Una mujer, llamada Sarah Deming, que parece no tener otra cosa mejor que hacer en su vida, puso una demanda contra la película Drive (Nicolas Winding Refn, 2011). Según ella la distribuidora FilmDistrict y una cadena de exhibición la engañaron durante la campaña de promoción de la película. Y es que, según dice, le vendieron Drive como si fuera algo parecido a Fast and Furious (¡madre mía!). Claro, cuando la señora acudió a la sala y descubrió que no había casi ninguna persecución se enfadó mucho y, porque no decirlo, se dejo llevar del cabreo a la estupidez y dió el paso junto a su abogado. Pero ahí no queda todo. También acusa a la película de ser un relato antisemita ya que promueve la violencia contra un personaje judío como al que da vida Albert Brooks en el film. No se que pasará con esta demanda, pero por favor, espero que no haya un juez tan desocupado que decida ocuparse de este caso en vez de otros miles que son mucho más importantes. La próxima vez espero que Sarah Deming se informe mejor a la hora de ir a ver una película.