Él fue su admirado caballero, su héroe. Él era el líder anhelado por los campesinos que luchaban contra el cruel rey Juan sin Tierra, el tirano, hermano de Ricardo Corazón de León ausente mientras luchaba en las Cruzadas.Él anunciaba su llegada al son del cuerno de caza. Él levantaba al pueblo llano al paso de su caballo al galope mientras un muchacho de la plebe con su misma edad y pobreza gritaba anunciando su llegada:
¡Ivanhoe!
Rodada para la televisión, gran parte de los 29 capítulos de media hora, fueron vistos en España en los cines en blanco y negro. Ante mis ojos nuevos se desarrollaban aventuras medievales que me hacían soñar y vivir otras vidas. Allí aprendí que existían otros tipos de maldades que no conocía, allí conocí que había esperanza pues había hombres buenos y valerosos, allí supe que siempre triunfa la bondad...
El mundo tenia un orden. La ley acaba prevaleciendo. Los pobres terminan por ser felices. El amor siempre triunfa.
¡Oh, mi universo infantil! Edad de los caballeros, tiempo de la bondad, estado de la esperanza... Siento el impulso de regresar, de volver al seno materno, a la seguridad que dan los seres protectores... Porque ocupan el mundo los Juan sin Tierra, porque se adueñan de todo los avariciosos con poder. Y yo no puedo quitarme de encima la música de tu llamada: esas notas al clarín que llaman a la Justicia: ¡Ivanhoe!, ¡Ivanhoe!, ¡Ivanhoe!...