Una tienda en paris

Publicado el 25 marzo 2015 por Aleon @Aleonpizarro
de Maxim Huerta.

Título: Una tienda en París.Autor: Maxim Huerta.Editorial: Martínez Roca, 2013.Páginas: 352.
Resumen oficial.
¿Alguna vez has pensado empezar de cero en otra ciudad? Fue entonces cuando todo cambió. Justo al acercarme a aquel viejo cartel de madera escrito en francés que vendían en un anticuario improvisado de Madrid. 
Aux tissus des Vosges, Alice HUMBERT, nouveautés. 

Entré sin decir nada. Tenía la mirada perdida del que logra lo que quiere. En pocos segundos presentí un vuelco y una irreprimible necesidad de cambiar de vida. 
Traducido quería decir: tejidos de los Vosgos, Alice Humbert, novedades. Significaba más, mucho más...
Màxim Huerta nos transporta al París de los felices años veinte de la mano de dos mujeres maravillosas, irresistibles y arrebatadoras. Una novela conmovedora, sensible y terriblemente sentimental que te hará soñar. 
Impresión personal.
No hay nada más bonito que estar en medio de tus sueños y sentir que no duermes, que sigues despierta. 

Leí por primera vez a Máxim Huerta el año pasado con su libro "La noche soñada", un libro muy tierno que me gustó mucho, sobre todo, su manera de contar las cosas por muy banales que puedan ser o parecer. También tenía la suerte (y la tengo aún) de que no sabía que este autor era "famoso" por otros motivos, algo que muchas veces nos hace tener prejuicios, justificados o no, sobre este tipo de autores. Como esta primera lectura me había gustado mucho, no tuve ninguna duda en volver a repetir con el autor, algo que volveré hacer porque sinceramente Maxim escribe muy "bonito", muy bien estructurado y con un tipo de vocabulario en el que es todo un gusto detenerse para paladearlo despacio y sacarle el máximo jugo. Aunque soy muy amante de la tensión y de la acción, de esos ritmos trepidantes que suelen tener los buenos thriller, sentarme ante un libro de Maxim Huerta significa sentarme ante el sosiego bien administrado, ante una buena "comida" literaria donde no es tan importante el menú sino los condimentos tan suaves que lo acompañan. Lo que escribe Maxim resulta relevante no por la trama o la historia que nos está contando, sino, sobre todo, por la forma que tiene de contarla.
Con Una tienda en Paris me ha ocurrido precisamente esto. Es una novela que sin tener o contarnos una historia excesivamente relevante, más allá de reflejarnos una época concreta en París que me ha resultado muy interesante, la manera en que Máxim me sitúa en los ambientes y escenarios de la novela, además de esa manera tan nebulosa de tratar a los personajes impregnándoles de un halo de misterio personal a mi personalmente me cautiva y me mantiene pendiente de cada página, pero con el sosiego necesario.
La novela se desarrolla en dos épocas o hilos temporales en la ciudad de París: durante los años 20, en el periodo de entreguerras y en la época actual, aunque también en Madrid. Del Paris actual apenas se refleja claramente la ambientación, más allá de las descripciones que se realizan de la tienda en la actualidad y del proceso de reforma que la protagonista realiza. Pero la ambientación del París de los años 20 me ha resultado exquisita. Un París bohemio, de una alegría desenfrenada e inocente que apenas vislumbra en el horizonte lo que está por llegar y, sobre todo, un París lleno de artistas, músicos y "culturetas" que le dan al ambiente, en muchas ocasiones, una aire plagado de melancolía y ensueño, a la vez que llenan de desenfreno, goce y rebeldía las noches parisinas.
En estos dos líneas temporales, destacan como protagonistas principales dos mujeres con fuertes limitaciones de personalidad: Teresa, en el tiempo actual, y Alice, en el pasado. Ninguna de las dos mujeres han sido "santos de mi devoción" en relación con su manera de acometer algunas cuestiones que les acontecen en la vida o, incluso, en relación con su carácter, pero lo cierto es que son dos personas muy bien definidas y muy reales. Teresa, es una mujer, que tras la muerte de su madre en su infancia, pasa a depender de su tía, hermana gemela de su madre. Gemela en cuanto a físico porque la mujer es una especie de "señorita Rotenmeyer" que le ha amargado la vida y la ha convertido en una mujer aparentemente vacía y sin capacidad alguna de decisión sobre su futuro. En ocasiones, la descripción de la tía me traía también a la cabeza a la Señora Danvers de Rebeca y, por eso, Teresa me ponía de los nervios, igual que la nueva Sra. de Winter, por su servilismo y su debilidad. Especialmente, me ha gustado el despertar de esta mujer, con todas sus dudas y todos sus miedos, pero despierta por fin de lo que había sido hasta el momento, su pesadilla vital.
¿Y Alice? Una mujer hermosa, cautiva de su tiempo y de su belleza, que procediendo de una familia que vive en la extrema pobreza, consigue gracias a la venta de su cuerpo rodearse de "la crème de la crème" del mundillo cultural y artístico de Paris, renunciando a su familia y, sobre todo, a su madre, algo de lo que se arrepentirá siempre. Junto a Alice se pueden encontrar artistas como Modigliani o Kisling, este último, digno de ser odiado si lo que refleja la novela es cierto. Lo dicho, la historia de Alice, que es la más relevante de la novela, sin ser una historia que destaque especialmente, está tan rodeada de ese halo de melancolía en un Paris tan exultante, que la propia Alice parece una mujer especial. Y, realmente no lo es, pero Maxim escribe de tal modo que el misterio y la niebla impregna todo lo que hacen o piensan sus personajes.
En conclusión, de nuevo Máxim Huerta ha vuelto a enamorarme con su forma de contar y escribir historias, de convertir lo normal o lo no relevante en una historia digna de leerse. Y no menos importante en mi caso, ha conseguido sosegarme y que disfrute con la tranquilidad que requiere una novela tan ricamente escrita.