Una UPyD líder para un país que no cierra

Publicado el 01 enero 2016 por Manuelvicente

El momento histórico de desgobierno que padece España otorga a UPyD la inmensa tarea de plasmar en opción preferente para los españoles el proyecto político ideado con principal protagonismo por Rosa Díez, la mejor política que ha habido en España en la reciente democracia. El liderazgo que España necesita para superar la actual lucha de clases se encuentra en el Manifiesto Fundacional de UPyD y en las resoluciones políticas aprobadas en su Primer Congreso, y renovadas en el Segundo. De ese proyecto líder manan las propuestas recogidas en el último programa electoral con el que UPyD se ha presentado el 20-D ante los españoles con escaso éxito, lo cual no resta ni un ápice de validez a dichos planteamientos.

Ahí, precisamente, estriba la enorme dificultad del reto, en ser capaces de resumir ese proyecto líder en un discurso atrayente para los españoles pronunciado por personas capaces de emocionarles y merecedoras de ser depositarios de su confianza. Esa meta está actualmente muy lejana del punto de partida en el que nos encontramos. Aunque sean muchos los aspectos beneficiosos que aparecen en el camino en forma de deterioro e inconsistencia ideológica de otras formaciones políticas, no parece oportuno que se desvíe nuestra atención del objetivo único que tenemos por delante, por lo que conviene iniciar la actuación con celeridad para que el alejamiento de UPyD de la escena política no sea irreversible. En este momento crucial en el que se encuentra España, UPyD tiene que rebelarse contra el papel asignado en las últimas consultas electorales, para lo cual dispone de instrumentos institucionales suficientes como son los escaños en el Parlamento Europeo y las concejalías repartidas por toda España.

Es urgente poner en marcha una acción coordinada de todos nuestros representantes institucionales que ponga de manifiesto los valores de nuestro proyecto que mejor encajan con las demandas de la sociedad española: defensa de la unidad de España, iniciativas solidarias con sectores desfavorecidos, reformas que impidan los abusos de poder de los poderes económicos, etc. Sólo la actividad en las instituciones en las que UPyD está presente podrá servir de motivo para la ineludible presencia en los medios de comunicación, de los cuales debemos reclamar atención con acciones positivas, atractivas, interesantes, y con portavoces capaces de captar la atención de la audiencia. De ahí ha de partir la energía que llegue hasta las bases del partido a través de cauces ágiles, para lo cual es ineludible iniciar de una vez por todas la fase de estabilización de las estructuras internas elegidas libre y democráticamente por la militancia con arreglo a lo dispuesto en nuestros estatutos. En ese punto, será muy conveniente favorecer el funcionamiento autónomo de las agrupaciones locales y provinciales para propiciar el necesario enraizamiento del proyecto en su entorno cercano y la ampliación de la base militante como elemento fundamental para la imbricación de UPyD con la sociedad a la que se debe.

Hacer de UPyD un partido vivo, activo, dinámico, conlleva riesgos pero más arriesgado es dejar a España desgobernada e inmersa en una lucha de clases en la que tiene más opciones de ganar quien más interés tiene en la desestabilización y el caos. No afrontar este reto sería una tremenda irresponsabilidad de todos los que formamos parte de UPyD.