Un matrimonio con escasos recursos
Casada y con dos hijos de seis y tres años, Goy cocina en un pequeño puesto de la calle en un pueblo a 90 kilómetros al sur de Bangkok. Su marido y ella aceptaron el trato como vientre de alquiler pensando que 10.000 euros les permitirían pagar deudas, dar una mejor educación a sus hijos y vivir con más desahogo. Los 10.000 euros del segundo bebé nunca llegaron.La ilusionada pareja australiana se convirtió en un par de desaprensivos. "No son padres de verdad", señaló Goy, quien nunca tuvo la oportunidad de conocerles. Su opinión encontró muchos seguidores en las redes sociales. "Lo de estos padres es una vergüenza, si se les puede llamar así", apuntaba un internauta.El escándalo ha obligado a intervenir al primer ministro australiano,Tony Abott, quien declaró que se trata de una historia "increíblemente triste". Las autoridades australianas trabajan con sus colegas tailandeses para esclarecer los detalles del caso, del que no se ha podido obtener la versión del matrimonio adoptante.El asunto ha puesto en serios problemas a más de 400 parejas de australianos con procesos en curso para subrogar a la madre de sus futuros hijos en Tailandia, según la agencia Surrogacy Australia, citada por el diario 'Sydney Morning Herald'. Así, un matrimonio de este país, en proceso similar actualmente, está viviendo un calvario porque el caso del bebé Gammy ha movilizado a la policía tailandesa, que ha efectuado un registro en la clínica donde se tramitaba su 'dosier', ahora paralizado.La subrogación de madres -conocida popularmente como vientre de alquiler- es una práctica que en Tailandia no está regulada. Las autoridades han tomado ahora cartas en el asunto y han advertido que ningún niño saldrá del país sin el permiso del ministerio de Asuntos Exteriores.www.elmundo.es/internacional/2014/08/02/53dd0a8f268e3e7e638b4573.htmlEsta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.