto "Carretera asfaltada en dos direcciones" (Two-Lane Blacktop, 1971) y responsable del western "Forajidos salvajes" (Ride in the Whirlwind, 1965), el cual estaba escrito y protagonizado por un joven Jack Nicholson. Hellman contó con el actor Harry Dean Stanton (de ahí la confusión que a veces se produce cuando se incluye el nombre de este actor en algunas fichas técnicas de la cinta) y un doble de Eastwood, al que un poncho (que dista bastante del que aparece después en la película) oculta su identidad; sin embargo, no tuvieron problemas en añadir un primerísimo plano de los ojos de Eastwood (extraído del metraje) que no guarda ninguna correlación ni de raccord, posición de la cámara, ni concordancia de luz con la secuencia del prólogo. En el argumento, el personaje de Staton, una especie de responsable de la justicia, saca de la cárcel al 'hombre sin nombre' y le promete firmar su indulto si consigue limpiar de malhechores el pueblo de San Miguel. Tras esta premisa, el 'hombre sin nombre' estará capacitado para aniquilar a cualquier malvado con tal de lograr su, ahora sí, loable fin.
EL ENCANTO DEL DESIERTO ALMERIENSE Y LA VENERACIÓN POR EL PONCHO:
La representación del espacio, las ciudades, las vestimentas de los personajes, y en definitiva todos los elementos que aparecen en el cine de Leone y los spaghetti westerns, muestran más apego con la realidad que el idealizado referente clásico estadounidense. Este hiperrealismo propicia que el espacio se antoje hostil, mugriento y carente de valores. Sergio Corbucci ha señalado en más de una ocasión, sobre su película "Django" (Id., 1966), esta diferencia entre el western clásico y el italiano al asegurar que: "En lugar de la panorámica maravillosa que nos ofrece el western americano..., presento tierras pantanosas y sucios tipos barbudos. Muestro hombres pobres y harapientos, pues en la vida real en el Oeste debió parecerse más a la italiana que a la americana, por la que John Wayne se pasea con sus camisetas estampadas y la que exhibe Gary Cooper como un dandi impecable..." (5)
Alex de la Iglesia en el set de rodaje de "800 Balas",
situado en el desierto de Tabernas, en Almería (España).
Por otro lado, el atrezo cobró una relevancia inusitada hasta entonces. La veneración e idolatría excesiva por las armas y la vestimenta devino en una marca identificativa del western europeo. Leone dotó a los personajes de sus westerns de esta irrefrenable pasión por el detalle que sus compañeros de generación explotaron hasta la extenuación. Los rasgos que el cineasta italiano utilizó para caracterizar al 'hombre sin nombre', tan simples como magistrales, constituyeron uno de los mayores logros de su propuesta cinematográfica. Leone modificó los códigos más estrictos del homólogo americano, presentándonos a un antihéroe desaliñado, con aire ausente, parco en palabras, impasible y vestido con ropas harapientas. El sombrero raído, la barba poblada de tres días, el cigarro puro toscano mordisqueado y pegado en la comisura de los labios, el enigmático poncho con reminiscencias cretenses, los pantalones ceñidos, junto con la fría interpretación de Clint Eastwood, refundaron los cánones modélicos del héroe en el western, favoreciendo la configuración de personajes más complejos, ambiguos, atractivos y redondos sin caer en la previsibilidad.
Aunque cabe comentar, como dato curioso, que es bastante enigmático la cantidad ingente de ropa con la que visten los personajes viendo el calor extremo del desierto donde discurren sus andanzas. A decir verdad, es un verdadero misterio sin respuesta. Quizás sea debido a que por la noche refresca bastante, tal como ocurre en las zonas áridas de montaña.
De Izq a Dch: Sam Peckinpah, Sergio Leone, Monte Hellman, Jenny Agutter y Fabio Testi.
EN CONCLUSIÓN:La 'Trilogía del dólar' en particular y, por extensión, el western europeo en general, constituyen un excepcional ejemplo de maridaje cultural, que se reivindica con el paso del tiempo y que goza cada vez más del respaldo de una multitud de aficionados. Además, en la actualidad, constituye uno de los estilos que mayores influencias ha despertado en numerosas generaciones de cineastas procedentes de todos los rincones del planeta: Brian de Palma, Sam Peckinpah, John Carpenter, John Woo, Wong Kar Wai, Takashi Miike, Robert Rodríguez, Quentin Tarantino...; asimismo, se erige como una pieza clave en la evolución del cine de acción, el cual buena parte no se comprendería sin la irrupción en la historia del séptimo arte del western europeo.
BIBLIOGRAFÍA:
(1) El Código Hays fue un código de producción cinematográfico que determinaba con una serie de reglas restrictivas qué se podía ver en pantalla y qué no en las producciones estadounidenses. Fuentes: SPINOF: El código Hays o la autocensura de Hollywood y WIKIPEDIA: Código Hays.
(2) Fragmento de la entrevista concedida por Christopher Frayling en febrero de 1982 a Sergio Leone, recogida en el libro: "¡Clint, dispara! La 'Trilogía del dólar' de Sergio Leone", coordinado por Víctor Matellano, Madrid, T&B Editores, 2012. Pág. 97.
(3) Navarro, Antonio José. (2004), «Sergio Leone. Más allá del Oeste» en 'Dirigido por', nº 336, julio-agosto de 2004. Pág. 66.
(4) Frayling, Christopher. (2002): Sergio Leone. Algo que ver con la muerte, Madrid, T&B Editores. Pág. 66
(5) Sergio Corbucci en Königstein. (1977). Pág. 338.
Fuentes:
Artículo publicado originariamente en la revista Westernworld #3: Especial Eurowestern #1
(lanzado a la venta en Octubre de 2016)
Imágenes obtenidas de la red.
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Sin ánimo de lucro. Las imágenes publicadas solamente tienen la finalidad de complementar este artículo.Para terminar, cabe mencionar que "Westernworld" acaba de lanzar su cuarto número, en el cual hace un especial a "Parada en el infierno" (Stop over in hell, 2017), el último trabajo tras las cámaras de Victor Matellano. Si te apasiona el western, no te quedes sin él:
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