Una sabia decisión, una hermosa carta y un final feliz.

Publicado el 11 agosto 2016 por Yusnaby Pérez @yusnaby

El pasado martes 28 de Julio, publiqué en este mismo espacio una columna que titulé “Paren la huelga de hambre porque los queremos vivos”.  Ayer compartí una hermosa carta que Eliecer Ávila le dirigía a su amigo Carlos Amel Oliva de la cual me impactó una frase: “Carlos, amigo, yo quiero asistir a tu investidura, no a tu funeral…”

Y en el anochecer Miamense, cuando llovía como si el cielo llorara por lo que estaba pasando, pude leer a través de Martí Noticias que  la dirección de la UNPACU había persuadido a los huelguistas de abandonar la protesta y poner a salvo sus vidas, en riesgo tras casi un mes sin ingerir alimentos. En el caso de Zulma López se salvaron dos vidas pues los exámenes médicos comprobaron que Zulma estaba embarazada.

Felicito el coraje de José Daniel Ferrer para convencer a estos jóvenes luchadores de que continuar la huelga de hambre solo iba a lograr que se perdieran vidas de jóvenes muy valiosos y necesarios en la lucha por la libertad de Cuba. Estoy seguro que no le fue fácil pero al final se impuso la razón y esta historia tuvo un final feliz. En estos momentos ya todos los ex  huelguistas de UNPACU deben estar en sus casas con sus familias.

En la mañana me había emocionado la carta de Eliecer  cuando leía “Me muero de dolor cuando veo las imágenes de Carlos, un joven inteligente, padre de dos hermosos hijos y con un futuro por delante, que está en riesgo de sufrir traumas irreversibles e incluso de morir, para reclamarle cosas a un sistema cruel y despiadado que ganaría más con su muerte que con su vida”. Yo espero que Guillermo Fariñas también reconsidere su huelga. Cualquier ganancia marginal que se obtuviese no vale lo que vale su vida.

Ya el castrismo nos ha demostrado con creces que la vida de los demás, y particularmente la de los opositores, no tiene ningún valor para ellos ni los mueve a negociar nada. Carlos Amel Oliva muerto hubiera sido un problema menos para el régimen, pero vivo es uno de los jóvenes cubanos que está llamado a ser un actor importante en la Cuba del futuro.

La huelga de hambre, como casi todo, ha causado división entre los cubanos y mientras algunos aseguran que puso presión sobre los castristas y logró que los Estados Unidos y la Unión Europea traten de forzar a Cuba a hacer concesiones, la verdad es que eso no ha sucedido. Estados Unidos y los países europeos han seguido negociando con cuba aspectos económicos y aunque hayan comentado lo de los huelguistas, a Cuba no le hizo ni cosquillas.

El Gobierno castrista no reaccionó a eso como no reacciona a nada. Si hubiera reaccionado no hubiera dejado que pasara un mes sin hacer nada. Yo siempre he sostenido que el gobierno cubano jamás se dejará presionar por una huelga de hambre porque para ellos la vida humana no tiene valor. Mientras estén Raúl y Fidel será iluso pensar que Cuba va a cambiar más de lo poco que ha hecho.

Aunque Eliecer escribió la carta a título personal y no como presidente de Somos+, la mayoría de los miembros coincidimos con él, porque yo soy amigo de Eliecer y apoyo a Somos+. Pero también personas que apoyan otras organizaciones y que discrepan con Eliecer coinciden con él en esto.

Lo que no debemos permitir es que las diferencias de opinión nos conviertan en enemigos, porque se pierde el foco en que el objetivo de todos es lograr la libertad de Cuba, unos marchando, otros tratando de desarrollar una estructura de gente capacitada, otros retando al gobierno, lanzando panfletos, en fin, cada quien a su estilo pues solo los castristas son unánimes, porque la unanimidad es la manifestación del totalitarismo en donde nadie puede atreverse a pensar diferente porque le cortan la cabeza.

Y si Eliecer dijo “que me quemen en la hoguera” y habló por él, yo, Jorge Ros también voy a hablar por mí y que me quemen también en la hoguera.

Yo invito a todos los que soñamos con una Cuba libre, sea cual sea nuestra ideología, y sea el que sea nuestro plan a que demos un ejemplo de democracia y no critiquemos a los demás, que aunque piensen diferente son nuestros compañeros de lucha. Hagamos un pacto por Cuba de no atacarnos entre nosotros, y apuntar nuestros cañones contra el castrismo.

Cuando Cuba sea libre, habrá tiempo para discrepar, mientras tanto, actuemos con altura y hagamos ese compromiso de no atacarnos, de respetarnos aunque no trabajemos juntos, de mirar hacia adelante y no hacia atrás. Entonces el final de este asunto sería verdaderamente feliz.