En una fría noche de invierno, bajo la lluvia de Colonia, aparece el cadáver de un conductor de tren apuñalado en una apartada estación. La inspectora de policía Judith Krieger y su colega Manni Korzilius se hacen cargo del caso, que parece motivado por el robo. Pero la perspicaz inspectora cree que algo más se esconde detrás de esta muerte y decide investigar en un taller colectivo de artistas situado cerca de la estación. Ahí conoce a la escultora Theodora Markus y a Paul Klett, su ex amante. A la noche siguiente, la policía es reclamada de nuevo en el barrio: una pizzería ha sido incendiada, con el propietario en su interior. En el sótano, Krieger descubre a una joven que aparentemente se ha visto obligada a prostituirse. El sórdido mundo de violencia y prostitución forzada en el que están a punto de adentrarse la inspectora y su compañero rebasa con mucho sus peores presagios
Este era uno de esos libros que llevaban siglos en mi estantería. Fue a parar allí de rebote, por un regalo que había comprado que no salió bien. Así que lo arreglé con novela negra, que nunca falla, a pesar de que se empeñen en editarla en el orden que quieran. Esta es el tercero de una serie, pero el segundo en español.
A pesar de que yo quería una nórdica, me terminé llevando esta historia ambientada en la Alemania actual, concretamente en Colonia. Y como tal, trata dos temas muy actuales y que por desgracia siguen siéndolo aun desde 2008, que fue cuando se escribió originalmente: Maltrato y prostitución. Juntas y separadas.
La historia comienza con el asesinato de un conductor de tren, que inicialmente parece un robo, aunque hay cosas que no cuadran. Por otro lado, unos días después se abre otro caso muy cerca que involucra la trata de blancas. En un principio podrían ser independientes aunque algo le hace creer a Judith que están relacionados.
Y aquí entran en juego los personajes: Judith, Manni, Yekaterinna,… Porque cuando pensamos en los alemanes nos imaginamos a personas cuadriculadas y poco cariñosas, cerradas y eficientes. Y quizá eso es lo que nos encontramos, gente hermética. De esa a la que no le gusta hablar de ellos mismos ni de lo que sienten. Aunque siente, y mucho, y nosotros como lectores lo sabemos.
Realmente son buenos personajes, muy definidos y para mí, carismáticos. En concreto me he sentido muy identificada con Judith Krieger, tratando de defenderse como profesional en un mundo de hombres, rechazada por muchos de sus seres cercanos por no ser todo lo abierta que quisieran. Luchando contra las injusticias y dando todo de sí. Fumadora compulsiva. Sí, me parezco mucho a ella.
Claro que la novela es una clara crítica social al mundo actual: a la discriminación de la mujer, al dominio de los hombres, la violencia y el mundo del sexo. Porque por desgracia lo que mueve el mundo es el dinero y el sexo, y en ese proceso hay personas que salen muy perjudicadas con ello. Personas que dejan de ser persona para ser tratadas como cosas, comerciando con ellas.
Un dato curioso que he conocido a través de este libro es que en Alemania la prostitución es legal, como en Holanda. Sin embargo, parece que les trae más problemas que soluciones. También ha sido muy interesante la imagen de los inmigrantes rusos, y lo que los rusos piensan que los alemanes piensan de ellos.
En este sentido vemos grandes problemas de comunicación por la introversión de las personas, sobre todo en el caso de Yekaterina, que está continuamente pensando la impresión que se han llevado los demás, cuando en realidad los demás no piensan en nada de eso, excepto en lo exagerado de su cerradas personalidad.
El ritmo de la novela es pausado, similar a una investigación real. Los hechos, como lectores, los vamos conociendo al mismo ritmo que la policía. Evidentemente no tiene una trama trepidante pero sí resulta muy interesante por su trasfondo y la psicología de los personajes.
Si sois de los que saltáis fácilmente con ira, estad prevenidos.A lo largo de las páginas vemos tantas injusticias que yo creo que me faltan trozos de muela de apretar los dientes. Incluso hubo una escena (relacionada con prostitución infantil) que realmente me revolvió el estomago.
Los capítulos son largos, con pequeños saltos que te llevan con los personajes y te dejan enganchado por su carisma o por las cosas que les suceden. O por lo que vas descubriendo en la investigación… Eso es lo de menos, porque poco a poco te vas sumergiendo en la historia como si solo existiera ese mundo.
El final puede resultar sorprendente en parte, aunque no demasiado si has seguido la historia. Eso sí, es tenso y doloroso, mucho más que el resto de la novela, porque en este punto realmente empatizamos con los personajes. Yo realmente me quedo con ganas de leer algo más de esta serie, aunque dudo que pasado más de tres años se siga publicando. Siempre me quedarán sus traducciones al inglés/francés o incluso la versión original.
Realmente es una novela que recomiendo, sobre todo si te gusta el género negro con un elemento de crítica social, y los personajes duros con muchos claroscuros.