Una Navidad de mierda (literalmente):

Por Odellera

No me lo Puedo Creer


Navidad de mierda (literalmente):

En mi tierra, las Navidades son fiestas de mierda, como manda la tradición. Y cuando digo “que son de mierda”, no lo digo por el viacrucis que hay que pasar para conseguir regalos, o el suplicio de aguantar al cuñado plasta durante toda la comida familiar, ni tan siquiera lo digo por el remordimiento constante al pensar en las calorías extra ingeridas, las cuales van a tardar casi 365 días en desaparecer de nuestro body; eso si tenemos suerte y no se nos acumulan en el bote, como “La Primitiva”.

De lo que hablo es de mis tradiciones, que son de mierda (y a mucha honra). Esas que he mamado desde la cuna y que, hasta hace poco, pensaba que eran de lo más “normal”. Me di cuenta que quizás no lo eran tanto al ver que el 99,9% de la gente se quedaba ojiplática al mencionarles cual era mi figura preferida del Belén, o de qué manera conseguía los dulces navideños de pequeña. Viéndolo con la distancia, entiendo el porqué (¡ja, ja, ja…!). Solo te diré que el post «Hijos de la Gran Bretaña (Especial Navidad)» se queda muuuuy corto…

No hay “Navidad de mierda” sin un Belén con mierda:

El Belén es una pieza clave de la Navidad. En Inglaterra no, pero en España hay pesebres por todas partes. En las casas, en las tiendas, en los colegios, en los ayuntamientos… Pero de donde yo vengo, los pesebres van con una sorpresa de mierda: «El caganer» (la traducción al español sería algo así como “el cagón”).

Aquí puedes ver «El Caganer» que tengo en casa. Es más de adorno que para el pesebre. Si lo estrujas, suelta un «mec-mec».

Esta figura es imprescindible en los pesebres catalanes, y por su naturaleza escatológica, la preferida de los niños. En el pesebre de mi casa teníamos 3. Dos iguales y uno más chiquitín. Mi hermana y yo siempre nos peleábamos, porque las dos queríamos decidir donde iban “los caganers” (puede que esa fuera la razón por la cual había dos iguales, uno para cada una). Después, teníamos que encontrar el mejor lugar para que el buen hombre, o en nuestro caso, los buenos hombres, pudieran hacer sus necesidades sin ser vistos, ni molestados, por los otros habitantes del Belén. Normalmente los situábamos en las esquinitas, entre el musgo (los matorrales del pesebre) y siempre alejados del nacimiento (condición indispensable impuesta por mi madre, a la que no le parecía adecuado que un señor cagara cerca del niño Jesús).

¿Para qué ponéis un caganer en el pesebre?, os preguntaréis. Bueno, las tradiciones son rituales que no tienen ninguna lógica. Simplemente se siguen porque “se ha hecho siempre”. Por eso jamás me planteé el motivo por el cual poníamos a un señor defecando en el Belén. Para mí era divertido. Y «lo normal».

Fue al venir a vivir a Inglaterra cuando los ingleses empezaron a preguntarme por el origen de la tradición, y descubrí que:

Mi querido “caganer” simboliza la fertilidad de la tierra, la suerte y la alegría.Olga

Dicho esto, ya os podéis imaginar cual es la prioridad de los niños catalanes al ir a ver un pesebre. ¡Encontrar al caganer! Es indescriptible la emoción que sientes cuando ves el hombre de “la barretina”, el gorro típico catalán (es como el de los pitufos, pero en rojo), en cuclillas, camuflado detrás de unos matorrales, detrás de una casa, o al lado de una palmera. En mi tierra, las conversaciones alrededor de los pesebres se asimilan mucho a las generadas por los libros de “¿Dónde está Wally?”

—¡Ya he visto el caganer!

—¡Calla, no me digas donde está!

Al cabo de un rato.

—Me rindo. ¿Dónde lo has visto? No lo encuentro.

Aunque el mejor “caganer” es el de los pesebres vivientes. Normalmente la persona que representa a esta emblemática figura suele llevar un culo postizo sobre la ropa. Por decoro, y porque los pesebres vivientes son al aire libre y suele hacer un frío del copón. Aunque en estos últimos años cada vez hay más valientes que se ofrecen a la causa apostando por el pompis natural (mi teoría es que se debe al cambio climático). Hasta se han llegado a convocar castings para seleccionar el mejor culo de “caganer” (no es broma) y con bastante éxito, por cierto. Afortunadamente, a nadie se le ha pasado por la cabeza que el zurullo también sea natural. Thank God!

Aquí dos ejemplos de culos de «caganers» para pesebre viviente. El primero postizo, y el segundo natural.

Al contrario de lo que  pueda pareceros a los que no sois catalanes, ser “caganer” es un honor. Así que nadie se sienta ofendido al ver algún famoso convertido en «caganer». Como por ejemplo, la Reina Isabel II (ahora barro para casa, je, je,je…).

No os perdáis, estos curiosos «Caganers» que he encontrado a través de la Red.

De diseño: sirve para derretir chocolate y transformarlo en… lo que ves 😛

Este «Caganer» gigante lo pusieron en un centro comercial de Barcelona. ¡Alucina vecina!

Este «Caganer» tan cuco lo deben servir en alguna cafetería catalana. ¡Me encanta!

Navidad de mierda, caramelos de mierda:

Si lo de “El caganer” te ha parecido raro, espera a que te cuente cómo consiguen los caramelos en Navidad los niños catalanes. Solo te diré que es una de las tradiciones más frikis a nivel mundial (tengo pruebas). Todavía recuerdo que se la conté a mi amigo Tim, que es inglés, y se partió de la risa. Estoy hablando de “El caga tió”, traducido al español “El caga leño” o “El caga tronco”. Si estás intuyendo que se trata de un tronco que caga, no vas desencaminada. Se trata de un tronco risueño (sí, tiene cara. Y patas), ataviado con barretina.

El Tió se aloja en las casa donde hay niños. Ellos le alimentan y le tapan con una mantita, para que no pase frío. Es esencial cuidarle bien, porque sino, después, no caga caramelos.

Pero ojo, el tronco tampoco es que vaya muy suelto. Para que afloje intestinos es necesario apalearle con un bastón mientras se canta una canción (mira, rima y todo). Como ves, todo de lo más normal. Ji, ji,ji…

La canción de “El caga tió” dice así (traducción del catalán):

Caga tió, avellanas y turrón. (Caga Tió, avellanes i torró)

No cagues sardinas, que son demasiado saladas. (No caguis arengades, que són massa salades)

Caga turrones, que son más buenos. (Caga torrons, que són més bons)

Caga tió, avellanas y turrón. (Caga Tió, avellanes i torró)

Si no quieres cagar, te arrearé con el bastón. (Si no vols cagar, et fotré cop de bastó)

Y así, entre la mierda de “El Caganer” y la de “El Caga Tió” tenemos una Navidad de mierda que da gusto.

Además, yo, como soy de Badalona, a parte de hacer cagar al Tió, también hago cagar a los Reyes Magos. Para hacerlo, es esencial apagar las luces y cantar una canción (distinta a la de “El Caga Tió”). Los caramelos caen del techo, no se sabe muy bien cómo, pero caen. Os podéis imaginar la emoción de los más pequeños al oír el ruido de las monedas de chocolate, y otras chucherías, chocando contra los muebles en medio de la oscuridad. La adrenalina va a tope (lo sé por experiencia) mientras te desgañitas con la última estrofa de la canción; no vaya a ser que los Reyes Magos estén duros de oído y no te oigan. ¡Qué sensación más mágica! ¡Qué recuerdos!

Los Reyes vienen, vienen de la montaña (Els Reis venen, venen de la muntanya)

Traen juguetes para los niños (Porten joguines per la canalla)

Los Reyes vienen, vienen del oriente (Els Reis venen, venen de l’orient)

No traen nada, para los niños malos (No porten res, pels nens dolents)

Esta es la letra de la canción. En catalán rima. 😀

El remate final de la Navidad de mierda:

La “Navidad de mierda” pasa volando y el remate final llega la noche del 5 al 6 de enero (al menos en España), cuando los Reyes Magos dejan los regalos y el carbón a los niños. En mi casa, además, dejan siempre un regalito de mierda: un mini orinal con una mini mierda comestible.

El problema es que, obviando las dimensiones, la caquita es tan real (no le falta ni el trocito de papel higiénico pegado) que nadie tiene huevos de comérsela (y eso que está requetebuena).

En fin… he intentado encontrar una foto del orinal con el zurullito a través de Google, para enseñároslo, pero no ha habido suerte; en Brighton tienen cosas muy raritas, pero mierdas comestibles, no. Así que ahora mismo acabo de pedirle a mi  madre, vía whatsapp, a ver si me puede hacer el favor y encontrar alguna de estas monadas en alguna tienda de Badalona, y después, mandarme una foto para ponerla en el post (a ver si tengo más suerte).

Un día después…

¡Chicas, mi madre ha conseguido fotos! No las ha podido hacer ella, porque los orinales con caquitas los ponen días antes de Navidad. Pero como conoce a una chica, que trabaja en una de las tiendas que venden estas chucherías para hacer “cagar” al Tió y a los Reyes Magos, he conseguido fotos directamente del obrador. Desde aquí doy las gracias a todos los implicados en conseguirme las instantáneas; las fotos no ganarán ningún premio de fotoperiodismo, pero la intención es lo que cuenta. 😀

Hasta aquí el post de mierda, en el buen sentido de la palabra, claro. Espero que te hayan gustado y sorprendido mis tradiciones fecales. No te cortes y comenta, seguro que nos reiremos más  😉

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About the Author

Olga

Adicta al chocolate y soñadora. Me dedico a escribir por placer.

Amigas 4Ever: Ada

24 julio, 2017

Amigas 4Ever: Carla Lamadrid

20 julio, 2017

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Algunas tradiciones chinas son más raras que «el Caganer» o el «Caga Tió». Descúbrelas en: Los Dragones Nunca se Enamoran.

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