Auténticas natillas como las hace mi madre, solo con ingredientes naturales
Por primera vez en mi vida, me he aventurado a preparar unas natillas de huevo de las auténticas, como las que hace mi madre para agasajarme cuando voy a visitar a la familia en vacaciones. Me han salido estupendas aunque, en honor a la verdad, no creí que fuera a suceder así mientras las estaba cocinando. Estas cosas pasan... La primera vez. Os dejo a continuación los ingredientes y luego relataré el proceso de elaboración, con sus trucos y mis dudas...
INGREDIENTES: 4 huevos, una cáscara de limón, una rama de canela, un litro de leche, 4 cucharadas de azúcar, 2 cucharadas de harina de maíz y canela molida para espolvorear.
MODO DE ELABORACIÓN: En primer lugar, es preciso separar las yemas de las claras de los huevos y dividir el litro de leche en dos mitades. En el primer medio litro se disuelven las dos cucharadas de harina de maíz y las cuatro yemas de huevo hasta que quede un preparado completamente uniforme y sin grumos, que se deja reservado. A la segunda mitad de la leche que habíamos dividido se le echa la cáscara de limón, la rama de canela, las 4 cucharadas de azúcar y se pone al fuego. Se remueve un poco con una cuchara de madera y se deja hervir. Cuando rompa el hervor se baja el fuego al mínimo y se le agrega el preparado que teníamos reservado. A fuego lento, se remueve sin parar hasta que el líquido adquieraconsistencia. El truco para que las natillas cuajen de forma correcta y no se corten consiste en no permitir que hiervan una segunda vez. La labor requiere un tiempo aproximado de media hora, removiendo sin parar a fuego lento y sin dejar que la mezcla alcance el hervor.
Debo reconocer que en este paso me han entrado las dudas de principiante. Removía y removía y no notaba que el líquido espesara. Tuve que llamar a mi madre para contarle lo que me estaba sucediendo. Ella, tras hacerme el chequeo y cerciorarse de que había utilizado todos los ingredientes de forma correcta, me dijo lo de siempre: “la paciencia, niña, que es la madre de la ciencia. Sigue removiendo, que ya espesará. Sube un poco el fuego si quieres, pero ten mucho cuidado con no dejarlo hervir”, me advirtió. Le hice caso y ocurrió el milagro. Puse el fuego un punto más fuerte, seguí removiendo y, al cabo de un rato, noté que el líquido se espesaba yalcanzaba la consistencia adecuada. Sucedió en el momento en que estaba a punto de hervir, y lo retiré del fuego para que no llegara a hacerlo. Terminadas las natillas se vierten en una fuente y se dejan enfriar.
Una vez frías, llega la hora de adornarlas. Para ello se usan las claras de huevo que habíamos separado de las yemas. Hay que batirlas con un tenedor o un batidor de varillas hasta que alcancen el punto de nieve. Conseguido éste, se cogen cucharadas del merengue y se forman montañitas blancas sobre la fuente de natillas, tal como aparece en la fotografía. Finalmente, se espolvorean con camela molida.
Se trata de un postre sano, económico y exquisito. Os aseguro que su preparación es muy sencilla. Solo requiere un poco de paciencia. ¡La virtud de los buenos cocineros/as! Mi madre lo dice siempre, y yo misma lo he comentado alguna vez en estas páginas. ¡Que lo disfrutéis!