'Una predicción'. T. S. Eliot sobre Henry James

Publicado el 21 febrero 2024 por Carm9n @Carmenyamigos

    Henry James es un autor difícil para los lectores ingleses debido a que es norteamericano, difícil para los norteamericanos debido a que es europeo; y no sé si podrá llegar a ser entendido por lectores de otra nacionalidad. Pero por otra parte, el lector extraordinariamente sensitivo, que no sea ingles ni norteamericano, puede hallarse en una posición neutral que constituye una ventaja. Una cosa es cierta: los libros de Henry james forman un todo orgánico. Se los debe leer a todos, porque así se podrá aprehender, por lo menos, tanto su unidad como su progresión. El desarrollo gradual, y la identidad fundamental del espíritu, son igualmente importantes y su lección es una sola lección. 

    James sufrió el destino usual de aquellos que, en Inglaterra, han insistido francamente sobre la importancia de la técnica. Su técnica fue recibida con la clase de elogios que usualmente se destinan a alguna inútil, fea e ingeniosa pieza tallada cuya confección haya insumido mucho tiempo, a la vez que se lo critica por no haber triunfado en las cosas que nunca intentó. El 'carácter', en el sentido en que la pintura del carácter se espera usualmente de la novela inglesa, no le concernía; pero sus críticos no entienden que el 'carácter' es sólo una de las maneras en que es posible aprehender la realidad: si James hubiera tenido mejor mano para la pintura de carácter, la hubiese tenido peor en el conjunto de su obra, y habría perdido la sensibilidad para la clase peculiar de detalles que eran su especialidad. Y el hecho de que, siendo un norteamericano, su visión de Inglaterra (una visión que muy gradualmente se disipa en el desarrollo de su obra) fuera una visión romántica, tiene poca importancia. Su romanticismo no implicaba defecto de observación de las cosas que deseaba observar; no era el romanticismo de aquellos que sueñan porque son demasiado cómodos o demasiado temerosos como para hacer frente a los hechos; proviene, más bien, de la insistencia imperativa de un ideal que lo atormentaba. Estaba poseído por la visión de una sociedad ideal: vio (no imaginó) las relaciones entre los miembros de semejante sociedad. Y nadie, en fin, ha tenido más conciencia (o con más benignidad o menos severidad) de la distancia entre posibilidad y realidad. Y si sus obras completas no pudieron probar esto, sus últimas novelas incompletas (El sentido del pasado y La torre de marfil) no podrían dejar de probarlo.

    El ejemplo que nos ofreció Henry james no fue el de un estilo para imitar, sino una integridad tan grande, una visión tan exigente, que lo llevaron a la solicitud y el pundonor más extremos para el logro de su exacta expresión. James no nos suministró 'ideas', sino un universo de pensamientos y sentimientos. En busca de semejante universo algunos han recurrido a Dostoievsky, otros a James; y estoy inclinado a pensar que el espíritu de James, mucho menos violento, mucho más razonable y con mucha más resignación que el del ruso, no es menos profundo, y es más útil, más aplicable, para nuestro futuro. 

   T. S. Eliot     

(Editorial de la revista de literatura CAMP DE L'ARPA. Nº 57. Noviembre 1978)    

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