Una película, un país: HISTORIAS DE COCINA, Noruega

Publicado el 07 octubre 2014 por Proyectorf @Proyectorfant

Ficha técnica de la película
Título original: Salmer fra kjøkkenet (Kitchen Stories)
Año: 2003
Duración: 95 minutos
Origen: Noruega
Director: Bent Hamer

Ambientada en los años de posguerra, esta comedia retrata la cotidianeidad de un granjero noruego durante los meses en que es analizado por una especie de antropólogo sueco…enviado allí por una empresa de equipamiento doméstico, con el exclusivo fin de observarlo mientras utiliza su cocina.
Analista y analizado tienen prohibido interactuar de cualquier forma, para preservar el carácter “científico” del experimento. Pero ¿es posible convivir durante semanas con otro ser humano sin sentir empatía? ¿O sin pelear? La rutina diaria funciona como un espejo que refleja lo mejor y peor de cada uno, los logros y las fortalezas, pero también las debilidades y los sueños rotos.

El contrapunto de los dos personajes –el granjero adusto y parco, el analista hipocondríaco y rebuscado- logra armar una trama entretenida y simpática, con un argumento tan mínimo como eficaz. A medida que transcurren los días, la forzada convivencia en una minúscula cabaña en medio del campo pone en perspectiva las vidas de los personajes. El excesivo respeto del analista sueco a los rituales de oficina -como vestir de traje religiosamente y sentarse en la cocina desde las 8 de la mañana hasta las 5 en punto de la tarde- ponen el toque de humor liviano y disfrutable.

La sombra de la relación de Suecia y Noruega durante la Segunda Guerra Mundial atraviesa el filme. Aunque en teoría ambas naciones eran “neutrales” durante el conflicto, en la práctica no fue así. Mientras que los suecos fueron tácitamente aliados de los alemanes, el territorio noruego sufrió la ocupación nazi a partir de 1940, y además del avasallamiento político, la toma de prisioneros y la ejecución de civiles, la población fue castigada con “multas colectivas” que la perjudicaron severamente en lo económico. El racionamiento de víveres y el decomiso de alimentos y bienes a granjas o pequeñas industrias fue moneda corriente durante la guerra, tal como deja entrever el campesino empobrecido de la película.
La escasez de diálogo no es un problema, ya que la acción no aburre a pesar del silencio y además, el mutismo de los personajes está justificado desde lo dramático. De hecho, la incomunicación entre ambos es natural ya que hablan idiomas similares pero diferentes (un detalle que inevitablemente se nos escapa a menos que seamos capaces de distinguir a golpe de oído el habla sueca de la noruega). Otro aporte interesante es la escenografía bien trabajada apuntando a la comicidad y a logrados gags visuales.

Para reír un poco y reflexionar sobre la amistad, la muerte, la rutina, lo que vale la pena en la vida, y… el método de la observación participante.

2014-10-07 Pilar Martínez