Una sobre la revista Contorno, Sur y el peronismo

Por Julianotal @mundopario

La revista Contorno aparece como una respuesta alternativa del por entonces clásico bastión cultural que significaba Sur. Surgida en setiembre de 1953, Contorno está conformada por egresados, o a punto de egresar, de la Facultad de Filosofía y Letras. Desde su primer número emprende una búsqueda distinta o reaccionaria hacia la que consideraba Sur. Unos de los artículos del primer número, encarado por su director Ismael Viñas, manifiesta un desprendimiento, un desarraigo de la costumbre estática que llevaba a cabo la intelectualidad tradicional. El título es más que sugerente: “La traición de los hombres honestos”, se evidencia, en principio la inspiración sartreana que difundía la revista francesa Les Temps Modernes, que manifestaba el existencialismo predominante, y funcionaba como modelo a seguir para los jóvenes intelectuales que despliegan desde sus primeros números la teoría del compromiso enunciada por Sartre durante su experiencia en la “Resistencia francesa”. La traición que enfatiza Viñas, está dirigida a esa intelectualidad que nuclea principalmente Sur que viven apartados de la realidad, cuyo único objetivo parece ser el de ser consagrado y reconocido entre sus pares. Esta crítica dirigida a la cultura elitista también enfatiza en el usufructo de la consagración para encabezar emprendimientos comerciales, cuyo único fin es lucrar con los nombres. “La participación de varios de ellos en una empresa comercial, que lucra con sus nombres y el espejismo de la cultura; la colaboración de varios de ellos en una colección cuyos libros llamativos prometen el conocimiento de bolsillo (NdA: hace referencia a la colección El séptimo círculo de Emecé dirigida por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares); y el tolerante silencio de los demás, no ha hecho otra cosa que poner el lamentable epílogo a una época cuyos albores fueron de algarada”.257
Pero la crítica en la que insiste Contorno, no es solamente dirigida al bloque cultural que conformaba predominantemente Sur sino que también iba encaminada a su directora y fundadora Victoria Ocampo. El texto de Adelaida Gigli en el número 3 titulado “Victoria Ocampo: V. O.”, como lo analiza Marcela Croce, “abusa de varios significados desde el título que se irán desarrollando de una manera por momentos descriptiva y por momentos con una argumentación virulenta”258Las observaciones de Gigli, recalcan en la personalidad de Ocampo un egocentrismo que determina en su revista su hegemonía que conspira contra cualquier trabajo meramente grupal: es a través de sus desarrollo y selección en la revista, en sus Testimonios que edita a través de su editorial, donde quiere plasmar de alguna forma su apreciación de las cosas, poniéndola en una posición contemplativa y a la vez selectiva: “¿cómo no hablar de América, de moral, de arquitectura, de música, de cine, de buen gusto, de Mussolini, de... si todas estas cosas son admirables?(...) V. O. No descubre sino que verifica sus  gustos cultivados; no crea sino que se identifica con las determinadas cosas perdurables en un cerciorarse constantemente no lanzada a la verdadera vida espiritual (que en muchos sentidos es soledad) sino a la sociedad de la gente espiritual. Es una búsqueda para afirmarse, para comprobarse, para adquirirse.”Con su forma de ser, con su discutible modo de defender su feminidad, Victoria “... ha ganado en conocimiento pero ha perdido en fervor, en el oscuro fervor de los caudillos, de los santos, de los equivocados”.259Quizás sin quererlo, inconscientemente, Gigli en su crítica termina dándole una revalorización a la contrafigura, la persona pública diferente a la persona de Victoria Ocampo en ese entonces: Eva Perón.De esta forma, el grupo de Contorno lleva a cabo una revisión del quehacer de la intelectualidad nacional y enfatiza, a través de su crítica, la búsqueda de una necesaria renovación en la que los intelectuales tengan que cumplir una función de compromiso social y político. Las acaloradas polémicas que llevaba a cabo Jean-Paul Sartre a través de sus artículos publicados en Les Temps Modernes, en France-Observateur, en Les Lettres Francaises o en sus discursos, constituían una evidente referencia para los contornistas, miembros de una generación que buscaba encarar la problemática nacional y resolver la desconexión que existía entre la intelectualidad y el pueblo. Así como Sartre se enfrentaba con pensadores teóricos del marxismo acusando, como en su respuesta dirigida a Claude Lefort, su falta de percepción sobre la situación del proletariado260, Contorno se enfrenta con los principales referentes de la cultura argentina acusando su indiferencia o quietismo frente a la realidad nacional.En los números de Contorno, se revalorizan figuras antes marginadas por criterios estéticos y políticos como el caso de Roberto Arlt o Güiraldes, y también se revisan a las distintas personalidades de la intelectualidad criticando la falta de compromiso moral y social de los consagrados, cuyos trabajos gozan de escaso realismo, los personajes evocados están realizados con tanto decoro (así califica Adolfo Prieto en su crítica a la novela de Mújica Láinez) que parecen inanimados, sin vida.El término que le termina adjudicando Rodríguez Monegal desde la páginas de la revista Marcha de Montevideo al grupo de Contorno, terminaría siendo la calificación de toda una generación intelectual que se asoma violentamente luego de la caída del gobierno peronista: los parricidas, término aprovechado de un concepto acuñado por Héctor Murena, por considerar que abrogaban los valores de la tradición de la que habían surgido. De hecho, la ruptura con esta elite cultural es significativa si tenemos en cuenta que tanto Juan José Sebreli como David Viñas habían participado de la revista Sur anteriormente.La creciente politización que adquiere la revista luego de la Revolución Libertadora, no es debido a como cree Terán que “las condiciones de la producción intelectual destinada a dar cuenta de la realidad nacional fueron altamente sensibles a los acontecimientos políticos261, ya que esta postura que toma para sí el grupo contornista se vino anunciando desde la revista universitaria Centro, y en sus primeros números ya establece una ruptura de criterio cultural altamente politizada que resignifica una búsqueda de un medio que no sea determinado por el bloque oficial peronista ni que se someta al clasicismo liberal de Sur. La politización de la revista de Victoria Ocampo a partir de su número dedicado al triunfo de la Libertadora,determinará la posición opuesta de Contorno que se venía anunciando desde su número inaugural. El número es el de Julio de 1956, dedicado al fenómeno peronista y a la vez una respuesta crudamente dirigida al grupo de Sur y su edición dedicado “Por la reconstrucciónnacional”. En el primer artículo editorial del número titulado “Peronismo... ¿y lo otro?” marca la posición de la revista y su declaración ideológica, además explica porque no interrumpieron su número de setiembre de 1955 para hablar de la revolución Libertadora: “Unos momentos de reflexión nos convencieron de lo gratuito que sería explicar ninguna circunstancia particular: caímos en la cuenta de que nuestro lenguaje durante el peronismo más crudo debía seguir siendo idéntico a sí mismo y que el margen de nuestra libertad había estado mínimamente fijado por exigencias exteriores”.A renglón seguido determinan su denuncia que establece una relación con el editorial de Ismael Viñas en el número 1 de Contorno: “ Aquello que a los intelectuales les fue vedado por la dictadura nunca tuvo un carácter fatalmente problemático.(...)Los intelectuales argentinos en su casi totalidad preferimos disfrazar nuestra inepcia con resignadas y lamentosas imputaciones a un sistema que no nos respetaba ni nos admitía”.262 A partir de ahí, los contornistas saben que la caída del peronismo deja a un proletariado desheredado y castigado por las posturas deterministas y vengativas que tienen el antiperonismo retrogrado que cree que la Libertadora significa una restauración de la sociedad y de la política estatal pre-peronista: “sin pretender la posesión de claves que las reemplacen ni de verdades necesaria e inmediatamente compatibles, nos hemos propuesto enfrentar el riesgo de decir: esto del peronismo, sí; esto del peronismo, no”.263Esta perspicacia que acompaña a los contornista es compartida por otros intelectuales que habiendo sido peronistas se apartaron del gobierno a partir de ciertas divergencias, y conformaban una ideología de izquierda popular, como Scalabrini Ortiz, Jauretche y Juan José Hernández Arregui. Sabían que no se podía mirar hacia un costado y que tenían que surgir en representación de aquella mitad del país que quedaba proscripta políticamente y necesariamente tenían que representarlos del único modo posible: asimilando y reivindicando ciertos valores que dejó el régimen, o de lo contrario formar parte del desencuentro histórico de la izquierda socialista o comunista, o sino aún peor, negar toda clase de realidad, adhiriendo a una solución final del peronismo que pregonaba los sectores más gorilas y virulentos. Así los calificaba Scalabrini Ortiz desde las páginas de la revista Qué: “Los enemigos del general Perón son de dos clases. Unos lo fueron por sus errores. Otros, por sus aciertos. Los primeros merecen respeto. Los segundos, desprecio. Los primeros fueron enemigos por la forma personal con que ejerció el poder, por su origen militar, por su propaganda excesiva que recordaba demasiado la de los dictadores europeos, por su limitación de la libertad individual, por la coacción ejercida sobre los partidos opositores o porque esa oposición defendían sus intereses personales, que deben ser siempre sagrados mientras no se opongan a un más alto interés nacional o social. A último momento se agregaron los heridos en sus sentimientos religiosos. La rebelión potencial de todos esos ciudadanos merecen respeto. Pero hubo otro tipo de opositor. Fue el opositor a los aciertos del general Perón. El enemigo de la industrialización, el enemigo de la asunción del manejo del crédito y su utilización posterior en beneficio de la diversificación de cultivos como el arroz, el té, el tung, el olivo y la pequeña ganadería de chacra. Son los enemigos de la apropiación del comando del comercio exterior que estaba, y ha vuelto a estar, monopolizado por los frigoríficos y Bunge y Born y sus acólitos. Son los enemigos de la nacionalización de los ferrocarriles y de los teléfonos que ahora están tratando de volver a entregar al extranjero. Son los enemigos que la Argentina tenga una política internacional propia. Los enemigos de los tratados comerciales que abrían amplias perspectivas al comercio exterior argentino. Los enemigos, en una palabra, de todo cuanto esfuerzo tendiera a sacar a la Argentina de la innoble posición de factoría inglesa, en que indebidamente yacía. Dicen que todas esas instituciones y esos actos eran de índole totalitaria, con cuya calificación solo muestran su ignorancia o su mala fe, porque análogas organizaciones existen en todos los países civilizados: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania o Italia”264. Salvando las distancias ideológicas, tanto el grupo de egresados universitarios que conformaba Contorno como la intelectualidad de la Izquierda popular, tenían en claro, que tenían que tener un compromiso moral y social con el pueblo, y tendrán una crudísima crítica hacia el grupo de intelectuales liberales que tenían una concepción tradicional y elitista. No es casualidad entonces, el foco de acusaciones esté dirigida hacia el grupo Sur y sus principales referentes. La confrontación con Contorno no sólo es cultural y de carácter estético sino predominantemente político, focalizando su acusación en su antiperonismo gorila y falto de criterio. El número 7 –8, llamaba en sus diversos artículos a un examen de conciencia o el que caso más virulento, a responderle a Sur y su antiperonismo colonialista, tal como lo calificaba Oscar Masotta: “(...)Entendamos: ¿Qué educación –educación en la verdad –pueden llevar a extender Victoria Ocampo y sus amigos, esa gente que tan desgraciadamente se encuentra expulsada del terreno de la verdad...? Pero entendamos mejor, es fácil: si los pueblos dicen <<alpargatas sí, libros no>>, los intelectuales de derecha invertirán el eslogan y si los pueblos hablan de su necesidad de liberarse ellos les contestan recordándoles los beneficios de la <<inteligencia (...) y de la moral evangélica>>, pero, se sabe, cometiendo el error incorregiblemente burgués de asimilar la inteligencia a la necesidad de permanecer oprimidos...“(...)Según parece los intelectuales de derecha argentinos, la gente de Sur, puede soportar cualquier cosa menos el recuerdo de la educación peronista: era una grosería. (...) era el escándalo. Una puta y un aventurero en las aulas argentinas: era la ignominia.<<Reconstrucción>>: la palabra fue retomada por ciertos círculos de intelectuales de ideas muy confusas.“(...) En Sur juran por el <<libre pensamiento>>, por <<occidente>>, por la <<persona humana>>. Pero desgraciadamente y de hecho el proletariado se encuentra excluido de esa zona de valores celestes”.265¿En qué medida Contorno contribuyó en apuntalar la caída libre de la revista Sur? En realidad, es un producto generacional inevitable que tampoco había desatendido las tendencias europeas pero frente a otras necesidades políticas y también culturales se modernizaron, y en cierto aspecto y aunque suene contradictorio, Sur contribuyó en ello a partir de la difusión de los trabajos de Sartre publicados a comienzos de los cincuenta. No podemos aglutinar a los que conformaron Contorno dentro de una misma ideología, pero sí tenían en común la necesidad de un distanciamiento de la intelectualidad tradicional, de la generación del 25 que dominaba la escena cultural, dueños de un criterio conservador y liberal decimonónico. Mangone y Warley vislumbran la coexistencia de tres grupos fundamentales en la etapa inicial de la revista: el articulado alrededor de los hermanos Viñas, crítico del liberalismo en los planos historiográfico y político —crítica enraizada en la tradición familiar yrigoyenista—; el de Kusch y Solero, que prolongaba el irracionalismo intuitivo propuesto por Ezequiel Martínez Estrada en los años treinta y por Héctor Murena en los del peronismo, y el “existencialista-populista-izquierdista” de Correas, Masotta y Sebreli que promovía una articulación todavía confusa de Sartre con Hegel y Marx.266El final del peronismo y la efusión de la intelectualidad elitista fue el detonante perfecto para el antagonismo y la predica de un espacio antagónico del tradicional. Sur nunca revisó su postura, de hecho el entorno del grupo se replegó sobre sí mismo bajo el mismo concepto de ideas que manifestaron en el n° 237. Sobre el quehacer intelectual sostuvieron el criterio de Benda sobre el que proponía Sartre. En setiembre de 1957, Héctor Murena en sus “Notas sobre la crisis argentina” le contestaba a los que sostenían como criterio el compromiso del intelectual: “(...)Esto es lo que la política ha hecho con ellos. Les ha proporcionado una coartada, una disculpa. Sé que con el tiempo su resentimiento irá creciendo hasta volverse feroz. Por ahora llaman a su actitud <<comprometerse>>. Como si alguien que estudia a Platón o escribe un poema sobre la forma de las nubes no estuviera comprometido con la creación entera. Como si un artista o un filósofo pudiera ser un faccioso. En realidad, mis amigos se extravían porque el contorno social les permite lo que se les ocurra: tal como si no existieran. Incluso los aplaude. La atmósfera politizada encuentra excelente esta prostitución, este sordo aniquilamiento de los mejores. Aplaude a unos escritores que con su tarea insinúan que el escribir sólo tiene por objeto la redacción de panfletos y brulotes: la literatura y el arte constituyen una perversión innecesaria. (...)La política perturba, desquicia y altera el trabajo: en la cantidad y en la calidad. Aunque los políticos no tengan la culpa. Aunque no hagan más que dejarse llevar por la fatalidad histórica.(...) es necesaria una resistencia a la política. Suena a antipatriótico, a anticívico. Sí. Sin embrago, es imprescindible esa resistencia... Desoírla, darle la espalda...”267Esa visión fatalista y pesimista se contradecía completamente con la politización de grupos como Contorno y nacionalistas populares de izquierda que veían en Arturo Frondizi “la defensa de la causa popular” el avance necesario hacia un país desarrollista.268Contorno constituiría el germen de la, denominada por Terán, franja denuncialista269 que en los sesenta entrará en ebullición al ritmo de los cambios políticos y sociales que se llevaron a cabo en el mundo y repercutían en los conflictivos e impopulares gobiernos nacionales.
 (extraido de "La Rebelión de las letras" por el que viste y calza, disponible en Scribd)REFERENCIAS:
257 VIÑAS, I. “La traición de los hombres honestos” en Contorno. N° 1. Noviembre de 1953. p. 3.258 CROCE, M. Contorno. Izquierda y proyecto cultural. Buenos Aires. Colihüe. 1996. p. 39.259 GIGLI, A. “Victoria Ocampo: V. O.” en Contorno. N° 3. Setiembre de 1954. pp. 1 –2.260 “¿Cómo puede, pues, describir y fijar <<la experiencia subjetiva>> de la clase obrera? Para decirlotodo, la verdad de un movimiento dialéctico sólo puede establecerse de dos maneras: si se está entrenadoen el movimiento, la que decide es la praxis. La acción y la idea son una sola, la idea verdadera es unaacción eficaz. Si se está afuera de la acción e inmóvil, como está usted, entonces hay que estar colocadoexactamente al final de la historia. (...)...consecuencia necesaria de su quietismo. Poco importa que elmundo se salve o se pierda, con tal de que quede bien establecido que usted no ha tenido intervenciónen ello”. “Respuesta a Claude Lefort” en Les Temps Modernes. n° 89. Abril de 1953 en SARTRE, J.Problemas del marxismo II. Situations, VII. Buenos Aires. Losada. 2004. p. 16.261 TERÁN, O. Nuestros años sesenta. Buenos Aires. PuntoSur. 1991.262 CONTORNO. “Peronismo... ¿y lo otro?” en Contorno. N° 7 /8. Julio de 1956. p.1.264 SCALABRINI ORTIZ, R. “La oligarquía porteña, contra la nación y el pueblo” en Qué sucedió en 7días. N°198. Julio de 1958. en SCALABRINI ORTIZ, R. –JAURETCHE, A. Forjando una nación.Buenos Aires. Ediciones de la UNLa. 2007. Vol.2. pp. 305 –306.265 MASOTTA, O. “Sur o el antiperonismo colonialista” en Contorno. N° 7 /8. Julio de 1956.
266 MANGONE –WARLEY. “La modernización de la crítica: Contorno” en Capítulo: la historia de laliteratura argentina. Buenos Aires. CEAL. 1981.267 MURENA, H. “Notas sobre la crisis argentina” en Sur. N° 248. Setiembre –Octubre de 1957. p. 13.268 “Solo hay dos caminos: El país tiene que elegir entre el oficialismo continuista (Balbín) y la defensade la nación y el pueblo (Frondizi)enfatizaba la revista Qué sucedió en siete días, cuyo director RogelioFrigerio fue el nexo para realizar el pacto entre Perón y Frondizi que transfería el 25% de los votos enblanco del peronismo a favor del candidato de la UCRI que lo consagrará presidente de la Nación. Quésucedió... Año IV. N° 166. 21 de Enero de 1958.269 TERÁN, O. Op. Cit.