La semana se despide bastante pasada por agua, gracias a Dios. Y eso que nunca llueve a gusto de todos, porque después de la pertinaz sequía padecida, este abrirse de los cielos en agua va, se nos antoja excesivo por repentino. Pero es que así son las cosas, un día hace daño el exceso de lluvia y otro su prolongada ausencia. Así que disfrutemos de lo que haya mientras dure. La semana nos ha dejado a Obama cuatro años más en el poder, “four more years”, que dice el tuit escrito por el mismo Barack (o por un estupendo equipo de propaganda que le acompaña) y que se extendió como un virus por la red reenviado millones de veces. Grandes desafíos para el representante del imperio tanto en lo económico como en lo social. A pesar de lo diferente que son los americanos, tan odiados, tan imitados, tan necesarios para los snobs europeos (aunque sólo sea para denostarlos y sentirse superiores), la progresía tiene los mismos tics aquí que allí, cierta tendencia a la ingeniería social en forma de imposición de lo políticamente correcto como ideología y práctica única y verdadera.
La semana se despide bastante pasada por agua, gracias a Dios. Y eso que nunca llueve a gusto de todos, porque después de la pertinaz sequía padecida, este abrirse de los cielos en agua va, se nos antoja excesivo por repentino. Pero es que así son las cosas, un día hace daño el exceso de lluvia y otro su prolongada ausencia. Así que disfrutemos de lo que haya mientras dure. La semana nos ha dejado a Obama cuatro años más en el poder, “four more years”, que dice el tuit escrito por el mismo Barack (o por un estupendo equipo de propaganda que le acompaña) y que se extendió como un virus por la red reenviado millones de veces. Grandes desafíos para el representante del imperio tanto en lo económico como en lo social. A pesar de lo diferente que son los americanos, tan odiados, tan imitados, tan necesarios para los snobs europeos (aunque sólo sea para denostarlos y sentirse superiores), la progresía tiene los mismos tics aquí que allí, cierta tendencia a la ingeniería social en forma de imposición de lo políticamente correcto como ideología y práctica única y verdadera.