Una mujer, un descubrimiento, una negativa y un legado que le costó la vida

Publicado el 12 febrero 2018 por Acercaciencia @acercaciencia

Una mujer

Marie Sklodowska, polaca de nacimiento, siempre soñó con dedicarse a la ciencia. Vivió y estudió, clandestinamente, en una Polonia dominada por los rusos. Allí, ser polaco y, principalmente, mujer era motivo de marginación. Cuando pudo emigrar, viajó a París y se dedicó a estudiar; graduándose con honores en física y matemáticas. En el transcurso de sus primeras investigaciones conoció a Pierre Curie, su alma gemela, con quien se casó solo un año después de conocerse y de quien adoptó el apellido.

Amor en bicicleta

Con el dinero que le regalaron en su boda, Pierre y Marie compraron dos bicicletas para irse de luna de miel; convirtiéndose esta actividad en entretenimiento de la pareja. Marie fue pionera en usar falda-pantalón para montar bicicleta, convirtiéndose así en un símbolo de la liberación femenina y dando de qué hablar a los medios, que también en esa época se ocupaban de chismes.

Pierre y Marie, además del amor a montar en bicicleta, compartieron la dedicación de sus vidas a la ciencia, la lucha por una sociedad más igualitaria y el arduo trabajo en el laboratorio.

Un descubrimiento… o dos

El matrimonio comenzó a compartir sus investigaciones científicas y, cuando moría el siglo XIX, anunció el descubrimiento de un nuevo elemento: el polonio, denominado así en honor al amado país natal de Marie. Más tarde, luego de un arduo trabajo, logró aislar una sustancia que emitía un millón de veces más radiación que el uranio a la que denominaron radio.

El gran logro de Marie radicó en darse cuenta de que la radiactividad, término acuñado por ella y que identifica la capacidad de un elemento de emitir radiaciones, es propiedad de los átomos de la materia y no el resultado de un proceso químico.

Por esos estudios, la pareja recibió el Premio Nobel de Física en 1903, aunque no acudió al acto de entrega, alegando que estaban muy atareados con sus clases. Fue dos años después que viajaron a Estocolmo y allí expusieron los “beneficios de la radiactividad” para destruir células cancerosas (radioterapia) así como también sus perjuicios. Estos últimos estudios fueron realizados en conejillos de indias y evidenciados en la salud de ambos científicos: sufrieron congestión pulmonar y modificación de leucocitos en sangre, entre otras dolenciass.

Premio Nobel de Física. Exposición “Marie Curie. Une femme au Phanteon”. Fotografía: María Inés Malacarne.

En 1911, Marie recibió el Nobel de química por el descubrimiento del radio y el polonio. En un discurso en la Academia Sueca dijo con sencillez “a los elementos que emiten radiación (similar a la que emite el uranio) los he denominado radioactivos y a la nueva propiedad de la materia revelada en esas emisiones, radioactividad”

Dignidad femenina

Al morir Pierre en un accidente de tránsito, el gobierno francés ofreció a Marie una pensión para ella y sus hijas. La rechazó diciendo “No quiero una pensión, todavía soy joven y capaz de ganarme la vida para mí y mis hijas”.

De tal palo, tal astilla

Marie siempre trató de brindar a sus hijas, Irene y Eve, una esmerada educación. A tal punto que, con otros amigos científicos, escribieron un programa especial de educación y ellos mismos impartían las clases. Esa educación y la observación del trabajo de su madre fomentaron la vocación científica de Irene quien, junto a su esposo Frederic Joliot, ganó el premio Nobel de Química en 1935, por descubrir la radiactividad artificial.

Una negativa

A pesar de haber obtenido dos premios Nobel, a Marie se le negó un lugar en la Academia de Ciencias por ser mujer. Ella consideró esta situación humillante e injusta, la cual fue subsanada en parte por la Academia de Medicina que la eligió como miembro en 1922, convirtiéndola en la primera mujer en pertenecer a ese círculo.

Un legado que le costó la vida

Cuaderno de notas de Marie Curie. Exposición “Marie Curie. Une femme au Phanteon”. Fotografía: María Inés Malacarne.

Marie Curie dejó a la humanidad un legado invaluable, el descubrimiento de la radiactividad y la posibilidad de su aplicación en numerosos campos de la vida cotidiana. Pero ese legado le costó la vida. La constante exposición a la radiación le produjo una leucemia, que la mató a los 67 años. Sus cuadernos de laboratorio emiten, actualmente, tanta radiación que se guardan en un recipiente revestido de plomo.

Las mujeres en la ciencia

En 1995, los restos de Marie Curie fueron trasladados al Panteón de París; convirtiéndose en la primera mujer en ser sepultada allí. En 2017, para honrar el 150 aniversario de su nacimiento, fueron exhibidos en ese lugar algunos de sus materiales de laboratorio, cuadernos, premios Nobel y hasta un álbum con fotografías familiares bajo el título “Marie Curie, une femme au Panthéon”

Así, una mujer que persiguió sus sueños, enfrentó todo tipo de adversidades y dio su vida por el conocimiento y el bien de la humanidad, se transformó en el espejo en el que se miran las mujeres científicas, profesión que aún presenta una gran brecha entre géneros.

En menos de un siglo, la tecnología nuclear (que aprovecha la radiactividad) ha permitido importantes avances en diversos campos. Para conocer más sobre el tema pincha en la infografía.

Referencias bibliográficas:

Curie, M.S. (1910) Traité de radioactivité Tome I. Gauthier-Villars, Imprimeur-libraire Ed. 305 pag.
Binda, M.C. (2009) Marie Curie. Una mujer pionera en su tiempo. Revista Argentina de Radiología 73(3): 265-270.
Muñoz Páez, A. (2013) Marie Skłodowska-Curie y la radioactividad. Educ. quím., 24(2): 224-228
Vargas Prada, L. (2011) Marie Curie: la dama del Radio. Revista Digital Universitaria 12 (10). UNAM.

por Fabiana Malacarne

Ingeniera agrónoma, mejoradora de plantas y apasionada por la ciencia. Trabajando siempre por acercar la ciencia a los más jóvenes.
@fabibiotec