Una novia de Shanghai, de Mauro Andrizzi

Publicado el 27 abril 2016 por María Bertoni

Cobertura de Espectadores.

“Un argentino viaja a Shanghai para filmar una comedia sobre el amor después de la muerte” suena a anuncio de periódico sensacionalista y/o a introducción de uno de esos chistes sobre nuestra idiosincrasia. Por eso resulta irresistible este posible adelanto del largometraje de Mauro Andrizzi que se proyectó en el 18º BAFICI a modo de première mundial.

Además, algunos espectadores creemos reconocer en el título de la película -Una novia de Shanghai– un eco de la comedia romántica que Madonna y Sean Penn protagonizaron justo treinta años atrás, Shanghai surprise, y que en nuestras salas se exhibió como Las aventuras de Madonna en Shanghai. Por suerte, la propuesta de Andrizzi sólo admite esta (descabellada) asociación mental con aquel esperpento de HandMade Films.

El film de Andrizzi participó de la competencia ‘Vanguardia y Género’ del 18º BAFICI.

El realizador marplatense hace gala de coraje e ingenio con esta fábula que protagonizan dos linyeras pungas (o dos pungas linyeras) y el espíritu de un hombre muerto. Lo inspiran, de manera explícita, una antigua leyenda china y, tal vez, la voz cavernosa del Commendatore en el Don Giovanni de Lorenzo da Ponte y Wolfgang Amadeus Mozart, o la del Joel Strombel que Woody Allen imaginó para Scoop.

Antes de contar la historia de este otro morto che parla y sus dos asistentes vivos (atención a la doble acepción del término), Andrizzi filma novias chinas como para un documental. Los distintos registros de la costumbre de posar vestida de blanco, en la vía pública, con y sin el futuro o flamante esposo, adelantan cuán pintoresco -acaso mágico- es el lugar donde transcurrirá el relato principal.