Me levanto, me quito el sombrero, hago unas cuantas reverencias y aplaudo. Lo que has leído es así. No tiene más. Una tienda, concretamente Heilige & Sünder (Luisi para los amigos), ha sacado 50 tarjetas, a las que han llamado “Black Card” y se las han mandado a 50 clientes preferentes. “Una tarjeta tan ‘en negro’ como las otras black cards del mercado, que bien conoces”.
Las ventajas, como te podrás imaginar, ¡son muchas!: es una tarjeta no declarada, por lo que no figurará en ningún fichero contable; sólo es válida para productos caros; sirve para compras confidenciales porque no dejará ni rastro en la cuenta y, por supuesto, ¡está libre de IVA! Además, te dan la opción de llevarte el producto sin pagar y hacerlo pues… bueno, cuando se entere la gente de que lo tienes. ¡Ay, puñemas, acabo de tener un déjà vu y no caigo en por qué!
La campaña, llamada ”Caprichos VIP que no se pagan”, es obra de Slump, una agencia de comunicación que ha de estar más que contenta con el cliente que tienen, porque les deja hacer y, encima, es un cachondo mental… Espera, espera ¿¡¡Ese tipo de cliente existe!?!! Parece ser que sí, porque cuando le preguntan a Emilio Fernández, propietario de la marca, el por qué de esta promoción tan especial, responde “porque las tarjetas regalo o los descuentos directos no llegan a ser, ni de lejos, tan atractivos como las condiciones de las black cards”. Ay, querido Emilio, ¡si tú supieras! Ahora mismo (nos) tienes a los creativos de media España mirándote con ojitos vidriosos y una boca rebosante de baba.
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