Una pasión española

Por Salvaguti
El pasado doce de febrero falleció Barnaby Conrad, diplomático, pintor, novelista, pianista, torero... al que tuve la suerte de conocer. Disfruté de su amistad y disfruté escribiendo su biografía. Esta pasada semana he tenido conocimiento del fallecimiento de Barnaby Conrad, con el que durante bastante tiempo mantuve una relación muy estrecha, diaria, vía email y teléfono, en el proceso de redacción de su biografía, Barnaby Conrad, una pasión española. Mi relación con Bernabé, como le gustaba que le llamara, comenzó en una librería de viejo. Colecciono novelas taurinas, y allí descubrí Matador, la obra que lo hizo mundialmente famoso. Una novela sobre las últimas horas de Manolete. Una edición horrible, mal traducida, ya descatalogada, pero que en la contra sintetizaba parte de la vida de Barnaby: escritor, torero, diplomático, pintor… Atraído por el personaje, que seguía con vida, comencé su búsqueda. Debo de reconocer que en un principio llegué a creer que existían varios Conrad, de hecho los hay, por la cantidad de actividad e información tan dispar que se le atribuían, y que correspondían, increíblemente, al que yo andaba buscando. Gracias a la ayuda de diferentes personas, semanas después pude localizarlo. Nada más descolgar el teléfono, me espetó: Senyorrr Guterres, estaba esperando su llamada. Ya en esa primera conversación descubrí a un hombre generoso, divertido, brillante, educado y cariñoso al mismo tiempo, locuaz, con una memoria prodigiosa y con un conocimiento de la realidad, del presente, absolutamente nítido. Encantado aceptó mi propuesta, escribir su biografía, ceñirla a los ámbitos “español” y “taurino”, quien lo haga por completo necesitará mucho tiempo y varios kilos de papel. Nos pusimos manos a la obra, en una de las tareas más fascinantes que he realizado en mi carrera literaria... seguir leyendo en El Día de Córdoba