Esa fue la primera y la última vez en que cruzamos miradas, en ese momento entendí que lo había perdido todo; ya no había ningún rastro de amor y nobleza en su mirada, todo se había convertido en coraje y decepción, había quebrado lo más valioso que llegue a tener, le rompí el corazón, y después me juzgaron de manera injusta solo por confiar en la persona equivocada.
¿Qué se supone que debes hacer cuando pierdes la confianza y el amor de quien más te amaba?, ¿cómo sobrevives a ese dolor?, ¿cómo puedes seguir después de darte cuenta de que elegir las amistades equivocadas te hicieron perder al amor de tu vida?; nunca antes había sentido tanta ira hacia alguien que no fuera yo misma, jamás creí que la vida me arrebataría a lo que más quise de una forma tan violenta e inesperada.
Esa noche triste de enero, se rompieron dos corazones, dos almas se separaron, y dos cuerpos dejarían de tocarse; y después de que me hicieron pedazos, tuve que pedir perdón por algo que jamás cometí, ¿por qué le haría daño a quien era todo para mí?, ¿por qué no creyó en mi antes que creer en ella?, ¿por qué negarme la oportunidad de hablar, y de decir mi versión?
Pedí perdón, una y mil veces más, pero la vida no me alcanzaría para seguir haciéndolo, porque no hay día en que no pida perdón aunque no pueda hacerlo cara a cara, y sigo preguntándome porque yo estoy pidiendo perdón, y cuando me pedirán que yo los perdone. Sigo esperando que sus ojos me vuelvan a mirar, que su voz vuelva a llamarme, y que me deje regresar a su brazos una vez más, así como lo hizo en esa noche triste de enero, en la que morí en sus brazos, y no volví a ser la misma después de que me arrancaron del lugar a donde mi corazón y mi alma pertenecen.