Entre 1872 y 1873, Rimbaud consumia opio y hachis, por lo cual -segun el biografo Graham Robb- este poema es muy dificil de comprender. Existe un marcado contraste entre el nivel alucinógeno del segundo capítulo del poema, Mala sangre, y cualquier otro poema de Rimbaud, incluso en los que estaba completamente dominado por el hachís. El tercer capítulo, Noche del infierno, muestra un gran refinamiento en su sensibilidad. Las dos secciones del capítulo cuarto aplican este refinamiento para narrar sus confesiones personales y profesionales. Finalmente, a la edad de 19, Rimbaud empieza a pensar en su futuro; el capítulo introductorio sería el resultado de esta fase.
El poema consta de 9 partes, en las cuales se evidencian marcadas diferencias en el tono o comprension narrativa.***Te advierto que te encontraras con un universo paralelo, rayando la locura, la desazon y miserias humanas. Esto es lectura pesada y solo un tanto comprensible, si es que cabe la posibilidad, ya que a simple vista parecen los delirios de un enajenado. Y me pregunto: acaso lo era?. Una cosa es cierta, todos lo genios tienen algo de locos. Pero quien esta loco en realidad? Aquel que se atreve a expresar sus mas oscuros pensamientos e ideas, o aquellos que, al no comprenderlo, desdeñan su trabajo?. Si te atreves a leerlo solo ten en cuenta la vida de Rimbaud -si, todo lo que te imaginas y mucho mas-, muchas de sus lineas cobraran sentido. De todas maneras, bien vale la pena leerlo, ya que por algo fue catalogado como uno de los mas grandes poetas franceses.Como el texto completo es extenso y transcribirlo aqui haria de este post una interminable agonia, solo he tipeado el comienzo de cada parte del poema y creado una pagina para cada una de ellas. Solo haz click en cada enlace para leer todo el material. ***
Una Temporada En El Infierno De Arthur Rimbaud
Antaño, Si Mal No Recuerdo...
«Antaño, si mal no recuerdo, mi vida era un festín donde se abrían todos los corazones, donde todos los vinos fluían.Una noche, senté a la Belleza en mis rodillas. —Y la encontré amarga.— Y la injurié. Me armé contra la justicia. Y huí. ¡Oh brujas, oh miseria, oh aversión; sólo a vosotras os fue confiado mi tesoro! Logré desvanecer de mi espíritu toda humana esperanza. Sobre toda alegría, para estrangularla, realicé el sordo ataque de la bestia salvaje. Llamé a los verdugos para morir mordiendo la culata de sus fusiles. Invoqué a las plagas para asfixiarme con la arena, con la sangre. La desdicha fue mi dios. Me lancé contra el fango. El aire del crimen me secó. Le jugué malas pasadas a la locura.Y la primavera me dio la espantosa risa del idiota. Leer Texto CompletoLa Mala Sangre
De mis antepasados galos, tengo los ojos azul pálido, el cerebro pobre y la torpeza en la lucha. Me parece que mi vestimenta es tan bárbara como la de ellos. Pero yo no me unto de grasa la cabellera.
Los galos fueron los desolladores de animales, los quemadores de hierbas más ineptos de su época.Les debo: la idolatría y la afición al sacrilegio; ¡oh! todos los vicios, cólera, lujuria, la lujuria, magnífica; sobre todo, mentira y pereza. Siento horror por todos los oficios. Maestros obreros, todos campesinos, innobles. La mano en la pluma equivale a la mano en el arado. -¡Qué siglo de manos!- Yo jamás tendré una mano. Además, la domesticidad lleva demasiado lejos. La honradez de la mendicidad me desespera. Los criminales asquean como castrados: yo, por mi parte, estoy- intacto y eso me da lo mismo. ¡Pero!, ¿qué es lo que ha dotado a mi lengua de tal perfidia, para que hasta aquí haya guardado y protegido mi pereza? Sin ni siquiera servirme de mi cuerpo para vivir y más ocioso que el sapo, he subsistido dondequiera. No hay familia en Europa a la que no conozca. -Hablo de familias como la mía, que todo se lo deben a la Declaración de los Derechos del Hombre-. ¡He conocido cada hijo de familia! Leer Texto CompletoNoche Del InfiernoMe tragué un magnífico sorbo de veneno.— ¡Bendito sea tres veces el consejo que me dieron!— Las entrañas me queman. La violencia del veneno retuerce mis extremidades, me deforma, me tumba contra el suelo. Muero de sed, me sofoco, y no puedo gritar. ¡Es el infierno, el castigo eterno! ¡Miren cómo el fuego se aviva! Ardo como corresponde. ¡Continúa, demonio!
Pude entrever la conversión al bien y a la felicidad, la salvación. ¡Cómo describir la visión cuando el aire del infierno no permite himnos! Eran millones de criaturas encantadoras, un suave concierto espiritual, la fuerza y la paz, las nobles ambiciones, ¿qué sé yo?¡Las nobles ambiciones! ¡Y aún sigo con vida!— ¡Pero la condena es eterna! Un hombre que quiere mutilarse está completamente condenado, ¿verdad? Yo me creo en el infierno, luego estoy en él. Es la ejecución del catecismo. Soy esclavo de mi bautismo. Padres, ustedes provacaron mi desdicha y también la suya. ¡Pobre inocente!— El infierno no puede herir a los paganos.— ¡Y aún sigo con vida! Más tarde, las delicias de la condena serán más profundas. Un crimen, rápido, para que la ley humana me lance al vacío. Leer Texto CompletoDelirios I: La Virgen NeciaEl Esposo InfernalEscuchemos la confesión de un compañero del infierno:
«Oh divino Esposo, mi Señor, no rechacéis la confesión de la más triste de vuestras siervas. Estoy perdida. Estoy borracha. Estoy impura. ¡Qué vida!«¡Perdón, divino Señor, perdón! ¡Ah, perdón! ¡Cuántas lágrimas! ¡Y cuántas lágrimas pienso aún derramar!«Después, ¡conoceré al fin al divino Esposo! Pues nací sometida a Él. —¡El otro puede golpearme hasta mientras!«¡Por el momento, estoy atrapada en lo más profundo de este mundo! ¡Oh amigas mías...! No, no sois mis amigas... Jamás delirios ni torturas semejantes ... ¡Qué estupidez!«¡Ah! cuánto sufro, cuánto grito. Realmente estoy sufriendo. Y sin embargo, ya todo me está permitido, pues todo se le permite a la que va cargada del desprecio de los más despreciables corazones. Leer Texto CompletoDelirios II: Alquimia Del VerboAhora yo. La historia de una de mis locuras.
Desde hacía largo tiempo, me jactaba de poseer todos los paisajes posibles, y encontraba irrisorias las celebridades de la pintura y de la poesía moderna. Me gustaban las pinturas idiotas, dinteles historiados, decoraciones, telas de saltimbanquis, carteles, estampas populares; la literatura anticuada, latín de iglesia, libros eróticos sin ortografía, novelas de nuestras abuelas, cuentos de hadas, libritos para niños, óperas viejas, canciones bobas, ritmos ingenuos. Soñaba con cruzadas, con viajes de descubrimientos de los que no hay relatos, con repúblicas sin historia, guerras de religión sofocadas, revoluciones de costumbres, desplazamientos de razas y de continentes: creía en todos los encantamientos. ¡Inventé el color de las vocales! -A negra, E blanca, I roja, O azul, U verde-. Reglamenté la forma y el movimiento de cada consonante y me vanagloriaba de inventar, con ritmos instintivos, un verbo poético accesible, cualquier día, a todos los sentidos. Me reservaba la traducción. Al principio fue un estudio. Yo escribía silencios, noches, anotaba lo inexpresable. Fijaba vértigos. Leer Texto CompletoLo Imposible¡Ah! Aquella vida de mi infancia, la gran ruta a través de todos los tiempos, sobrenaturalmente sobrio, más desinteresado que el mejor de los mendigos, orgulloso de no tener ni país ni amigos, qué estupidez más grande. —¡Y sólo ahora me doy cuenta!
—Tuve razón al despreciar a esos hombres simplones que no perderían la ocación de una caricia, parásitos de la limpieza y de la salud de nuestras mujeres, hoy en día que ellas coinciden tan poco con nosotros.Tuve razón en todos mis desdenes: ¡y es obvio al ver que me evado!¡Me evado! Me explico. Leer Texto CompletoEl Relámpago¡El trabajo humano es la explosión que ilumina mi abismo de cuando en cuando!
«Nada es vanidad; en marcha hacia la ciencia, ¡y adelante!» grita el Eclesiastés moderno, lo que quiere decir Todo el mundo. Y sin embargo los cadáveres de los malvados y de los vagos caen sobre el corazón de los otros... ¡Ah, rápido, un poco más rápido!; allá, más allá de la noche, esas recompensas futuras, eternas... ¿podremos esquivarlas...?—¿Qué puedo hacer yo? Conozco el trabajo; y la ciencia es demasiado lenta. Que la plegaria galope y que la luz retumbe... me parece bien. Es demasiado sencillo, y hace demasiado calor; de seguro continuarán sin mí. Yo tengo mi deber y me enorgulleceré del mismo modo que muchos, dejándolo de lado. Mi vida está gastada. ¡Vamos! ¡Finjamos, vaguemos, oh piedad! Y existiremos divirtiéndonos, soñando con amores monstruosos y universos fantásticos, quejándonos y reclamando las apariencias del mundo, saltimbanqui, mendigo, artista, bandido,— ¡sacerdote! En mi cama de hospital, el intenso olor del incienso me ha vuelto a envolver; guardián de los aromas sagrados, confesor, mártir... Leer Texto CompletoMañana¿No tuve acaso una vez una juventud amable, heroica, fabulosa, digna de escribirse en hojas de oro? —¡Demasiada suerte! ¿Por culpa de qué crimen, de qué error, me hice merecedor a mi debilidad actual? Vosotros que sostenéis que las bestias sollozan de pena, que los enfermos desesperan, que los muertos tienen pesadillas, intentad relatar mi sopor y mi caída. Porque en cuanto a mí, yo ya no puedo expresarme más que como el mendigo con sus continuos Pater y Ave María. ¡Ya ni siquiera sé hablar!No obstante, hoy por fin, creo haber terminado la narración de mi infierno. Era sin duda el infierno; el antiguo, aquel donde el hijo del hombre abrió las puertas. Leer Texto CompletoAdiós
¡Otoño ya! — Pero por qué echar de menos un sol eterno si nos hemos comprometido al descubrimiento de la claridad divina, — lejos de las personas que mueren con las estaciones.
Otoño. Nuestra barca elevada en las brumas inmóviles gira hacia el puerto de la miseria, la ciudad enorme con cielo manchado de fuego y barro. ¡Ah, los harapos podridos, el pan empapado por la lluvia, la ebriedad, los mil amores que me han crucificado! Así que no hallará su fin esa necrófaga reina de millones de almas y cadáveres que serán juzgados! Ya me vuelvo a ver con la piel roída por el fango y la peste, con gusanes atestando los cabellos y las axilas y con otros aún más gruesos en el corazón, dejado entre los desconocidos sin edad, sin sentimiento... Habría podido morir allí... ¡Qué horrible evocación! Desprecio la miseria.¡Y temo el invierno porque es la estación de la comodidad! Leer Texto CompletoTodo el texto está disponible bajo la Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0; pueden aplicarse términos adicionales. Véase Términos de uso para más detalles. Fuente