Una música para septiembre

Por Agora

Toda la música cabe en la taza de café

que había allí, como un alma paciente,

esperando que los sonidos rebosaran

por los bordes, y recordasen sin dudas

las notas de un arpa, que quizás fuera

el sueño fugaz y leve, de estar contigo

charlando en este velador de la plaza,

iluminada por un discreto foco de luz

que nos llega como un juego limpio y

de leves sonrisas, y manos acariciadas.

También oíamos en el fru- fru del aire,

los acordes brillantes y bellísimos de

la música de Wagner, rebotando sobre

el muro frío de la catedral de enfrente;

también oí la música de orquesta que

otros ignoraban, demasiados críticos

de una época que no olvidamos jamás;

sin embargo todavía esa obertura, nos

izaba entre tanto escombro que suena

a ras de tierra, mezcla de los afanados

por esconder la emoción, cuando aun

sonaba vibrante, la llamada urgente y

audaz de la cabalgata de las Valkirias.


Eduardo López Pascual