Ya sabéis que el libro viajero me llegó hace un par de días a casa, después de casi un año circulando por España. Quedaban un par de crónicas pendientes, como la de Noelia Entrerríos, su última anfitriona, desde Gijón. Espero poder compartir pronto también la de David Gómez desde Vitoria. Después le daré un paseo por Badalona, la ciudad donde nací y donde he vivido durante 38 años, y por Caldes de Montbui, el precioso pueblo donde resido actualmente. Ahora os dejo con el relato de Noelia.
El libro viajero acompañando a Noelia en su puesto de trabajo. Foto: Noelia Entrerríos
Este verano mientras pasaba unos días de descanso en Ciudad Real supe que Benjamín Recacha, a quien sigo en las redes sociales Facebook y Twitter, buscaba anfitriones para su libro: El viaje de Pau, que estaba recorriendo diversos lugares de España para dar a conocer su historia. La idea de colaborar y acoger en mi casa a un libro viajero me pareció fascinante, por lo que enseguida me presenté voluntaria y tuve la suerte de salir elegida. El libro llegó a mis manos desde Valencia aproximadamente hace un mes después de haber recorrido lugares tan diversos como Lanzarote, Valencia, Llanera, entre otras muchas ciudades españolas. También había visitado infinidad de museos y lugares de gran interés cultural como la casa de José Saramago en Lanzarote.
Cuando lo recibí en mi casa lo primero que me llamó la atención fue la cantidad de recuerdos que acompañaban al libro, desde un ticket de metro, hasta un pequeño libro de poesía que me pareció excepcional. “¡Qué detalle tan hermoso!”, pensé. Así que yo decidí que tenía que hacer algo parecido con el libro. Se me ocurrían infinidad de lugares emblemáticos y de enorme belleza que podía visitar en compañía de Pau. Pensé que acudir con él a Deva, o a los Lagos de Covadonga o de Somiedo, parajes de gran belleza. También podría haber realizado la ruta Clariniana, que celebra la singular relación del gran escritor Clarín con el concejo de Carreño, al que estoy muy ligada.
Por desgracia a veces en la vida surgen imprevistos y cuando el libro llegó a mis manos yo estaba trabajando a tres turnos, por lo que no pude dedicar todo el tiempo que hubiese querido para llevar a Pau de viaje por esos rincones de mi tierra que tanto me gustan. El primer sitio que visitó conmigo Pau fue mi lugar de trabajo, ya que me acompañó durante alguno de mis turnos. Allí le presenté a Pau a una de nuestras supervisoras, que quedó francamente impresionada por la historia y me animó a seguir apoyando a su autor. La noche de trabajo de ese turno se me hizo mucho más llevadera con Pau y sus amigos. Entre llamada y llamada yo arañaba tiempo para seguir leyendo una historia que me ha conmovido y me ha hecho reflexionar mucho, prometo publicar una entrada próximamente con todo lo que este libro me ha enseñado.
Noelia y el libro viajero pasearon por el parque de los Pericones, en Gijón. Foto: Noelia Entrerríos
Vosotros diréis que mi lugar de trabajo no es un lugar muy hermoso para llevar a un invitado tan ilustre como Pau, y tal vez no lo sea. Por ese motivo decidí que Pau debía conocer alguno de esos lugares en los que yo me siento muy a gusto, como el parque de los Pericones. Normalmente suelo dar un paseo alrededor del cementerio de Ceares, donde reposan mis abuelos paternos Ana María y Valeriano. Luego vuelvo a la parte más antigua del parque, desde donde se puede observar la ciudad hasta la zona de la Campa Torres, y allí siempre encuentro algún rincón tranquilo para leer. La verdad es que la historia ya me tenía enganchada y me quedé allí hasta que prácticamente la terminé. Tan enfrascada estaba en la lectura que olvidé sacarle una foto a Pau, algo que sé que a su autor le habría gustado mucho, por lo que me temo que la que podéis ver aquí no es de ese día sino de otra ocasión.
La historia como ya os he dicho antes me ha conmovido especialmente porque Pau en cierto modo me recuerda a mí, que al igual que él me he pasado mucho tiempo intentando encontrar mi camino. Yo también he tenido que realizar un largo viaje hasta comprender por fin quién era y qué era lo que quería hacer en la vida. Yo encontré ese camino en la UNED, mientras que Pau lo encontró en el hermoso Valle de Pineta, lugar que espero conocer muy pronto.
El libro se quedó un poco más de la cuenta en mi casa, ya que mi padre también se enganchó a la historia y no se lo pude quitar. La semana pasada por fin Pau emprendió el viaje de regreso a casa cargado de recuerdos aportados por todas las personas que lo han acogido durante estos meses.
Y para terminar quiero compartir con todos vosotros esta preciosa interpretación de la Aragonesa de Manuel de Falla, perteneciente a la obra ‘Cuatro piezas españolas’, en homenaje a Pau y sus amigos que me han llevado de viaje por las tierras de Aragón.
Muchas gracias, Noelia, por haber formado parte de esta aventura y por relatarnos tus experiencias junto al libro viajero. Os recomiendo que visitéis el blog de Noelia, ‘Descubriendo mi propia voz’, donde también ha compartido su crónica viajera.
Para acabar, os adelanto que para celebrar el fin de la aventura de Pau y compañía pronto pondré en marcha un nuevo concurso con el que podréis ganar algún ejemplar de mi primera novela. Uno, que es generoso…