Hace unos días me encontré en el muro de Facebook de mi socio Adrián Fuentes este post:
“NOTICIAS DE CUBA: ” Hablando de la EGREM, no sé si estas al tanto, pero me comentó Ray hace unos días que el Vlado está muy jodido… Ahora si de verdad… Yo hace rato que no voy por la EGREM, ni coincido con el Fide para preguntarle, alguien me dijo que se había retirado para Granma con la mamá o algún familiar…”
“Nota: (solo espero que no se cometa la torpeza acostumbrada de dejar en la soledad a uno de los periodistas más grandes de nuestro país)”
“Trataré de ser breve y de controlar mi bronca…. Varios chat y mensajes me despertaron está mañana para confirmarme lo cierto de la información sobre el estado de Bladimir Zamora Céspedes…. por favor, exijamos la posibilidad de un abrazo al Blado, al menos uno…. no quiero seguir hablando, porque temo salirme de control….”.
Bladimir Zamora Céspedes, o simplemente Blado, fue el primer periodista que conocí, cuando estudiaba en la beca y no podía bajarme de la trova. También fue mi primer entrevistado. Recuerdo cuando llegué a La Gaveta para entrevistarlo. La Gaveta, por si alguien no lo sabe, es un cuarto de solar bohemio y extravagante en el que vivía el Blado, lleno de frases, firmas y graffitis en todas sus minúsculas paredes. Yo no sabía mucho de solares por entonces -hoy sigo sin saber mucho más-. Después de llevar unos cinco minutos tocando insistentemente una puerta en la que había colgado un cartel en el que se leía “ESTOY EN EL BAÑO”, sentí a mis espaldas una voz ronca que decía “Aahhh, porque el problema es que no sabes que el baño está fuera.” Y ahí empezó la primera lección.
Sin saberlo, gracias a él, y al resto del Caimán Barbudo aprendí a amar el periodismo cultural, y más importante aún, la música cubana y sus raíces. Y ahora resulta que se está apagando ese gordo inmejorable, y uno acá con sus demonios no puede más que dedicarle un montón de buenos pensamientos. No te vayas todavía Blado, mira que tenemos mucha música que disfrutar aún.