Muchos, entre ellos yo mismo, alaban la solución que se tomó en Islandia, el dejar quebrar a los bancos, no socializar las pérdidas y juzgar al gobierno por negligencia. Sin embargo, por muy bien que me parezca, de eso a pensar que en España podríamos hacer lo mismo, hay un trecho.
Hay gente que clama contra que se pague la deuda pública que endeuda por unos 27.000 euros a cada español, por mucho que tenga 20 minutos de vida y apenas le acaben de cortar el cordón umbilical.
Aunque expresar la renuncia a dicho pago sea un hermoso sueño, es del todo inviable. ¿Por qué?, ¿quién creéis que lo pasaría peor?
Del mismo modo que con la quita griega fueron los bancos alemanes y franceses los que más sufrieron (en teoría), con una quita de deuda española quienes más sufrirían serían los bancos españoles (obligados amistosamente a comprar para que en los periódicos aparezcan los titulares “España coloca con éxito…”) y la seguridad social. Si amigos, la seguridad social tiene su fondo de reserva completamente emponzoñado con la deuda pública del país.
De modo que, si se dejara de pagar la deuda, aparte de que nos cerrarían el grifo del crédito exterior, empezarían a caer bancos españoles (200.000 millones de euros de deuda pública que tienen en sus balances) y, de postre, la seguridad social.
Pensiones, prestaciones de desempleo, etc… todo al garete. La solución islandesa es muy poética, casi utópica. Lo único que podríamos hacer aquí sería juzgar a los responsables políticos, pero para eso nos faltan un buen par de narices.