Una regia sorpresa (v)

Publicado el 08 octubre 2012 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

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POR ENRIQUE VIDAL.

5º).- 1914 - MIRÓ, GALLEGOS, ALBA

José María Miró y Trepat, Presidente del Sevilla F.C.

El 1 de enero de 1913 (pronto se cumplirá el centenario de esta efeméride), el Presidente del Sevilla F.C., D. José María Miró Trepat, inauguraba el primer campo de fútbol cerrado (aunque con vallas portátiles) y con dimensiones reglamentarias de la ciudad, en el Prado de San Sebastián, un entorno usado en precario desde antiguo no sólo por el club sevillista sino por otras entidades y grupos de aficionados al football. Aquel estreno supuso sin duda uno de los eventos más trascendentales de los primeros años de vida de la entidad sevillista, y tuvo una gran repercusión social. La prensa local y nacional se hizo amplio eco del suceso, gracias al cual, por fin, quedaba definitivamente consolidado el Club, al contar con unas instalaciones deportivas propias para uso y esparcimiento de sus socios, dejando de lado para siempre la incertidumbre y el nomadismo que condicionaban las prácticas deportivas de la sociedad. La ancestral alianza con el Círculo Mercantil proporcionaba ahora su signo más evidente, gracias al convenio alcanzado por Miró con esta asociación empresarial para la utilización de la caseta de feria permanente que tenía ubicada en el emplazamiento escogido, y que cumpliría las veces de tribuna y de vestuario para los equipos contenientes.

Inauguración del campo del Mercantil, 1 de enero de 1913

Además de esta inauguración, el primer trimestre de 1913 tuvo un ritmo frenético en sevillista. Tras los amistosos del mes de enero contra las tripulaciones del Yate Mekong y del Vapor Cordova, el equipo alcanzó su primer gran éxito deportivo con su victoria en el Campeonato de Sevilla de 1912, tras derrotar por 3 a 0 al Betis Football Club el 23 de febrero de 1913, y al Sevilla Balompié por 2 a 0, el 2 de marzo siguiente.

En otro ámbito no menos relevante, Miró alcanza un hito sensacional, algo asombroso incluso visto con ojos actuales, una publicación deportiva propia, vehículo institucional del Sevilla Foot-Ball Club, compartida con otras entidades deportivas locales, como lo fue la revista Sport Sevillano.

El brillante mandato de José María Miró Trepat culminaría con otra gestión excelente, ya en la antesala de su forzada marcha de la ciudad: la integración en el seno sevillista de los mejores jugadores del Betis Football Club.

EL CORREO DE ANDALUCÍA, 19 de septiembre de 1913

En la asamblea de socios celebrada el 11 de octubre de 1913, se formaliza oficialmente la salida de Miró Trepat como Presidente del Sevilla F.C., nombrándose en su lugar a quien ya fuese máximo mandatario del club en octubre de 1905, D. José Luis Gallegos Arnosa.

José Luis Gallegos Arnosa, dos veces Presidente del Sevilla F.C.

La segunda etapa de Gallegos al frente de la nave sevillista puede decirse que estuvo marcada por las turbulencias. El ideario de José Luis Gallegos estaba lejos de coincidir con el de José María Miró Trepats. Mientras éste, con el apoyo del carismático Paco Alba (que era su Secretario) y sus seguidores, perseguía el fortalecimiento del Club mediante una política que podríamos denominar de crecimiento orgánico, impregnada por una concepción eminentemente práctica (típica de un catalán) del funcionamiento de la institución, centrada en el fortalecimiento de sus estructuras, a base de invertir en instalaciones, atraer jugadores y organizar eventos deportivos de toda clase, no solo futbolísticos, Gallegos tenía quizás una visión más romántica, orgullosa y menos competitiva del deporte, plasmada en su denominado Proyecto Ideal, expuesto en el periódico Sport Sevillano, cuyo fin último lo constituía la creación de un gran club polideportivo sevillano, un plan sin duda muy ambicioso y que requería la convergencia de todos los clubes e instituciones deportivas, incluidas las académicas, así como el apoyo de las autoridades, para su puesta en marcha. Sobre todos estos aspectos merece la pena consultar la magnífica obra de Juan Castro Prieto “Orígenes del fútbol sevillano. La olvidada memoria británica”, en la que su autor desmenuza con la maestría que le caracteriza todos estos aspectos.

Con Gallegos, y su Proyecto Ideal de trasfondo, se retoman a finales de 1913 las conversaciones institucionales con los otros clubes futbolísticos de la ciudad en busca de esa amalgama que pueda generar el sustento societario preciso para el futuro club polideportivo que el dirigente jerezano tiene en mente. Como quiera que ello sucede en paralelo con los movimientos para la creación de una federación regional y con las gestiones iniciadas para la concesión del título de real para el nuevo Betis Club que está por llegar, Gallegos se ve envuelto en un contexto quizás excesivamente complejo y plagado de intereses latentes que no constituye precisamente el mejor caldo de cultivo para sus aspiraciones. Sus relaciones personales con Herbert R. Jones se deterioran enormemente durante este tiempo.

Tampoco ayuda a la causa ni, especialmente, a las relaciones con el Balompié, su viejo antagonismo con Salvador López, que llevara a ambos a ignorarse mutuamente en los medios de comunicación de la época. En 1906, López acompañando a Masferrer en Sevilla no le hace partícipe de la obra de Gallegos en el Sevilla F.C., ni en el remo y otros deportes, sin que se le mencione ni reconozca expresamente en sus crónicas para El Mundo Deportivo. Por su parte, Gallegos, en Fígaro, en 1914, afirma tajantemente que antes de él en Sevilla, en cuanto a deportes, no había nada, ninguneando la encomiable labor de López desde el siglo XIX. Recordemos que Salvador López era profesor de educación física e inició en el juego del football a un buen puñado de jóvenes sevillanos, singularmente a los que se adiestraban para ser militares en la Academia Politécnica y acabaron fundando el España Balompié, que eran sus alumnos.

Dirigía la Academia Politécnica Luis Rodríguez Caso, figura decisiva en los inicios sevillistas (propietario de la Fábrica de Vidrios de La Trinidad) y sobre todo balompedistas, pues el evento “España en Sevilla”, organizado por él a mediados de 1908, y que constituyó la espoleta de la Exposición Iberoamericana finalmente celebrada en 1929, fue también el fervoroso desencadenante de la constitución formal del España Balompié y de la configuración de su ideario patriótico-militar. Se percibe sin duda la gran auctoritas que tenía sobre sus pupilos de la academia.

Amigo del ejército, y eficiente empleado de un alto mando como Rodríguez Caso, Salvador López se adhiere públicamente a la causa bética, apareciendo en El Liberal del 27 de noviembre de 1914 entre las celebridades con cargos honoríficos de ese nuevo Betis coronado por Alfonso XIII. Y también a la causa balompédica, representando, junto a Jones, al Real Betis Balompié en la primera directiva de la Federación Regional Sur.

Con la oposición interna de Alba en el Sevilla, y con béticos y balompedistas más preocupados por la concesión de ese título de real, los acontecimientos desbordan y aíslan a Gallegos, que ya en la primavera de 1914 ha perdido la fe de los militantes sevillistas y comprende las dificultades para la unificación con el resto de conjuntos sevillanos, presupuesto necesario para el éxito de su Proyecto Ideal. Todo ello le explota en la cara con la huida de elementos sevillistas (encabezados por los García de la Borbolla) hacia un Betis FC a punto de ser coronado; el fracaso deportivo sevillista ante el Balompié en el Campeonato de Sevilla; y, sobre todo, el triste episodio de la “copa violetero”, el mejor ejemplo del nerviosismo de Gallegos, cuya actitud trasciende de un simple enfado deportivo, percibiéndose en ella los rescoldos del mal rollo derivado de las frustradas negociaciones.

Francisco J. Alba Alarcón, Presidente del Sevilla F.C.

Se llega así a una estación límite, pues el Club sevillista entra en barrena y se halla más cerca que nunca en toda su historia de la desaparición.

OIGA Nº Especial dedicado a las Bodas de Oro del Sevilla F.C.; Junio 1955.

Sólo el tesón y el enorme carisma de Paco Alba logran reflotar la nave sevillista y la hacen resurgir casi de sus cenizas a partir de la histórica asamblea del 27 de junio de 1914, en la que Alba toma las riendas, siendo designado Presidente, y se aprueba una refundición de los estatutos bajo la clara inspiración (un auténtico calco) de las reglas del FC Barcelona, a instancias de Miró Trepats. Unos estatutos donde, no por casualidad, se recalca la fecha de la fundación oficial sevillista del 14 de octubre de 1905, marcando oficialmente el terreno de los derechos de antigüedad para cualquier posibilidad futura (y ya mucho más improbable) de integración entre clubes.

Gallegos pasa a un absoluto ostracismo desde esta misma asamblea. Desaparece por completo del Club. Da la impresión de que los socios del momento le percibían casi como un traidor. Lo cierto es que durante su segundo mandato el Balompié se había hecho más fuerte que nunca, deportiva e institucionalmente, con tentáculos en las más altas esferas políticas, y además el equipo padeció la mayor sangría de socios y jugadores conocida hasta entonces. Su afán por la unificación, a los ojos de los más fieles seguidores sevillistas, parecía estar detrás de todos estos males que provocaron la defenestración de un Presidente no obstante crucial en la vida del Club.

Como hemos visto, la autoridad y ascendencia moral de Paco Alba salvan al Sevilla FC de la desaparición. Personalmente Alba tiene que convencer jugador por jugador a sus hombres para que no abandonen el barco, y recuperarlos para la causa. Testimonios como el de Jorge Graells Miró, Carlos García Martínez y otros muchos sevillistas de la primera hora que lo conocieron presentan a Alba como auténtico mesías, siendo idolatrado y calificado como verdadera “alma mater” del club y del propio fútbol sevillano.

“Paco, el popular Paco Alba, era una institución sevillana. Dedicado desde sus más cortos años a la propaganda intensa del "sport", en él descansaba y él era el propulsor entusiasta de las más variadas iniciativas. Predicando con el ejemplo, no se detenía en obstáculos de ningún género; fiel a su convencimiento de que la salvación de España estaba en la vigorización de la raza, fue el alma mater del fútbol sevillano y el más experto y constante cultivador de todos los ejercicios de educación física. Ha muerto cuando todo le sonreía: su juventud, su fornida naturaleza, sus envidiables condiciones de carácter, su jovialidad peculiar, que despertaba en todas partes simpatías.”

Carlos García Martínez, Presidente del Sevilla F.C. y amigo de Paco Alba.

La fuerza con que se le reconocieron a Alba sus méritos en trance tan decisivo para la vida del Sevilla eclipsó por completo la figura de Gallegos, y todo lo que éste representaba, entre otros extremos de singular relevancia, su rol como eslabón clave con la primera generación de sevillistas de 1890.

Desde la misma llegada de Alba a la Presidencia del Club comienzan a apagarse los ecos de una posible integración. Utilizando la diplomacia, Alba va devolviendo las aguas de la rivalidad a cauces más tranquilos y normalizados, con cada club en su sitio. La unificación se ve más como un deseo, a ojos de la prensa, que como una posibilidad tangible:

“Existe el propósito entre muchos aficionados de Sevilla de unir a las sociedades futbolísticas Sevilla F.C. y Balompié, campeón ésta de Sevilla. Si se llegara a conseguir esta unión, que verdaderamente se desea …”

El Noticiero Sevillano, 1 de agosto de 1914.

Y a partir de hacerse pública la concesión oficial del título de real al Betis, se pierde cualquier rastro sobre una posible participación sevillista en una fusión de clubes locales. Para una entidad como el Sevilla F.C., nacida en el interclasismo, los ideales democráticos y los patrones del regeneracionismo procedentes de Europa, reafirmados ahora con la presidencia de Alba y la salida del Club de Gallegos, adscribirse formalmente a la Corona, con todo lo que significaba desde el punto de vista ideológico y de pensamiento, era un obstáculo infranqueable, pues suponía un choque cultural que lo dejaba de facto al margen de cualquier proyecto unificador.

(Continuará….)

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