MARYCLEN STELLING
La principal característica y rasgo distintivo de la novela de terror es el cultivo del miedo y las emociones asociadas. El miedo es provocado por la percepción de un peligro o daño real o imaginario, presente, futuro o pasado, y se dispara a partir de la irrupción de un elemento maligno. Estudiosos del tema trabajan el miedo en tanto construcción cultural, y alertan sobre la profesionalización de los provocadores del miedo y el peligro de que se constituya en arma de dominación política y de control social. Sostienen estos investigadores que el principal transmisor actual del miedo son los medios de comunicación, aun cuando se requiere de la credulidad de la sociedad para que el pánico estalle.En Venezuela, el miedo, la angustia y la ansiedad han pasado a formar parte de la vida de ciertos sectores sociales que han aprendido a temer objetos, personajes y proyectos políticos. Sectores radicales de oposición han ido elaborando día a día una novela de terror que mantiene en suspenso a crédulos ciudadanos propensos al pánico.En cada capítulo el cultivo del miedo gira en torno a Chávez, identificado como el “mal que nos prostituye” y calificado en las redes sociales y artículos de opinión como el “ignorante con ínfulas de dios”, elegido por el pueblo para que “nos robara y endeudara el país”. El mal que deberá “ser arrancado de raíz sin titubeos”, porque, de no ser así, “seguiremos hundiéndonos en nuestra cloaca hasta que sintamos asco de nosotros mismos”. Una siniestra gestión de gobierno calificada por articulistas de “inmundicia” y “carnicería prostibularia”, ha provocado supuestamente una impensable devastación del tejido social, la cultura y la infraestructura material.
En esta novela de terror, acompaña al maligno una “pandilla de facinerosos” y “víboras” que “legitima el asalto, el robo, el abuso, el asesinato”. Para los sectores sometidos a tal bombardeo, en el país del terror “no hay comida, no hay instituciones, no hay empleo, a los que están empleados no les pagan y les roban sus prestaciones, destruyen sus empresas, criminalizan la protesta y hieren a los estudiantes”. El manejo informativo convoca en las víctimas del miedo expresiones tales como “Leyendo este artículo que desnuda la realidad que vive nuestro país, lloro de desesperación e impotencia. Cómo nos acabaron, Dios mío”. Prisioneros “sin querer queriendo” de la novela ¿Cómo escapar de esta pesadilla?
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