Estoy en mi casa, en La Granja, ayer nevó. Miro por el balcón y está precioso. Los tejados, los árboles, las montañas, están nevados y aunque el sol intenta salir para contribuir con su luz al hermoso paisaje, fuera hace frío, unos 2 o 3 grados bajo cero. Gracias a la calefacción en casita estamos calentitos a unos 21 grados y arrebujaditos en el sofá con la manta… mmm, se está mucho mejor.Hoy es Nochebuena y rebuscando información para mi siguiente novela entre una pila de gruesos libros, no puedo evitar el pensar en cómo sería una Navidad de hace digamos 800 años…
… cierro los ojos y aspiro hondo, cuando los vuelvo a abrir, estoy en Sestao, en Barcelona, en Córdoba, en Aranda de Duero, en Madrid, en Valladolid, en Burgos… estoy en Covarrubias, en Castellón, en Sos del Rey católico, en Ayllón, en Bilbao, en Lérida, en Carrión de los Condes, en Málaga, en tantos y tantos lugares de los que me llega vuestro cariño y por supuesto, estoy en Segovia… Ayer también nevó y en la calle también hace frío, mucho frío. Voy caminando hacia mi casa, el suelo esta embarrado como siempre que llueve o nieva, huele a humo por toda la villa, es un olor agradable el de la madera quemada, de solo olerlo ya casi uno entra en calor, pero solo casi. Gracias a un buen puñado de sal que mi mujer atesoraba para el día de hoy, he podido adquirir un conejo y una hogaza de pan de centeno, no nos llegaba para el de trigo. Ella cocina muy bien y lo va a guisar con avena, cebolla y zanahorias. Va a ser todo un festín como el que hace un año que no tomamos.Me paro a hablar con un amigo muy querido para mí en el soportal de una iglesia en el que muchos menesterosos, mendigos, lisiados de las guerras por Castilla y sus familias, piden limosna por el amor de Dios. Ellos son menos afortunados que nosotros y pasarán la noche en el frío interior de la iglesia pues carecen de hogar. Están cubiertos de harapos, de pelos enmarañados, piojos y pulgas, de heridas, de suciedad, de dolores indecibles para los cuales no existe cura ni alivio, salvo que se sea un rico magnate. Un niño con la carita triste, tiznada y con moquillos hasta los labios, tira de mi jubón, me señala a su padre que tirita de frío, y me dice que su madre ya murió. Le he dado casi media hogaza de pan, nosotros ya nos apañaremos. Me despido de mi amigo y vuelvo al barro de la rúa, hay que tener cuidado donde se pisa pues hay quien no tiene corral tras la casa y arroja… desagradables restos a la calle. Tengo los pies húmedos y helados, llevo cinco años con las mismas botas, son de buen cuero y las doy manteca a menudo, pero tienen un agujerillo por donde se me mete el agua, a ver si hay trabajo en el campo este año o alguna razia contra los moros tras la primavera y consigo ahorrar algún dinero, he oído que el rey nuestro señor Alfonso VIII quiere romper las treguas con los moros, ya veremos.Ya casi llego a mi casa, mi vecino es muy pudiente, tiene buena casa de dos plantas y de piedra con muchas ventanas y dos chimeneas, paso junto a su hija que cuida de los cuatro cerdos que poseen, un tesoro de 16 patas. Abro la puerta de mi casa. Mis hijos, mis padres y mi mujer están hablando junto al fuego del hogar, trabajé muy duro para tener llena la leñera y ahora ese trabajo da sus frutos. Las mujeres cosen o preparan la comida, con recios mantos de invierno, es lo que tiene el fuego que calienta la cara mientras las espaldas se hielan. Da gusto estar en casa, huele a comida, a la madera de las vigas, a la paja de los techos, el suelo de tierra es sólido en vez del maldito barro de fuera. Mi padre está tallando con su cuchillo un hombrecillo en madera para mi hijo, el niño le observa con devoción. Miro a mi padre y le admiro al hacerlo, ¡qué difícil tuvo que ser la vida para él! Y qué mayor está, tendrá cerca de 45 años, doy gracias a Dios por volver a pasar una Navidad junto a él y junto a toda la familia.Mi mujer ya ha cerrado las 2 ventanas de la casa pues entra un frío horrible y la única luz es la de la lumbre. Esta noche arrimaremos la mesa al fuego, nos abrigaremos bien y comeremos como reyes, luego cantaremos y los abuelos contarán historias de su niñez, de las batallas contra los moros, contra los otros concejos, contra los nobles contra todo el que ose convertir Segovia en una villa de siervos. Luego, ya muy tarde iremos todos a misa del Gallo, esperemos que no pase como el año pasado que un idiota echó una calda demasiado fuerte a la chimenea y por poco arde toda la villa, ¡Menuda noche de Navidad! Corriendo entre la nieve acarreando agua de los aljibes… en fin, esperemos que no. Miro a todos juntos junto al fuego y de nuevo doy gracias a Dios nuestro señor por la salud y vida que nos ha dado, somos afortunados y agraciados por Él. Cierro los ojos…
…Cuando los vuelvo a abrir veo las luces de colores que brillan intermitente en el Belén de nuestra casa, qué calorcito hace y qué bien se está, miro a mi mujer y me sonríe ¡Qué afortunado y agraciado de Dios soy por tenerla, por la familia que me ha dado y por la vida que tengo… y es Nochebuena. No puedo evitar el pensar que en medio de esta feroz crisis que arrodilla a España, en algún lugar alguien estará pasando una Navidad medieval, no puedo evitar pensar que fuera de las fronteras de nuestro país mucha gente también. Pido a Dios que les ayude y que nos ayude a nosotros para que podamos ayudarles.
¡¡¡CON TODO MI CARIÑO OS DESEO UNA MUY, MUY FELIZ NAVIDAD JUNTO A LOS QUE AMÁIS!!! Pero no la Navidad consumista que nos venden los supermercados y ese anuncio de Cocacola viviente que llaman “papanuel” sino una Navidad con lo que esa palabra conlleva, nacimiento, nueva vida, ilusión, esperanza, ánimo, suerte, lucha y esfuerzo. Entre todos, excepto los políticos que nos esquilman, saldremos de esta.