Una raza muy antigua: el “angora turco”

Por Nazarinasociacion

El angora turco (Ankara kedisi, en turco) quizá sea la raza más antigua de gato de pelo largo, así como el antepasado, junto al gato siamés y al europeo, de muchas de las razas actualmente conocidas. Su nombre hace referencia a Ankara, la capital de Turquía.

Crías de angora turco

Ya estaba representado hace 2.000 años en los frescos romanos que decoran la ciudad de Efeso, en Turquía. Los gatos blancos de pelo largo eran considerados de gran valor y solo se encontraban en los hogares de los nobles y altos dignatarios. Se sabe que un explorador italiano, Pietro Della Valle, llevó a su país varios ejemplares en la primera mitad del siglo XV y no tardaron en ponerse de moda.

Las cortes europeas, sobre todo la francesa, se dejó seducir por su belleza, elegancia y pelo sedoso. Se sabe que Luis XV tuvo uno llamado Brillant, y se dice que María Antonieta poseía nada menos que seis, a los que mandó a Estados Unidos en la nave en que ella debía embarcar. Esos seis magníficos ejemplares serían los antepasados del Maine Coon, tan de moda actualmente.

A finales del siglo XVIII, el naturalista francés Buffon lo bautizó oficialmente como Catus angorensis en su “Historia natural”.

Angora turco (cuadro de Cleber Delazari)

Angora turco visto por el naturalisrta Buffon

Sin embargo, el angora turco ya no fue tan apreciado en Europa occidental a finales del XIX cuando los ingleses, en su afán por crear una raza de forma más redondeada, menos estilizada y con un pelo más tupido, lo cruzaron con gatos de pelo largo procedentes de Afganistán y con gatos europeos (para obtener un cuerpo más compacto), y crearon lo que conocemos ahora por el gato persa. Invitado a la corte de Inglaterra, su popularidad fue fulgurante. Representó el golpe de gracia para el angora turco, considerado como poco resistente. Se le cruzó sin miramientos y en solo 40 años se extinguió en Europa.

Moneda de una lira turca

El gobierno turco salvó la raza in extremis gracias a un programa muy estricto de crianza y reagrupando a los últimos ejemplares en zoos de Ankara y de Izmir. Al principio solo escogieron gatos blancos de ojos azules, ámbar o de ambos colores, pero a partir de 1978 se aceptaron otros colores, sobre todo para evitar la sordera congénita. Entre 1964 y 1968, apasionados de esta raza importaron ejemplares de los zoos turcos a Francia y Estados Unidos. Cuatro de ellos, Yildis, Yildizeck, Mavis y Yaman, pueden considerarse como los antepasados del 80% de los angora turcos que hay actualmente en Europa.

Ahora, el auténtico angora turco es un gato firmemente establecido en muchos países europeos y en Estados Unidos; sin embargo, sigue siendo muy escaso en el Reino Unido.