Jaume Collet-Serra (La casa de cera, La huérfana), director catalán afincado en EE.UU. vuelve a repetir por tercera vez (tras Sin identidad y Sin escalas) con su actor fetiche Liam Neeson (Batman Begins, Venganza, Love Actually) como protagonista indiscutible de este filme de acción que acaba convirtiéndose en una amalgama extraña de diferentes (y en la mayoría de los casos, mejores) películas, así como en una mezcla de géneros (pese a que predomina la acción) que no lleva a ningún sitio.
La idea de partida era interesante: un mafioso caído en desgracia se ha de enfrentar a sus antiguos compañeros para proteger a su familia, a quienes ha perdido a causa de su trabajo al margen de la ley. Aunque desde luego no novedosa, podría haber ofrecido un acertado entretenimiento de acción con un aceptable argumento. Sin embargo, tras la presentación de los personajes (algo confusa) y el detonante inicial (una muerte), la película va tornando en una sucesión de escenas un tanto inconexas, lo que provoca que se pierda esa sensación de persecución constante que empieza teniendo la película y que le habría venido muy bien para mantener el interés del espectador (algo más de guión, pese a que todos sabemos a lo que vamos, tampoco habría venido mal).
Desgraciadamente, esta película convierte a unos buenos actores (y unos posibles buenos personajes) en clichés, una premisa que podría haber sido aceptable en anodina y aburrida, y un filme que podría haber sido más entretenido en largo y tedioso. Una pena, pues la premisa y el reparto parecían querer ofrecer algo más interesantes que el resultado final.
Collet-Serra y Neesom en la premiere de la película en Madrid.
Nick Nolte en una escena del filme.