Una poesía
arrebatadoramente romántica de un poeta que habló sobre el amor con un estil
directo poco usual hoy. Su nombre era más largo que un día sin pan: Jamil ibn Abdallah ibn Ma’amar al-Udri.
Fue llamado “Yamil Buzaina”, para abreviar, por el nombre de la mujer que
lo rechazó, su amada Buzaina. Hasta podría tener todo esto un punto de humor,
ser recordado por el nombre de la mujer que lo dejó plantado. Y esto que
hablamos de una época lejana, en el mundo árabe, ya que Jamil nació en el año
660 y murió en 701 en la actual Arabia Saudí. El poema destila más libertad de
la que hoy parece destilar el mundo. Es un poema, este a Buzaina, fenomenal.
Directo, con unas imágenes sencillas y al tiempo verdaderas, potentes. Leerlo
fue una sorpresa.
A Buzaina
El día en que no
veo tu mensaje
o no nos
encontramos,
es largo como
meses.
¡Ojalá que ahora
mismo me muriera,
si el día de
nuestro encuentro
no se hubiera aún
fijado!
No creas que,
obediente, te dejé:
sería algo
asombroso
-¡por tu vida!-
que a ti se te
dejara.
Te amaré mientras
viva. Y cuando muera,
mi eco seguirá al
tuyo
por las tumbas.
Prendado estoy, de
ti y de tus promesas,
como el pobre lo
está del opulento.
Y es que tú,
y todas las
promesas que me hiciste,
no sois mas que el
relámpago
de una nube que aún
no ha dado gota.
Incluido en Poesía árabe clásica
oriental (Litoral. Revista de la poesía y el pensamiento, año XVII, nº 177,
Málaga, 1988, selec. y trad. de Pedro Martínez Montávez).
Una poesía árabe y romántica