Una promesa en el fin del mundo, Sarah Lark

Publicado el 24 marzo 2017 por Pasajesromantic

Ediciones B, 2017440 Pág.20€


Hace seis años que dejé, en este mismo blog, la reseña de la primera novela que se publicaba de Sarah Lark en España, En el país de la nube blanca. Con ella comenzó el fenómeno de novelas denominadas "landascape", historias intensas ambientadas en el pasado y en parajes éxoticos.
Lark comenzó en esa primera trilogía trasladándonos a Nueva Zelanda y ahora ha vuelto a hacer. Como ya debéis saber Una promesa en el fin del mundo está relacionada con la primera trilogía. En ella volveremos a reencontrarnos con algunos personajes y sus descendencias.


La historia comienza en el año 1944 y durante esta etapa - la historia está dividida en cuatro -  viajaremos desde Persia a Nueva Zelanda. Antes de presentar a los protagonistas debo poneros un poco en situación. En 1939 los rusos invadieron Polonia, Stalin y Hitler firmaron un pacto, esto trajo como consecuencia que la mayoría de los ciudadanos polacos  fueran desterrados a Siberia con el fin de dejar sitio para los nuevos habitantes alemanes.  Muchos de ellos murieron y dejaron detrás a sus familiares en los campos de trabajos forzados.  La liberación llegó cuando Hitler rompió el acuerdo y Stalin se unió a los aliados que le exigieron la inmediata liberación de los ciudadanos polacos.
Es justo en ese momento, con la tan ansiada liberación cuando comienza esta novela.

Helen, la protagonista, pone en situación al lector en las primeras páginas. Todo por lo que han pasado tanto ella como su hermana Luzyna, como vive en ese momento en el campo de refugiados y qué esperan del futuro.
Desde un primer momento las diferencias entre las hermanas son evidente. Helen es una mujer realista que sabe que jamás tendrá una vida feliz. Si, ellas ya están a salvo pero ¿cuál es su lugar en el mundo? Sus padres han muerto y ya no tienen una casa  a la que volver, ¿de qué van a vivir? aunque apenas tiene diecinueve años sabe que es demasiado mayor para seguir estudiando y ella debe cuidar de su hermana. En cambio Luzyna es el egoísmo en estado puro. Solo piensa en disfrutar, en vivir la vida con intensidad sin trabajar. Tras los horrores de la deportación y los trabajos forzozos tiene la mentalidad de que cada día puede ser el último y decide aprovecharlo sin pensar en las penurias que pasa su hermana para que ella tengo algo que llevarse  a la boca.


Un día Helen se entera de que quieren enviar a niños y jovenes a Nueva Zelanda, allí necesitan gente y piensan que es una muy buena oportunidad para jovenes refugiados huérfanos que pueblan los campos
. Helen ve aquello como la respuesta a sus oraciones pero hay un problema: ella no entra en la edad permitida para viajar. Sólo podrá hacerlo su hermana.
Como bien dice el argumento de la novela Helen termina suplatando a Luzyna y marchando hacía Nueva Zelanda. En el trayecto en barco Helen pasará vivira momentos que marcarán su vida para siempre. Llegará al nuevo país llena de temor, miedo y sobre todo remordimiento por lo que le hizo a su hermana. La esperanza y la ilusión que sentía por esta segunda oportunidad se ha desvanecido.


Quien haya leído la primera trilogía de esta autora con la llegada a Nueva Zelanda todo resulta familiar. Enseguida entrarán en escena los maoríes. Pero en esta ocasión en una época más avanzada, las mujeres están mucho más integradas, éxiste el teléfono incluso. Pero otras han cambiado, por desgracia los miembros de las tribus maoriés más jóvenes están dejando de lado la creencia en los dioses anscestrales, casi no hacen los rituales y recitan las oraciones ni creen en las estrellas. Esto me ha dado bastante pena pues recuerdo con cariño todo lo que Lark nos contaba sobre estas tribus.


Helena conoce a James Mckenzie y es ahí donde el lector se reencontrará con los personajes de En el país de la nube blanca. Fue muy entrañable volver a recordarlos y saber que ha sido de sus vidas y la de sus descendientes.


Una promesa en el fin del mundo me ha gustado muchísimo
, las últimas novelas de la autora me habían resultado un tanto cargantes, en exceso de descripciones sobre todo, pero en esta ocasión para nada. La autora no se detiene en demasiadas descripciones, cuenta la historia de forma clara y concisa pero sin dejar detalle. Desde las primeras páginas te enganchas a la vida de Helena y viajas por ella desde un campo de refugiados en el que pasa penurias y no tiene proyectos para el futuro hasta Nueva Zelanda, el resurgir, la segunda oportunidad que no puede dejar escapar. Helena pasa por muchísimas cosas en su viaje, por acciones que la hacen mucho más vulnerable, asustadiza y que llevan muchísimo más dolor a su corazón ya de por si destrozado. Y es por ello que uno se sumerge aún con más ganas en la novela, deseando que el destino de una vuelta y le ofrezca todo lo que merece.

Un promesa en el fin del mundo es una novela maravillosa e intensa en el que las mujeres son las protagonistas. Vemos como toman el mando, como dirigen granjas y colegios, como conducen y se imponen al machispo, como toman el rumbo de su vida y no dejan que nadie las pisotee. Ha sido una historia intensa y llena de momentos malos y buenos, de sentimientos dolorosos y alegres. Pero sobre todo una novela de esperanza.


No sé si la autora tiene intención de hacer alguna novela más relacionada con esta pero hay varios personajes femeninos que creo se merecen su propia historia.

Mi colección de Sarah Lark