¡Estoy arrepentidísima de haber tardado tanto en leerme el libro! Lo compré hace la tira de tiempo; de hecho, es posible que fuera el verano pasado, ¡fíjate lo que te digo! Se quedó en la estantería y no le hice mucho caso hasta que decidí ponerme al día con lecturas físicas (porque estoy muy metida con las electrónicas, últimamente).Mientras leía no podía dejar de pensar en Amar a un Caballero, una de mis novelas favoritas. Y es que se parecen mucho: mujer sola a cargo de un castillo que debe defender del ejército enemigo, y es derrotada y hecha prisionera, pero con el tiempo… las cosas cambian.Ojo, yo no soy de esa clase de personas que buscan los “esta novela se basa en”. Una Rosa en la Tormenta me ha gustado tanto o más que Amar a un Caballero, y eso es mucho decir. Alexander es un guerrero, sí, pero no uno que se reblandece con el amor, sino que lo fortalece. No se convierte en un cachorrito. En cuanto a Margaret, he tenido momentos de odiarla por ser tan gilipollas, y otros de adorarla por lo leal y lo buena que es.Y desde luego no es una novela en la que todo acaba bien. Hay muertes, y hay pérdidas, y hay incógnitas sin resolver, pero no a la manera “puta autora que no ha explicado tal”, sino a la manera de que sabes que históricamente hablando todavía queda mucho por contar. Quién sabe, si hago algo de investigación igual sepa qué fue de ciertos personajes, si existieron realmente o qué (porque con históricamente no me refiero a la historia de la novela, sino a la historia real en la que se basa).Eso sí, las últimas páginas están de más. Últimamente leo demasiados libros cuyas últimas páginas están de más. Son un puñadito de saltos temporales que no tienen ninguna razón de ser, salvo situarnos rápidamente en el final histórico. Yo creo que con un breve epílogo final habría quedado mejor, pero supongo que eso es cosa mía.4. Recomendado